De la Primaria a casa
Compartiré el Evangelio con todos los hijos de Dios
¿Has comido alguna vez algo que estaba tan rico que querías compartirlo? El profeta Lehi soñó una vez que estaba comiendo una fruta deliciosa. Sabía tan bien, que su “alma se llenó de un gozo inmenso” (1 Nefi 8:12). Lehi deseaba que su familia también probara esa fruta deliciosa.
La fruta del sueño de Lehi es como el amor del Padre Celestial. Lehi deseaba que su familia sintiera el amor del Padre Celestial; quería compartir el Evangelio con ellos porque sabía que los haría felices.
Muchas veces, los niños son muy buenos para compartir el Evangelio con los demás.
María, que tiene ocho años, vio a los misioneros en las calles de Ecuador; les preguntó si le enseñarían el Evangelio. Los misioneros fueron a la casa de María para enseñarle a su familia. María fue la primera de la familia en bautizarse; estaba muy contenta cuando, con el tiempo, toda la familia se unió a la Iglesia también.
Eric, que tiene nueve años, estaba tan entusiasmado por la presentación de la Primaria en la reunión sacramental, que invitó a sus vecinos a ir y ellos fueron.
Estos dos niños compartieron algo valioso con personas a las que querían. Al compartir el Evangelio, tu testimonio crecerá y, al igual que Lehi, sentirás “un gozo inmenso”.