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Vivir el Evangelio

Nuestra obra no ha terminado hasta que el Señor diga que lo está.

09/11/24 | 1 min de lectura
¡Pregúntale a Samuel el Lamanita!

¿Recuerdas la historia de Samuel? Él fue el único profeta lamanita que se menciona en el Libro de Mormón y fue protegido de piedras y flechas mientras predicaba desde una muralla.

Antes de que todo eso sucediera, intentó enseñar en Zarahemla durante muchos días sin éxito. Luego, los nefitas lo echaron del pueblo.

Tristemente, pensó que su misión había terminado, pero mientras se dirigía a casa, ¡el Señor le dijo que regresara! Se le pidió que dijera “todas las cosas que le vinieran al corazón” (Helamán 13:3).

En otras palabras, el Señor tenía otro mensaje —uno mucho más contundente— para que Samuel compartiera. El profeta tenía que estar dispuesto a hablar y luego confiar en el Señor para que ese mensaje surgiera.

Aquí hay al menos dos lecciones:

  1. ¡Sigue siempre al Espíritu!
  2. Haz todo lo posible por hacer lo que el Señor te pide. Además, ¡no te sorprendas si Él te pide que hagas más de lo que pensabas que podías en un principio!

¿Qué más puedes aprender del relato de Samuel el lamanita?

Seguir intentándolo

¿Hay alguna meta en la que estés trabajando pero que aún no esté yendo bien? ¡No te des por vencido! Ora y pídele al Padre Celestial ayuda y dirección.
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