Preguntas frecuentes
La vida y el ministerio de Jesús ejemplifican los dos grandes mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente” y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37, 39). Como miembros de la Iglesia del Salvador que en verdad deseamos ser Sus discípulos, nosotros debemos seguir Su exhortación de amar y servir a nuestro Padre Celestial y Sus hijos. El Señor dijo: “Si me amas, me servirás” (D. y C. 42:29). El rey Benjamín enseñó: “… cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, solo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17). Alma resumió nuestro deber al manifestar: “… velaban por su pueblo, y lo sustentaban con cosas pertenecientes a la rectitud” (Mosíah 23:18).
Para ayudarnos a cada uno de nosotros a dar respuesta al mandato divino de cuidar y servir a los demás, la Primera Presidencia ha anunciado los siguientes ajustes, concebidos para centrar los esfuerzos de los cuórums del Sacerdocio de Melquisedec y las Sociedades de Socorro en ministrar como el Salvador lo hizo. Estos ajustes incluyen lo siguiente:
- A nivel de barrio, un cuórum del Sacerdocio de Melquisedec.
- Un cuórum de sumos sacerdotes a nivel de estaca.
- La ministración reemplaza a los programas de maestros orientadores y de maestras visitantes.
- La inclusión de los jóvenes en la ministración.
Para dar respaldo a esos ajustes, los barrios y las estacas ya no llevarán a cabo las reuniones de comité ejecutivo del sacerdocio. Si surgiera algún problema especial en el barrio, tal como algún asunto delicado sobre alguna familia o alguna dificultad inusual tocante a bienestar, podría tratarse en una reunión de obispado ampliada. Otros asuntos menos confidenciales pueden tratarse en el consejo de barrio. Lo que hasta ahora se ha llamado “Reuniones del comité ejecutivo del sacerdocio de estaca” se llamarán “Reuniones de sumo consejo” (véase más adelante las preguntas 7 y 15).
Se puede encontrar más información en ministering.lds.org.
A nivel de barrio, un cuórum del Sacerdocio de Melquisedec
El presidente Russell M. Nelson ha enseñado que “no es preciso que la revelación se reciba toda al mismo tiempo; se puede presentar en incrementos”1. Los acontecimientos que se han desarrollado en cuanto a los cuórums del sacerdocio y el creciente entendimiento de las llaves del sacerdocio proporcionan un modelo de revelación gradual. A lo largo de la historia de la Iglesia, el Señor con frecuencia ha revelado Su voluntad línea por línea, bendiciendo de manera progresiva a Sus hijos con mayor comprensión de cómo aplicar los principios del Evangelio a las condiciones actuales (véase D. y C. 46:15–16).
Durante varios años, la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles han considerado los ajustes que se describen a continuación. Solamente con mucha oración, el estudio cuidadoso del fundamento de las Escrituras acerca de los cuórums del sacerdocio, unanimidad de los líderes de la Iglesia que presiden y la confirmación de que esta es la voluntad del Señor, los líderes han seguido adelante con la reestructuración de los cuórums a nivel de barrio y de estaca, lo que lo convierte en un paso más en la continuación de la Restauración.
1Russell M. Nelson, “Pide, busca, llama”, Liahona, noviembre de 2009, pág. 83.
En los barrios, los miembros de los cuórums de élderes y de los grupos de sumos sacerdotes ahora se combinarán en un cuórum con una presidencia. Ese cuórum, que aumentará en miembros y unidad, será designado como el “cuórum de élderes”, y se descontinuará el grupo de sumos sacerdotes de barrio.
El cuórum de élderes incluirá a todos los élderes, futuros élderes del barrio y sumos sacerdotes que no estén actualmente sirviendo en el obispado, en la presidencia de estaca, en el sumo consejo o como patriarcas en funciones.
