La Expiación es el cimiento de nuestra vida, dice el élder Quentin L. Cook, del Quórum de los Doce Apóstoles. Dirigiéndose a un grupo de varios centenares de jóvenes adultos (de 18–30 años), les dijo que éste es el momento de la vida para aceptar ese conocimiento.
El élder Cook estableció Doctrina y Convenios 88:33 como el pasaje de las Escritura sobre el cual deben fundarse sus pensamientos. Explicó que, si bien el pasaje se refiere a los dones que nos ofrece el Salvador, él quería utilizarlo en un sentido más amplio. En el mensaje que pronunció en el instituto SUD del campus de la Universidad Utah Valley el 4 de marzo, compartió varias cosas que aprendió entre los 18 y los 30 años y que siguen siendo importantes para él en la actualidad.
Centrarse en principios y en prioridades
La primera fue centrarse en las prioridades. Se valió del ejemplo de una tira cómica en la que uno de los personajes llamado Lucy hace que su equipo de béisbol pierda el partido al estar distraída, mostrando así la necesidad de mantener la vista fija en la pelota. Para respaldar este concepto, compartió tres principios que le enseñó su presidente de misión, el élder Marion D. Hanks (ahora miembro emérito de los Setenta).
- 1. Asegurarse de que nuestras decisiones sean coherentes con nuestras metas. Explicó que, especialmente durante la juventud, podemos creer que nos hemos comprometido con un noble propósito, pero nos topamos con distracciones que nos impiden alcanzarlo. Citando a Harry Emerson Fosdick, dijo: “Con frecuencia los males trágicos de nuestra vida no suelen ser intencionados. No comenzamos imponiéndonos una meta mediocre; ésa no era nuestra idea en absoluto”. Para alcanzar nuestras metas es preciso centrarse en las decisiones diarias.
- 2. Cuidarse de querer hacer cosas grandes y perceptibles para los demás. Contó el relato de su antepasado David Patten Kimball, uno de los jóvenes que transportó a hombros a los integrantes de la compañía de carros de mano de Martin para cruzar las aguas heladas del río Sweetwater. Dijo que su intención no era que los demás los considerasen héroes; simplemente estaban siguiendo la orden del profeta de rescatar a los pioneros de los carros de mano, aún a costa de sus vidas. El élder Cook dijo que también nosotros deberíamos estar dispuestos a realizar sacrificios en nuestra vida cotidiana con el fin de seguir el consejo del profeta. Es preciso que entendamos que los hechos excepcionales no nos definen; antes bien, es el encarar la vida cotidiana con firmeza y valor lo que hace que el carácter sea eterno.
- 3. Reconocer que “no hay casualidad, destino ni hado que pueda atajar, entorpecer ni controlar la firme resolución de un alma decidida” (Ella Wheeler Wilcox, 1850-1919). Si bien no podemos evitar los problemas inherentes a la vida terrenal, podemos centrarnos en principios morales que, a pesar de nuestros desafíos, nos garantizarán las bendiciones de ser fuertes e inmutables.
Trabajar con una mira
Otra lección que el élder Cook dijo que aprendió de joven adulto fue la importancia de decidir su futuro. De niño su padre tenía la costumbre de pedirles informes regulares a él y sus hermanos sobre sus metas para el futuro. Su padre no forzaba las metas en una dirección concreta y les estaba permitido modificarlas tan a menudo como quisieran; pero debían tener una mira hacia la que trabajar. El élder Cook siguió el ejemplo de su padre e hizo lo mismo con sus hijos. Descubrió el principio de los “dibujos animados del sábado por la mañana” cuando su hijo pequeño abandonó la meta de ser médico por la sencilla razón de que no quería perderse los dibujos animados que emitían el sábado por la mañana. Ahora, cuando cualquiera de la familia se encuentra con una distracción “absurda” que obstaculiza la consecución de un logro, se refieren a ella como los dibujos animados del sábado por la mañana.
A este respecto el consejo del élder Cook para los jóvenes adultos presentes en la charla fogonera fue: “Aprendan muchas cosas; no se limiten, pero tengan metas” y trabajen para conseguirlas. “Si lo hacen, sentirán siempre que se están preparando para dar lo mejor de sí mismos”.
Tener un cimiento doctrinal
Refiriéndose brevemente al matrimonio, el élder Cook dijo a los presentes que lo primero que debían considerar en un posible candidato al matrimonio eran su carácter y su dedicación al Evangelio. Por ello, “la posteridad de ustedes alabará su prudencia y rectitud”, declaró.
Las decisiones de la vida debieran basarse en la doctrina y los principios del Evangelio, señaló el élder Cook. Relató cómo su hermano mayor tuvo la oportunidad de servir en una misión pero se encontró con la oposición de un padre inactivo que deseaba que su hijo fuera a la facultad de medicina y cursara la carrera. El élder Cook y su hermano analizaron las opciones y decidieron que, si Jesucristo es el Salvador del mundo, si José Smith es verdaderamente el profeta de la Restauración y si el Libro de Mormón es la palabra de Dios, entonces ya sabían lo que debían hacer. El hermano del élder Cook volvió junto a su padre y le dijo que tenía un testimonio del Evangelio y que prefería servir en una misión.
Esta experiencia hizo que el élder Cook buscara respuestas respecto a la veracidad del Evangelio. Las recibió y ahora esas tres realidades (que Jesús es el Salvador, que José Smith es un profeta verdadero y que el Libro de Mormón es la palabra de Dios) constituyen “el cimiento de todo lo demás que harás”.
Respecto al Libro de Mormón, el élder Cook dijo que la lectura de un mismo pasaje puede surtir efectos diferentes en personas parecidas según sean sus necesidades y la sinceridad con la que buscan las respuestas. Compartió su testimonio del Libro de Mormón y alentó a los estudiantes a leerlo con verdadera intención si aún no lo habían hecho, diciéndoles que recibirán respuestas.
De José Smith dijo que fue un “gran hombre, [un] gran maestro, [un] gran líder” y un “instrumento en la mano del Señor para restaurar el Evangelio”, y señaló que José tuvo que aprender paso a paso, al igual que nosotros.
Concluyendo con su testimonio del Salvador, el élder Cook dijo de Él que es el “cimiento de todo para todos”. Habló sobre la doctrina, el ministerio y el ejemplo del Salvador. Refiriéndose al relato del padre que llevó a su hijo poseído para que Cristo lo sanase, destacó que el Salvador no rechazó al padre cuando éste dijo: “Ayuda mi incredulidad”. En vez de eso, el Salvador aceptó la respuesta y sanó al hijo. El élder Cook dijo que, al igual que ese padre, él no tiene todas las respuestas, pero que no permite que eso afecte negativamente su testimonio.
También utilizó el relato de la mujer que fue sanada al tocar el borde del manto de Cristo para mostrar el gran amor y la compasión del Salvador. Ampliando este principio para incluir a nuestro Padre Celestial, habló del amor que nuestro Padre tuvo por nosotros al enviar a Su Hijo a expiar nuestros pecados. Dijo que la Expiación es el “cimiento de nuestra vida. Éste es el momento de que ustedes decidan que así sea. Éste es el momento de que ustedes acepten la expiación del Salvador”.
El élder Cook concluyó con su testimonio de la divinidad del Salvador y declaró que “Jesucristo vive... [Él] guía la Iglesia en la actualidad”.