¿Qué es ministrar?
Obtenga más información sobre el significado de ministrar como el Salvador, Jesucristo.
¿Qué es ministrar?
Ministrar es averiguar cuáles son las necesidades de alguien y atenderlas; es llevar a cabo la obra del Señor. Cuando ministramos, representamos a Jesucristo y actuamos como Sus agentes para cuidar, elevar y fortalecer a quienes nos rodean.
En calidad de miembros, podemos determinar, mediante la comunicación y la inspiración, la frecuencia y el tipo de contacto que tendremos con aquellas personas a las que ministramos. Este contacto personalizado nos ayudará a ministrar con eficiencia y consultar cada trimestre con los líderes acerca de las necesidades de las personas y las familias a nuestro cargo.
¿Qué puedo hacer?
Las maneras en las que podemos amarnos y ayudarnos mutuamente son ilimitadas. Cada hijo de Dios es único. Por eso, la ministración eficaz debe ser sumamente individualizada y estar guiada por el Espíritu. Es posible que lo que funciona para una persona no funcione para otra. Los líderes han instado a los miembros de la Iglesia a comenzar a ministrar mediante la oración, de manera sencilla, y a aprender lo que funciona mejor para aquellos a quienes fueron llamados a servir. En la actualidad, la ministración ya no requiere una visita formal. La interacción puede ocurrir en el hogar, en la iglesia o en cualquier lugar que sea seguro y conveniente.
La hermana Jean B. Bingham dijo: “A veces pensamos que tenemos que hacer algo grandioso y heroico para ‘que cuente’ como servicio a nuestro prójimo. Sin embargo, los simples actos de servicio pueden tener efectos profundos en los demás, así como en nosotros mismos”1.
En los esfuerzos de ministración, podemos aprovechar las diversas herramientas que tenemos a disposición. Como dijo el élder D. Todd Christofferson: “Tenemos muchos medios para comunicarnos con las personas, cuidar de su bienestar y ayudarlas en su camino de regreso a su Padre Celestial […]. ¿Qué es lo que funciona? ¿Qué se necesita?”2.
Al comprometernos a ser flexibles y considerar mediante la oración cómo amar y servir mejor al prójimo, seremos bendecidos con la inspiración y el conocimiento que necesitamos para ministrar como lo hizo el Salvador.
Notas
- Jean B. Bingham, “Ministrar como lo hace el Salvador”, Liahona, mayo de 2018, pág. 104.
- D. Todd Christofferson, “Effective Ministering [Ministración eficaz]” (video), ChurchofJesusChrist.org.
¿Qué debo saber?
Cada familia del barrio o de la rama tendrá hermanos ministrantes (hermanos del sacerdocio) que ofrecerán ministración y cuidado para la persona o la familia. Todas las hermanas adultas tendrán hermanas ministrantes (miembros de la Sociedad de Socorro y, posiblemente, también de las Mujeres Jóvenes) para brindar ministración y cuidado.
Los líderes proporcionarán las asignaciones de ministración y se reunirán con los hermanos y las hermanas ministrantes (de preferencia, como compañerismos) para deliberar en consejo sobre las fortalezas, las necesidades y los desafíos de aquellos a quienes ministran.
¿Cómo empiezo?
- Póngase en contacto con las personas que se le asignaron para ministrar. Esto se puede hacer de varias maneras. Comuníquese con ellas en persona; por teléfono, mensaje de texto o redes sociales; o incluso, por correo.
- Conózcalas. Aprenda aspectos de su vida, sus relaciones y sus circunstancias. Al hacerlo, podrá anticipar sus necesidades y cubrirlas por su cuenta, o bien, pedirles a los líderes de su barrio acceso a recursos adicionales.
- Ofrézcale su amistad al demostrarles que son importantes para usted. Esfuércese por ser la clase de amigo que necesitan.
- Ore por ellas y para recibir ayuda. Nadie conoce las necesidades de quienes le asignaron para ministrar mejor que el Padre Celestial. Busque Su ayuda y ore para recibir inspiración a fin de servirles de la mejor manera, a Su manera. Encontrar respuestas inspiradas a sus preguntas y utilizar todos los métodos disponibles para establecer contacto es fundamental para una ministración inspirada.
- Ministre a estas personas de forma individual y personalizada para adaptarse a sus necesidades.
- Mantenga la relación. La vida de las personas puede cambiar rápidamente. Comuníquese a menudo con las personas a quienes ministra, y estará mejor preparado para ayudarlas y servirlas cuando surjan necesidades.
“A veces pensamos que tenemos que hacer algo grandioso y heroico para “que cuente” como servicio a nuestro prójimo. Sin embargo, los simples actos de servicio pueden tener efectos profundos en los demás, así como en nosotros mismos.”
—Sister Bingham