El presidente de estaca, con la ayuda de sus consejeros, relevará a los líderes de grupos de sumos sacerdotes y a las presidencias de los cuórums de élderes. Entonces, el presidente de estaca llamará al nuevo presidente de cuórum de élderes en cada barrio, y luego, el presidente de estaca, un consejero asignado de la presidencia de estaca o un miembro del sumo consejo llamará a los consejeros recomendados para prestar servicio en la presidencia del cuórum de élderes. La nueva presidencia del cuórum de élderes podrá incluir a élderes y sumos sacerdotes, de diversas edades y experiencia, sirviendo juntos en una presidencia de cuórum. Un élder o un sumo sacerdote podrá servir como presidente del cuórum o como consejero2.
2Véase Doctrina y Convenios 107:9–12. En el versículo 11, “el sumo sacerdote” se refiere al sumo sacerdote presidente
El presidente del cuórum de élderes responde directamente al presidente de estaca, quien proporciona capacitación y orientación de parte de la presidencia de estaca y por medio del sumo consejo. El obispo, como sumo sacerdote presidente del barrio, también se reúne con regularidad con el presidente del cuórum de élderes. El obispo delibera en consejo con él y le brinda la debida orientación en cuanto a la mejor manera de servir y bendecir a los miembros del barrio, trabajando en armonía con todas las organizaciones del barrio (Véase el Manual 2, 7.3.1).
No. Los élderes seguirán siendo élderes y los sumos sacerdotes permanecerán como sumos sacerdotes en cuanto a su oficio del sacerdocio. Los élderes continuarán siendo ordenados sumos sacerdotes cuando se les llame a formar parte de una presidencia de estaca, un sumo consejo o un obispado, o en otras ocasiones según lo determine el presidente de estaca mediante devota consideración e inspiración.
Sí. En consonancia con el versículo 89 de la sección 107 de Doctrina y Convenios, cuando un barrio tiene un número inusualmente grande de poseedores del Sacerdocio de Melquisedec activos, los líderes pueden organizar más de un cuórum de élderes. En tales casos, cada cuórum debe guardar un equilibrio razonable con el otro en cuanto a edades, experiencia, y oficios y fortaleza del sacerdocio.
Un cuórum de sumos sacerdotes a nivel de estaca
La presidencia de estaca continúa prestando servicio como la presidencia del cuórum de sumos sacerdotes. Los miembros de ese cuórum son solo aquellos sumos sacerdotes que al momento presten servicio en la presidencia de la estaca, en los obispados, en el sumo consejo y patriarcas en funciones. Los secretarios y secretarios ejecutivos de barrio y de estaca no son miembros del cuórum de sumos sacerdotes de la estaca.
Por lo general, los miembros del cuórum de sumos sacerdotes de la estaca se reunirán con el cuórum de élderes, si no se les asigna a otro lugar.
En su función que preside, la presidencia de estaca se reunirá como sea necesario con los miembros del cuórum de sumos sacerdotes de la estaca para proporcionar capacitación y ayudar a los miembros del cuórum en sus llamamientos. Las reuniones actuales de estaca, que se explican en el Manual 2, sección 18.3, continuarán con los siguientes ajustes:
- Las reuniones del comité ejecutivo del sacerdocio de estaca se llamarán “reuniones del sumo consejo”.
- Ya no se realizará la reunión anual de todos los sumos sacerdotes ordenados de la estaca. No obstante, la presidencia de estaca llevará a cabo una reunión anual para el cuórum de sumos sacerdotes de la estaca.
El tener un cuórum del Sacerdocio de Melquisedec en un barrio unifica a los poseedores del sacerdocio para llevar a cabo todos los aspectos de la obra de salvación, entre ellas, la obra del templo y de historia familiar que previamente coordinaban el líder del grupo de sumos sacerdotes. Además, permite que los miembros del cuórum, de todas las edades, procedencias y diferentes etapas de la vida, se beneficien los unos de los otros de sus perspectivas y experiencias. También brinda oportunidades adicionales para que los poseedores del sacerdocio con experiencia sirvan de mentores para los demás, entre ellos futuros élderes, miembros nuevos, jóvenes adultos y aquellos que se vuelven a activar en la Iglesia.
