La música apropiada es una parte vital de las reuniones de la Iglesia, particularmente de las reuniones sacramentales. La música que se selecciona cuidadosamente y que se presenta debidamente puede realzar en gran manera el espíritu de adoración. La música debe ser propicia para la adoración y adecuada al espíritu de la reunión. Los líderes del sacerdocio determinan qué es lo apropiado…
Los himnos son la música básica de los servicios de adoración y constituyen el estándar para el canto de toda la congregación. Además, se pueden utilizar otras selecciones apropiadas como música de preludio y postludio, música de coro y presentaciones musicales especiales. Si se utilizan otras selecciones musicales aparte de los himnos, éstas deben estar en conformidad con el espíritu de los himnos. Los textos deben ser doctrinalmente correctos (véase “Himnos para congregaciones”, Himnos, págs. 262–264).
La música secular no debe reemplazar la música sagrada en las reuniones dominicales. Cierta música de orientación religiosa presentada con un estilo popular no es apropiada para las reuniones sacramentales. Además, mucha música sagrada que es adecuada para conciertos y recitales no es apropiada para un servicio de adoración de los Santos de los Últimos Días.
La música de las reuniones de la Iglesia no debe ser para atraer la atención hacia la persona ni utilizarse como exhibición. Esta música es para adoración, no para actuación.
Los órganos y los pianos, o sus equivalentes electrónicos, son los instrumentos estándar que se utilizan en las reuniones de la Iglesia. Si se emplearan otros instrumentos, su uso debería estar en conformidad con el espíritu de la reunión. Los instrumentos que tengan un sonido más notorio o menos apropiado para la adoración, como la mayoría de los instrumentos de metal y de percusión, no son apropiados para la reunión sacramental.
El acompañamiento en vivo normalmente se utiliza en la reunión sacramental y en otras reuniones del barrio. Si no se dispusiera de piano, órgano, pianista ni organista, se pueden utilizar grabaciones apropiadas. La música en las reuniones de la Iglesia por lo general se debe cantar en el idioma de la congregación.
Elementos musicales estándar en los servicios de adoración de la Iglesia
Música de preludio y de postludio
La música apacible de preludio y de postludio crea un ambiente de adoración que invita al Espíritu a las reuniones de la Iglesia. El organista o pianista por lo general toca himnos u otra música apropiada durante aproximadamente cinco a diez minutos antes y después de una reunión. Tocar himnos puede ayudar a los miembros a repasar en su mente las enseñanzas del Evangelio.
Canto de la congregación
El canto de los himnos da realce a la mayoría de las reuniones de la Iglesia. La música proporciona un medio fundamental mediante el cual los miembros participan en los servicios de adoración de la Iglesia. El canto de la congregación tiene un poder singular que muchas veces no se aprovecha al máximo para unir a los miembros cuando adoran juntos. Según sea apropiado, un líder del sacerdocio puede pedirle a la congregación que se ponga de pie para cantar un himno intermedio o un himno nacional (véase Manual de instrucciones 2, 14.4.3).
Selecciones musicales especiales
Las selecciones musicales las pueden presentar los coros, solistas vocales o instrumentales y grupos pequeños. Se pueden utilizar himnos y otras selecciones apropiadas.