Capítulo 49
El Mesías será una luz para las naciones y pondrá en libertad a los cautivos — Israel será recogido con poder en los últimos días — Reyes serán los ayos de Israel — Compárese con 1 Nefi 21.
1 Oídme, oh islas, y escuchad, pueblos lejanos: Jehová me llamó desde el vientre; desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria.
2 Y puso mi boca como espada aguda; me cubrió con la sombra de su mano, y me puso por saeta bruñida; me guardó en su aljaba.
3 Y me dijo: Mi siervo eres tú, oh Israel; en ti seré glorificado.
4 Pero yo dije: Por demás he trabajado; en vano y sin provecho he agotado mis fuerzas. Ciertamente mi juicio está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios.
5 Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para hacer volver a él a Jacob. Aunque Israel no sea congregado, aun así seré estimado ante los ojos de Jehová, y mi Dios será mi fortaleza.
6 Y dijo: Poco es que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob y para restaurar a los preservados de Israel; también te daré como luz a las naciones, para que seas mi salvación hasta el extremo de la tierra.
7 Así ha dicho Jehová, el Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado del hombre, al abominado de la nación, al siervo de gobernantes: Reyes lo verán y se levantarán; príncipes también, y adorarán, a causa de Jehová, que es fiel, el Santo de Israel, el cual te escogerá.
8 Así ha dicho Jehová: En el tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré y te daré por convenio del pueblo, para establecer la tierra, para hacer heredar las desoladas heredades,
9 para decir a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Manifestaos. En los caminos serán apacentados y en todas las cumbres tendrán sus pastos.
10 No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará y los conducirá junto a manantiales de aguas.
11 Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán elevadas.
12 He aquí, estos vendrán de lejos; y, he aquí, otros del norte y del occidente, y estos de la tierra de Sinim.
13 Cantad alabanzas, oh cielos, y regocíjate, oh tierra; y prorrumpid en cantos de alabanzas, oh montes, porque Jehová ha consolado a su pueblo y de sus pobres tendrá misericordia.
14 Pero Sion dijo: Jehová me ha desamparado, y mi Señor se ha olvidado de mí.
15 ¿Acaso se olvidará la mujer de su niño de pecho y dejará de compadecerse del hijo de su vientre? Pues, aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti.
16 He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada; delante de mí están siempre tus muros.
17 Tus hijos se apresurarán; tus destructores y tus asoladores se alejarán de ti.
18 Alza tus ojos y mira alrededor; todos estos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como vestidura de adorno, serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia.
19 Porque tus ruinas, y tus lugares desolados y tu tierra destruida ahora serán demasiado estrechos a causa de los moradores; y los que te devoraban serán alejados.
20 Los hijos que tendrás, después de haber perdido a los primeros, dirán otra vez a tus oídos: Estrecho es para mí este lugar; apártate, para que yo more en él.
21 Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró a estos? Porque yo había perdido a mis hijos y soy estéril; estoy cautiva y ando errante. ¿Quién, pues, crio a estos? He aquí, yo fui dejada sola; ¿dónde estaban estos?
22 Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo alzaré mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi estandarte; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán llevadas en hombros.
23 Y reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra se postrarán ante ti y lamerán el polvo de tus pies; y sabrás que yo soy Jehová, porque no serán avergonzados los que esperan en mí.
24 ¿Será quitado el botín al poderoso? O, ¿serán liberados los cautivos legítimos?
25 Pero así dice Jehová: Aun los cautivos le serán quitados al poderoso, y el botín será arrebatado al tirano; y yo contenderé con el que contienda contigo, y yo salvaré a tus hijos.
26 Y a los que te oprimen haré comer su propia carne, y con su propia sangre serán embriagados como con vino; y conocerá toda carne que yo, Jehová, soy tu Salvador y tu Redentor, el Fuerte de Jacob.