Esos ajustes contribuyen a que los cuórums de élderes y las Sociedades de Socorro coordinen su labor; también simplificarán la coordinación del cuórum con el obispado y el consejo de barrio; y permitirán que el obispo delegue más responsabilidades a los presidentes del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro, de modo que el obispo y sus consejeros puedan centrarse en sus deberes primordiales; en particular, presidir sobre el Sacerdocio Aarónico y las Mujeres Jóvenes.
Ministrar reemplaza a los programas de orientación familiar y maestras visitantes
Por muchos años, los maestros orientadores y las maestras visitantes han respondido a las asignaciones de visitar el hogar de cada miembro mensualmente, compartir un mensaje y ayudar cuando sea necesario. Se han brindado innumerables horas de servicio devoto y desinteresado en esta gran obra.
Centrándose en esa devoción, ahora los líderes de la Iglesia piden a los miembros aumentar su enfoque en el cuidado de los demás a la manera de Cristo, tanto espiritual como temporalmente (véase Manual 2, 3.2.3). Para enfatizar ese cuidado, los programas anteriores de la orientación familiar y de las maestras visitantes son ahora una labor en común a la que nos referimos como “ministración”, y la supervisan las presidencias del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro bajo la dirección del obispo.
El Salvador demostró por medio del ejemplo lo que significa ministrar cuando servía con el amor que tenía por Su Padre y por cada persona (véase Juan 15:9–10). Él amó, enseñó, oró, dio consuelo y bendijo a los que lo rodeaban, invitando a todos a que lo siguieran (véase Marcos 8:34). Cuando los miembros de la Iglesia ministran, ellos procuran con espíritu de oración servir como Él lo haría, para “consolar a los que necesitan de consuelo”, “velar siempre por los miembros de la iglesia, y estar con ellos y fortalecerlos”, “visitar la casa de todos los miembros” y ayudar a todos a llegar a ser verdaderos discípulos de Jesucristo (Mosíah 18:9; D. y C. 20:51, 53; véase también Juan 13:35).
Cuando los miembros ministran, ellos determinan mediante la comunicación y la inspiración la frecuencia y el tipo de contacto que tienen con aquellas personas a las que brindan cuidado. Ellos deliberan en consejo y rinden cuentas a los líderes al menos una vez de manera trimestral en cuanto a su servicio, las necesidades y las fortalezas de aquellos por los que se les ha invitado a cuidar. Los líderes informan de estas entrevistas de ministración cada trimestre; ya no deben informar el número de visitas o contactos a personas y familias. Además, por medio del vínculo del sacerdocio con cada miembro, los hermanos y las hermanas ministrantes forman una red de comunicación que los líderes podrían utilizar durante una emergencia o peligro.
A los poseedores del sacerdocio se les llamará “hermanos ministrantes” y a las hermanas de la Sociedad de Socorro “hermanas ministrantes”. Por lo general, se les llamará sencillamente por sus nombres: “hermano González” y “hermana Pérez”. No se les dirá “ministros”.
Ministrar es similar a los programas de orientación familiar y de las maestras visitantes en los que cada hogar tendrá hermanos del sacerdocio —hermanos ministrantes— para ministrar y cuidar de la familia o personas que vivan allí (véase D. y C. 20:47, 59). Cada hermana adulta tendrá a miembros de la Sociedad de Socorro —hermanas ministrantes— para ministrarla y cuidarla, reforzando aún más el énfasis de la ministración que la Presidencia General de la Sociedad de Socorro compartió a principios de enero de 2018 (véase “Manténganse en contacto con ella en cualquier momento, en cualquier lugar y de cualquier manera”, Liahona, enero de 2018, pág. 7).
