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Hay un hogar eterno
Con suavidad
Hay un hogar eterno, lleno de amor,
donde todos cantan, donde no hay dolor.
Ángeles allá cantan, dando a Dios gran loor.
Algún día veremos nuestro hogar de amor.
Oh, dulce hogar, oh bello hogar;
morada de Cristo, oh bello hogar.
Miles de flores crecen en aquel hogar,
do los niños suelen al Salvador honrar,
y le cantan, gozosos, himnos de grande loor.
Algún día veremos nuestro hogar de amor.
Oh, dulce hogar, oh bello hogar;
morada de Cristo, oh bello hogar.
Pronto tendré la dicha de morar allá.
Rescatóme Cristo; mi protección será.
Lo veré ya muy pronto, en Su mansión celestial.
Ese día veremos nuestro hogar de amor.
Oh, dulce hogar, oh bello hogar;
morada de Cristo, oh bello hogar.
Envíe en un texto: H. R. Palmer, 1834-1907.
Música: H. R. Palmer, 1834-1907.