Los himnos y otra música adecuada, ya sea instrumental o cantada, son importantes en las reuniones de la Iglesia, en el hogar y en la vida personal. En una revelación al profeta José Smith, el Señor dijo: “Porque mi alma se deleita en el canto del corazón; sí, la canción de los justos es una oración para mí, y será contestada con una bendición sobre su cabeza” (D. y C. 25:12).
De la importancia de los himnos, la Primera Presidencia ha dicho lo siguiente:
Los himnos en las reuniones de la Iglesia
“La música inspiradora es una parte esencial de nuestras reuniones de la Iglesia. Los himnos invitan la presencia del Espíritu del Señor, inducen a la reverencia, nos ayudan a sentirnos más unidos y nos dan la oportunidad de alabar al Señor” (“Prólogo de la Primera Presidencia”, Himnos, pág. IX).
Los himnos en la familia
“La música tiene un poder ilimitado para influir en la familia y motivarla a ser más devota y espiritual. Como Santos de los Últimos Días debemos llenar nuestra casa de música que nos inspire” (“Prólogo de la Primera Presidencia”, Himnos, pág. X).
Los himnos en nuestra vida personal
“Los himnos pueden beneficiarnos en forma individual porque nos dan ánimo, valor y el empuje para que actuemos correctamente; nos llenan el alma de pensamientos celestiales y nos dan paz espiritual… Aprendámoslos de memoria, reflexionemos en lo que dicen, recitemos o cantemos la letra y permitamos que nos nutran espiritualmente” (“Prólogo de la Primera Presidencia”, Himnos, pág. X).