Además, algunos requisitos de la orientación familiar y de las maestras visitantes han sido ajustados para ayudar a los miembros a ministrar con mayor enfoque en satisfacer las necesidades. Las visitas ya no deben ser formales. Se pueden realizar en el hogar, en la Iglesia y en cualquier lugar que sea seguro, conveniente y accesible. Como el élder Jeffrey R. Holland enseñó: “[Lo] que más importa es la forma en que han bendecido y cuidado a los que están bajo su mayordomía, lo cual no tiene nada que ver con un calendario ni una ubicación específicos. Lo importante es que amen a su gente y estén cumpliendo el mandamiento de ‘velar siempre por los miembros de la iglesia’”3.
En resumen, ministrar es dirigido por el Espíritu, es flexible y está adaptado a las necesidades de cada miembro.
3Jeffrey R. Holland, “Emisarios a la Iglesia”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 62.
Como miembros ministrantes, ellos procuran inspiración para de la mejor manera tender una mano a los demás y satisfacer sus necesidades. ¿Proporcionaría una visita programada o llamadas telefónicas con regularidad a una hermana mayor, que vive sola, el vínculo que necesita? ¿Sería una invitación a un joven adulto menos activo para participar en un proyecto comunitario el tipo de contacto más útil? ¿Ayudaría tanto a los jovencitos como a sus padres el apoyar un juego de fútbol de los jóvenes? ¿Ayudaría enviar a alguien mensajes de texto con pasajes inspiradores de las Escrituras para aligerar sus cargas? ¿Demostraría una nota, una tarjeta o un mensaje de correo electrónico preocupación genuina? ¿Qué les pediría el Salvador a Sus siervos que hicieran? Encontrar respuestas inspiradas a tales preguntas y utilizar todos los métodos disponibles para ponerse en contacto con aquellas personas a las que se han asignado es primordial para la ministración inspirada. Para brindar servicio a la manera de Cristo, los hermanos y las hermanas ministrantes no pueden depender de las visitas rutinarias ni de mensajes predeterminados; ellos procuran inspiración y consejo con miembros de la familia para cuidar mejor a las personas a las que han sido asignados, utilizando el tiempo y los recursos que poseen.
Los hermanos y las hermanas ministrantes tienen la oportunidad de hacer lo que mejor funcione para ellos. Quizás a aquellos a los que se les ha invitado a cuidar no necesiten la misma cantidad de atención. Colaborar con el obispado, el consejo de barrio y las presidencias del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro comunica prioridades a los hermanos y a las hermanas ministrantes para que tengan una idea de quién los necesita más. Se da con mayor frecuencia la máxima prioridad a los nuevos miembros, los miembros menos activos que podrían ser receptivos y otras personas como padres solteros, viudas y viudos. Los líderes pueden asignar a un líder de los jóvenes a una familia en la que un jovencito o una jovencita está pasando por desafíos, e inmediatamente asignan hermanos y hermanas ministrantes a los nuevos conversos. Los líderes pueden asignar a varios miembros del cuórum de élderes, sumos sacerdotes y élderes, a dicho ministerio.
En una situación que lo amerite, se puede asignar un matrimonio a una familia o a una persona. Asimismo, las Laureles y las Damitas pueden hacer contribuciones significativas al prestar servicio como compañeras para las hermanas de la Sociedad de Socorro, así como los presbíteros y los maestros sirven con los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec (véase la pregunta 22 más adelante).
Los hermanos y las hermanas ministrantes procuran hacer lo que cubre mejor las necesidades de la persona. Cada forma de comunicación está disponible para responder a los susurros del Espíritu y satisface las necesidades de aquellas personas a las que ellos prestan servicio. Satisfacer esas necesidades comienza con una consideración en oración y con tener una conversación informativa con las familias y las personas a las que ellos tienen asignadas. En esa conversación, y en las comunicaciones subsecuentes, los hermanos y las hermanas ministrantes escuchan a aquellas personas que ellos ministran con el fin de comprender cómo mejorar el prestar servicio, la frecuencia, el tipo de contacto que desean y la necesidad y el contenido del mensaje que comparten. Aquellos que ministran se aseguran de que toda comunicación con cualquier miembro de la familia sea adecuada.
