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Oh mi Padre
Con fervor
Oh mi Padre, Tú que moras
en el celestial hogar,
¿cuándo volveré a verte
y Tu santa faz mirar?
¿Tu morada antes era
de mi alma el hogar?
En mi juventud primera,
¿fue Tu lado mi altar?
Pues, por Tu gloriosa mira
vine al mundo a morar,
olvidando los recuerdos
de mi vida premortal.
Pero algo a menudo
dice: “Tú errante vas”;
siento que un peregrino
soy, de donde Tú estás.
Antes te llamaba Padre,
sin saber por qué lo fue,
mas la luz del Evangelio
aclaróme el porqué.
¿Hay en los cielos padres solos?
Clara la verdad está;
la verdad eterna muestra:
madre hay también allá.
Cuando deje esta vida
y deseche lo mortal,
Padre, Madre, quiero veros
en la corte celestial.
Sí, después que yo acabe
cuanto tenga que cumplir,
permitidme ir al cielo
con vosotros a vivir.
Envíe en un texto: Eliza R. Snow, 1804-1887.
Música: James McGranahan, 1840-1907.