El presidente Eyring dedica un templo en Indiana, también llamado “la encrucijada de Estados Unidos”
Por Sarah Jane Weaver, editora adjunta de Church News
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INDIANAPOLIS, INDIANA
Debido a la intersección de carreteras importantes, ferrocarriles y vías fluviales en Indiana, el estado siempre ha sido apodado “la encrucijada de Estados Unidos”.
Es un apodo que representa la zona central del estado, no solamente como un centro de transporte, sino también como un lugar de recogimiento para las personas que provienen de diferentes culturas, entornos y religiones, dijo el élder Paul H. Sinclair, quien ha vivido en Indiana durante los últimos 23 años.
“No es solo una encrucijada en el mapa”, dijo, rindiendo homenaje a la diversidad étnica, cultural y religiosa en el estado. Las personas que llegan a Indiana traen experiencias que fortalecen a las tradiciones locales.
Esto hace que el estado —que alberga a personas provenientes de 120 países diferentes— sea “un lugar muy diverso para vivir”, explicó.
El Templo de Indianápolis, Indiana, que fue dedicado en tres sesiones el 23 de agosto, será parte de la rica cultura e historia de Indiana.
“El templo será uno de esos lugares de recogimiento en la encrucijada”, dijo el élder Sinclair, Setenta de Área y presidente del comité local del templo. “Vendrán [al templo] personas de todas partes”.
El presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, dedicó el templo de 3 159 metros cuadrados, es el templo número 148 en funcionamiento en todo el mundo y el primero en Indiana.
El templo, ubicado en Carmel, Indiana, fue anunciado por el presidente Thomas S. Monson en la Conferencia General de octubre de 2010; la construcción comenzó en el sitio en septiembre de 2012. El templo servirá a más de 30 000 Santos de los Últimos Días de 9 estacas.
Antes de dedicar el templo, el presidente Eyring —a quien lo acompañaron a Indiana el élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y otras Autoridades Generales— saludó a los miembros de la Iglesia que se reunieron en los jardines del templo y puso el mortero en la piedra angular del templo.
El élder Kent F. Richards, de los Setenta, y Director Ejecutivo del Departamento de Templos de la Iglesia, le dijo a la multitud que la piedra angular “es un símbolo de Jesucristo como piedra angular de todo lo que hacemos”.
El élder Sinclair dijo que el comité local del templo adoptó Doctrina y Convenios 101:64 como lema para el templo nuevo: “Que la obra de congregar a mis santos continúe, para que los establezca en mi nombre en lugares santos”.
El templo —una bendición para quienes se congregan en la encrucijada de Estados Unidos— “verdaderamente establece Su reino en este lugar santo y edifica a todos los que vengan aquí en Su nombre”, dijo él.
Indiana ha sido por mucho tiempo un lugar de recogimiento para los Santos de los Últimos Días.
En 1831, los misioneros llegaron a Indiana y organizaron congregaciones. José Smith incluso visitó Greenville en 1832.
“A mediados de la década de 1840, treinta condados en Indiana tenían ramas activas”, dijo el presidente Koy Miskin, miembro de la actual presidencia del templo, que prestó servicio como vicepresidente del comité del templo con su esposa, Martha.
Sin embargo, a finales de la década de 1840, cuando los miembros se desplazaron al oeste, ya no había miembros de la Iglesia en Indiana, agregó.
El estado no volvió a tener una presencia importante de la Iglesia hasta 1927, cuando se construyó el primer centro de reuniones. Luego, entre 1940 y en 1960, la cantidad miembros de la Iglesia en Indiana creció, a medida que los miembros comenzaron a establecerse permanentemente en el estado. Se organizó la primera estaca en Indiana en 1959: la Estaca Indianápolis, Indiana.
El hermano y la hermana Miskin se mudaron a West Lafayette, Indiana, en 1978. En ese momento había un barrio en la ciudad; cuatro años más tarde el hermano Miskin fue apartado como el primer presidente de la Estaca Lafayette, Indiana.