Los hermanos y las hermanas ministrantes procuran ayudar a las personas y a las familias a prepararse para su próxima ordenanza, guardar los convenios que han hecho y llegar a ser autosuficientes. Aunque la ministración no es principalmente una asignación para compartir un mensaje, la ayuda podría incluir compartir mensajes espirituales adaptados a una persona o a una familia. La Liahona ya no incluirá mensajes específicos para ser utilizados al momento de realizar los contactos de ministración.
Una habilidad mejorada para ministrar a los demás son los resultados previstos e instintivos de la fortaleza aumentada en los cuórums del sacerdocio reestructurados y de la unidad que resulta con la Sociedad de Socorro. La ministración llega a ser un esfuerzo coordinado para cumplir con el deber del sacerdocio para “visitar la casa de todos los miembros” y para “velar siempre por los miembros de la iglesia, y estar con ellos y fortalecerlos”; y el propósito de la Sociedad de Socorro es para “aumentar la fe en el Padre Celestial y en Jesucristo y Su expiación; fortalecer a las personas, las familias y los hogares mediante las ordenanzas y los convenios; y trabajar en unidad para ayudar a los necesitados” (D. y C. 20:47, 53; Manual 2, 9.1.1).
Al trabajar juntas bajo la dirección del obispo, las presidencias del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro tienen oportunidades para ser inspiradas, organizadas y coordinadas al buscar las mejores formas de velar y cuidar de cada persona y familia. La coordinación incluye trabajar juntos de las siguientes maneras:
- Las presidencias de cuórums de élderes recomiendan asignaciones ministrantes para las personas y las familias del barrio. Las presidencias de sociedades de socorro recomiendan asignaciones ministrantes para las hermanas de dicha organización. Cuando existan necesidades especiales, las presidencias del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro pueden analizar asignaciones específicas antes de que se las determine.
- Las presidencias del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro recomiendan asignaciones ministrantes al obispo para que este las apruebe.
- Cuando sea necesario, los hermanos y las hermanas ministrantes pueden analizar circunstancias especiales de las personas y también se pondrán en contacto con los líderes del cuórum o de la Sociedad de Socorro para obtener ayuda y recursos.
- Las presidencias del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro se reunirán trimestralmente para analizar las necesidades de las personas y de las familias que escucharon durante las entrevistas de ministración.
- Después de esa reunión, los presidentes del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro se reúnen trimestralmente con el obispo para abordar las necesidades de personas y familias.
- Cuando sea necesario, los líderes del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro deliberan con el consejo de barrio en cuanto a las fortalezas y las necesidades que se han establecido durante las entrevistas de ministración, y hacen y promulgan planes para servir y bendecir a los miembros del barrio.
Para simplificar la coordinación, los barrios se enfocan en las reuniones del consejo de barrio, y ya no se llevan a cabo las reuniones del comité ejecutivo del sacerdocio. Los asuntos de la agenda, que anteriormente se trataban en la reuniones del comité ejecutivo del sacerdocio, se analizan, según sea necesario, en las reuniones ampliadas del obispado, del consejo de barrio, las reuniones trimestrales del obispo, del presidente del cuórum y de la presidenta de la Sociedad de Socorro.
Los líderes se reúnen con los hermanos y las hermanas ministrantes, de preferencia con el compañerismo, para compartir las asignaciones con ellos y para deliberar en consejo sobre las fortalezas, las necesidades y los desafíos de las personas a las que ellos ministran. Esta conversación puede efectuarse durante una entrevista de ministración (véase pregunta 20 más adelante) o cuando sea requerido.
Debido al número de personas, la distancia, la seguridad personal y otras consideraciones, una visita a un hogar cada mes puede que no sea posible o práctico; sin embargo, las visitas personales son importantes cuando se puedan hacer. Para servir como el Salvador lo haría, los hermanos y las hermanas ministrantes consideran cada posibilidad para cuidar y contactar con las personas a las que ellos se les ha asignado.
