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El Padre tanto nos amó
Con solemnidad
El Padre tanto nos amó
que a Su Hijo nos mandó
para mostrarnos cómo vivir;
debemos Su ejemplo seguir.
Y, aunque Hijo es de Dios,
bajo el azote se humilló.
Sin merecerlo Él sufrió
y del pecado nos redimió.
¡Qué gran amor mostró Jesús!
Le debo mucha gratitud.
En Su ofrenda me incluyó;
tengo lugar en Su corazón.
Sus leyes quiero acatar,
y mis deseos sujetar
a Su divina voluntad,
mostrándole mi lealtad.
El pan y el agua emblemas son
del cuerpo y sangre del Señor.
Prometo al comer y beber
que siempre le recordaré.
Envíe en un texto: Edward P. Kimball, 1882-1937.
Música: Alexander Schreiner, 1901-1987. © 1948 IRI