El presidente Boyd K. Packer cumple 90 años
Por Gerry Avant, editor de Church News
“No fuimos conscientes del paso de los años. No había nada que pudiéramos hacer para detener el tiempo. Tratamos de llenarlo con una vida útil …Noventa años. Siento que no podemos malgastar el tiempo. Siempre parece que tenemos prisa, que hay algo que necesitamos llevar a cabo”. —Presidente Boyd K. Packer, del Quórum de los Doce
Hace cinco años, cuando el presidente Boyd K. Packer cumplió 85 años, un amigo le dijo que si seguía teniendo cumpleaños lo haría muy mayor.
“Lo hice y lo soy”, dijo el presidente Packer al hablar con el periódico Church News acerca de su 90 cumpleaños el 10 de septiembre.
Una insólita mañana fría de agosto, mientras el presidente Packer y su esposa, Donna Smith Packer, se encontraban sentados cerca de una chimenea encendida de su casa, se pusieron a reflexionar acerca del paso de los años que lo habían llevado a él hasta el umbral de su décima década de vida.
“Es increíble”, dijo, lo rápido que han pasado los años. “De pronto, (su 90 cumpleaños) está aquí. No fuimos conscientes del paso de los años. No había nada que pudiéramos hacer para detener el tiempo. Tratamos de llenarlo con una vida útil …Noventa años. Siento que no podemos malgastar el tiempo. Siempre parece que tenemos prisa, que hay algo que necesitamos llevar a cabo”.
El presidente Packer, quien es Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo que no cree en mirar al pasado, deseando que pidiera recuperar el tiempo perdido o hacer las cosas de manera diferente.
“Estoy muy contento con lo que ha sucedido”, dijo.
La mayoría de las satisfacciones de él y de su esposa provienen de su familia compuesta de 10 hijos, 60 nietos y 103 bisnietos.
El presidente Packer dijo que ahora que todos sus hijos han crecido, regresan, con sus propios hijos y nietos.
“Para ayudarnos”, dijo la hermana Packer. “Cuando se es mayor, a veces se tienen pequeños problemas. La poliomielitis le ha vuelto al [presidente Packer], y él está en silla de ruedas”.
La poliomielitis a la que se refirió la hermana Packer aquejó a su esposo cuando era un niño pequeño de sólo cinco años, el décimo de los once hijos que tuvieron Ira y Emma Packer. Le habían diagnosticado neumonía, que le impidió caminar por un tiempo. No fue sino hasta después de que él sirvió como piloto en la fuerza aérea del ejército de Estados Unidos, durante la Segunda Guerra Mundial y estaba sufriendo un dolor intenso, que una radiografía total de su cuerpo demostró la evidencia de poliomielitis en los huesos deformados de sus rodillas y cadera.
Si tan sólo se pudiera escoger una palabra para identificar al presidente Packer, sería “maestro”. Ha sido un maestro en su hogar, en su carrera como maestro de seminario y administrador, como presidente de misión y como Autoridad General, así como amigo y vecino.
“Yo he tenido un gran deseo, dar todo lo que tengo en cuanto a conocimiento y testimonio”, dijo.
Él espera sólo una cosa de aquellos a quienes él ha enseñado y sigue enseñando: “Es lo mismo que he deseado para mis hijos: que tengan un testimonio del Evangelio”.
En particular le gusta enseñar acerca del Libro de Mormón, algo de lo que “fue consciente” mientras prestaba servicio en las fuerzas armadas durante la Segunda Guerra Mundial. “Fue una gran y decisiva experiencia. Pasé cinco años sirviendo en la fuerza aérea. Devoré prácticamente el Libro de Mormón y llegó a quedar grabado en mi alma”.
Como joven maestro de seminario en Brigham City, siguió los cursos de estudio de la Iglesia en la enseñanza del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y la Historia de la Iglesia, y luego añadió una clase de seminario matutino sobre el Libro de Mormón. Cuando pasó a ser supervisor de Seminario e Institutos, el Libro de Mormón llegó a ser parte de los cursos de estudio de seminario.
Aun cuando al presidente Packer se le define como maestro, es a la vez un estudiante constante. Él ha aprendido no sólo para su propia edificación, sino también para beneficio de la Iglesia. Entre sus numerosas asignaciones como miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, al cual se le sostuvo en 1970, estuvo trabajando en “el paquete de las Escrituras”, la base de datos que permite computarizar las búsquedas en las Escrituras.
El ver la facilidad con la que se pueden buscar pasajes de las Escrituras, por lo tanto, el promover el conocimiento del Evangelio y aumentar la fe y el testimonio, es una de las gratificaciones por sus esfuerzos.
El presidente Packer basa sus enseñanzas en las Escrituras y las verdades del Evangelio. Él ha adquirido una reputación de alguien que “dice lo que es”, sin importar lo que puedan decir los críticos.
Él dijo que no le importa cómo se le recordará o si las personas están de acuerdo con él. “Si empiezas a jugar con la audiencia, entonces no eres sincero”, declaró.
La hermana Packer dijo que él está muy consciente de lo que es un siervo del Señor y que debe escuchar los susurros del Espíritu. “A veces se necesita valor para decir algunas de las cosas que él siente que tiene que decir, pero eso es lo que la gente necesita”, dijo ella. “La gente no lo conoce sólo por haberlo visto en el púlpito. Él tiene un gran sentido del humor. Ha sido un muy buen padre, sin dominar en ningún sentido. Él es simplemente un hombre amoroso, considerado y atento con todos nosotros”.
El sentido del humor del presidente Packer se demostró cuando comentó acerca de por qué él enseña como lo hace: “¡No quiero que cometan el mismo error solamente una vez!”.
Un compañero dijo: “Nunca lo he visto expresar ira, pero le he visto mostrar pesar”.