No. Cuando los hermanos y las hermanas ministrantes llegan a conocer a las personas que se les asignó, ellos conocen sus necesidades y el Espíritu Santo podría inspirarlos a enseñar un principio del Evangelio. Un padre también puede solicitar un tema en particular para su familia. No obstante, el mejor “mensaje” es el cuidado y la compasión.
Los líderes ya no recopilan los informes de las familias y las personas que se visitaron durante el mes. En lugar de ello, los hermanos y las hermanas ministrantes tienen la oportunidad de deliberar en consejo con sus líderes del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro sobre las circunstancias de los que prestan servicio y de los esfuerzos continuos para ministrar. Esta conversación se lleva a cabo al menos trimestralmente con las entrevistas de ministración y en cualquier tiempo adicional cuando la comunicación sea necesaria.
Se realiza una entrevista de ministración (1) para deliberar en consejo las fortalezas, las necesidades y los desafíos de las familias y las personas asignadas, (2) para determinar con cuáles necesidades el cuórum, la Sociedad de Socorro y el consejo de barrio podrían ayudar y (3) para aprender de los líderes y ser alentados en los esfuerzos para ministrar.
Al menos trimestralmente, los hermanos y las hermanas ministrantes se reúnen con un líder del cuórum de élderes o de la Sociedad de Socorro en una entrevista de ministración, preferentemente en persona y con el/la compañero(a). Un matrimonio que ministra junto, puede reunirse tanto con los líderes del cuórum de élderes como con las líderes de la Sociedad de Socorro, o con ambos. Entre entrevistas, y cuando sea necesario, los hermanos y las hermanas ministrantes comunican otro tipo de información, ya sea en persona o por medio de llamadas telefónicas, mensajes de texto, correos electrónicos o de otra manera. Ellos solo comparten información confidencial con el presidente del cuórum de élderes o la presidenta de la Sociedad de Socorro, o directamente con el obispo.
Las presidencias del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro mantienen un registro de las entrevistas que realizan con los hermanos y las hermanas ministrantes. Los líderes indican el mes en que se llevaron a cabo las entrevistas y quienes participaron en ellas. Ellos informan que un compañerismo ha sido entrevistado si al menos uno de ellos asistió a la entrevista durante el trimestre.
Para el 1º de agosto de 2018, estarán disponibles las actualizaciones de la aplicación LDS Tools y Fuentes de recursos para líderes y secretarios en LDS.org para realizar dichos informes. Cambios en el Informe trimestral también estarán disponibles a mediados de 2018. Se proporcionarán más detalles desde las Oficinas Generales de la Iglesia en el próximo aviso para los líderes y los secretarios.
La inclusión de los jóvenes en la ministración
Los líderes pueden elegir asignar a las Laureles y Damitas como compañeras de las hermanas de la Sociedad de Socorro; y los presbíteros y maestros siguen siendo compañeros de los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec. Los jóvenes comparten sus especiales dones y progresan espiritualmente a medida que sirven junto a los adultos en la obra de salvación, y a medida que deliberan en consejo sobre ese servicio durante las entrevistas de ministración. Además, el hacer partícipes a los jóvenes de las asignaciones de ministración aumenta el alcance del cuidado de los demás, incrementando así el número de miembros que participan. También puede simplificar y fortalecer estos esfuerzos dentro de las familias cuando madres e hijas y padres e hijos prestan servicio juntos.
No. Los jovencitos reciben ministración de aquellas personas que visitan a sus familias y también reciben cuidados de sus líderes del Sacerdocio Aarónico y de las Mujeres Jóvenes.
Los ajustes en los cuórums se deberán implementar de inmediato. Quizás los ajustes a la ministración lleven algún tiempo, pero deberán ponerse en práctica tan pronto como sea posible. Se puede encontrar más información en ministering.lds.org/spa.
Por favor tenga en cuenta que las referencias a los barrios y a los obispos aplican también a las ramas y a sus presidentes, así como las referencias a las estacas aplican a los distritos; y las referencias a los presidentes de estaca aplican a los presidentes de misión y de distrito.