Barbara W. Winder dijo al ser llamada como la decimoprimera Presidenta General de la Sociedad de Socorro: “Deseo y anhelo que estemos unidas, que seamos una con el sacerdocio, para servir y edificar el reino de Dios aquí, en esta época, y dar a conocer el gozo del Evangelio a los que tanto lo necesitan. Éste es Su reino. Tenemos la gran responsabilidad de proclamarlo”1.
La controversia sobre la Enmienda de Igualdad de Derechos de la década de 1970 había dividió a las mujeres de los Estados Unidos. La década de 1980 trajo más tolerancia. “Es tiempo de sanar”, dijo la hermana Winder, “es tiempo de unir a las mujeres con las mujeres y a las mujeres con los hombres. Podemos tener unidad en la diversidad y diversidad en la unidad. No tenemos que ser la una como la otra para disfrutar de la hermanad”2.
Barbara aprendió pronto mediante su propia experiencia el valor del programa de maestras visitantes de la Sociedad de Socorro y cómo el centrarse en servirse unas a otras puede bendecir vidas. Llevaba casada once meses cuando nació su primer bebé. “Un día, justo después de llevar el bebé a casa”, recuerda ella, “yo tenía mucha fiebre. Richard estaba trabajando. No tenía automóvil ni teléfono y estaba muy asustada”. Por suerte, sus maestras visitantes pasaron por allí y le ofrecieron la ayuda que necesitaba3.
“Es de vital importancia que cada hermana tenga maestras visitantes”, enseñó la hermana Winder, “a fin de comunicarle que se le necesita y que alguien la ama y piensa en ella. Pero igualmente importante es la forma en que la maestra visitante progresa en la práctica de la caridad. Al darles asignaciones como maestras visitantes, les brindamos la oportunidad de desarrollar el amor puro de Cristo, el cual puede erigirse en la bendición más grande de su vida”4.
Infancia
Barbara Woodhead nació el 9 de mayo de 1931 en Midvale, Utah. Fue la mayor de los cuatro hijos de Marguerite Hand y Willard Verl Woodhead. Debido a que su madre tenía que trabajar, a menudo ella cuidaba de sus hermanos. Barbara da crédito a sus padres por enseñarle compasión cuando alojaban y atendían a miembros de la familia mientras ella crecía. Aunque los padres de Barbara no eran miembros activos hasta que ella fue adulta, la alentaban para que asistiera a la Iglesia, y ella quería ir. Una maestra de la Primaria fue quien la llevó a la Iglesia y a su bautismo5.
Matrimonio y familia
Barbara estaba estudiando economía doméstica en la Universidad de Utah cuando conoció a Richard William Winder. Se comprometieron menos de tres semanas después y se casaron el 10 de enero de 1951 en el Templo de Salt Lake. En la misma calle donde la familia Winder crió a sus cuatro hijos vivían diecinueve primos. “Fue una verdadera fuente de fortaleza el tenernos unos a otros”, dijo6. Su segunda hija, Susan W. Tanner, prestó servicio como la decimosegunda Presidenta General de las Mujeres Jóvenes.
Puntos destacados en la Sociedad de Socorro
Durante la administración de Barbara, las oficinas generales de las Mujeres Jóvenes y la Primaria se trasladaron al Edificio de la Sociedad de Socorro. Las organizaciones auxiliares ya no trabajarían por separado sino juntas por medio del sacerdocio para tratar las necesidades de los niños, las jovencitas y las mujeres adultas de la Iglesia. Las presidentas de las organizaciones auxiliares viajaron juntas por primera vez a otros países. En circunstancias difíciles, las cartas y las llamadas telefónicas se convirtieron en métodos aceptables del programa de maestras visitantes.
Barbara fue relevada como presidenta general cuando su esposo fue llamado como presidente de la nueva Misión Checoslovaquia Praga desde 1990 a 1993. Los Winder prestaron servicio como líderes de los misioneros del Centro de Historia Familiar y después como el primer presidente y la primera directora de las obreras del Templo de Nauvoo, Illinois desde 2002 hasta 2004.
Notas
- Barbara W. Winder, “Hijas en Mi reino”, pág. 154.
- En Janet Peterson y LaRene Gaunt, Faith, Hope, and Charity, 2008, pág. 218.
- Véase Jan Underwood Pinborough, “Barbara Woodhead Winder: A Gift of Loving”, Ensign, octubre de 1985, pág. 30.
- Barbara W. Winder, “Hijas en Mi reino”, pág. 134.
- Véase Peterson y Gaunt, Faith, Hope, and Charity, págs. 204–207.
- Gerry Avant, “A Woman with Purpose,” Church News, 6 de mayo de 1984, pág. 14.
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