La familia Miskin descubrió que los antepasados del presidente Miskin se unieron a la Iglesia en Indiana, en la década de 1930 antes de salir del estado. Ahora sienten que al mudarse al estado Hoosier estaban “regresando a su casa, Indiana”.
Stephen Thompson y Ruthanne Thompson se unieron a la Iglesia en Indiana, en 1965.
Se mudaron a Utah para estudiar en BYU y estaban planeando permanecer en el oeste, cuando el hermano Thompson recibió una bendición del sacerdocio alentándolo a que regresara a su estado de residencia.
Los miembros del distrito del Templo de Indianápolis, Indiana, cantan durante la ceremonia de la piedra angular el domingo 23 de agosto de 2015.
Fotografía por Sarah Jane Weaver.
En 1967, cuando la familia Thompson se mudó a Crawfordsville, Indiana, no había misioneros ni una rama en el área. Han sido testigos del crecimiento de la Iglesia en Indiana, tanto en número como en el respeto de la comunidad, dijo el hermano Thompson.
“Hemos sido sumamente bendecidos al formar parte de ella”, dijo la hermana Thompson.
El élder Sinclair dijo que el hermano Thompson es el único miembro del comité que es originario de Indiana.
“El resto de nosotros hemos sido atraídos aquí por una razón u otra”, explicó.
El Templo de Indianápolis ahora atraerá a otras personas a la encrucijada de Estados Unidos, dijo él.
El presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, y el élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y otras Autoridades Generales están afuera del Templo de Indianápolis, Indiana, el 23 de agosto de 2015.
Larry y Gayle Shumard de la Estaca Fort Wayne, Indiana, dijeron que los Santos de los Últimos Días del estado, también conocido como Hoosier, han sido bendecidos en los últimos años al estar rodeados de templos: en Columbus, Ohio; Louisville, Kentucky; Chicago, Illinois; Detroit, Michigan; y St. Louis, Misuri.
Pero viajar a esos templos todavía requería un gran sacrificio.
Durante los últimos tres años, los Shumard han prestado servicio como obreros de ordenanzas en Chicago, conduciendo hacia el templo entre tres y cuatro horas de ida, fin de semana por medio.
Los miembros de la Iglesia en Indiana, ahora disfrutan de la bendición de un templo “por causa de la fe y el sacrificio de generaciones”, dijo el hermano Shumard.
El presidente Henry B. Eyring y el élder M. Russell Ballard están afuera del templo de Indianápolis, Indiana.
La arquitectura del nuevo templo rinde tributo a Indiana y a la gente, que durante generaciones, trabajaron para edificar la Iglesia en ese estado llamado Hoosier.
El edificio está decorado con un motivo de la flor del álamo de tulipas, que es el árbol del estado de Indiana, y un motivo de círculos que representa el apodo de Indianápolis, la ciudad del círculo. La arquitectura del edificio, y específicamente su torre, se asemeja en estilo a algunos de los edificios históricamente importantes del centro de Indianápolis.
Ese simbolismo facilita que los lugareños reclamen el templo como propio.
“Es un templo de Indiana”, dijo Brayden Enz, de 15 años, quien asistió a la primera sesión dedicatoria. “No es un templo cualquiera. es nuestro”.
Los miembros de la Iglesia se reúnen en los jardines del Templo de Indianápolis, Indiana, el domingo 23 de agosto. El presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, dedicó el nuevo templo. Fotografía por Sarah Jane Weaver.
Evelyn, de 7 años; Clarissa, de 5 años y Jane, de 2 años —hijas de Joshua y Elizabeth Peters— esperan a que su abuelo, el presidente Henry B. Eyring, llegue al Templo de Indianápolis, Indiana, el domingo 23 de agosto de 2015. Fotografía por Sarah Jane Weaver.