Ganarse las respuestas en seminario


 

“He visto la mayoría de esos cien años”, dijo sonriendo el presidente Boyd K. Packer, del Quórum de los Doce Apóstoles, al prepararse para discursar en una transmisión conmemorativa de los cien años de seminario. De hecho, “Tengo un poco más de cincuenta años, así que he conocido a los administradores, los maestros de seminario, e incluso supervisaba seminario. Creo que lo que queremos dar a los estudiantes es la respuesta a ‘¿Por qué?’. ¿Por qué hace esto la Iglesia? ¿Por qué hace eso la Iglesia? O, ¿por qué no hace la Iglesia…? Y enseñarles los principios básicos del Evangelio y mostrarles que la respuesta está allí, pero que ellos se la tienen que merecer. Les estamos enseñando a estudiar y a conseguir su propio testimonio”.

El presidente Packer, que enseñó seminario y lo supervisó en sus comienzos, ha dicho anteriormente: “En la historia de la Iglesia, no hay mejor ilustración de la preparación profética de este pueblo que el comienzo del programa de seminario e instituto. Estos programas comenzaron cuando eran buenos, pero no eran vitalmente importantes. Se les permitió un tiempo para florecer y para llegar a ser un baluarte para la Iglesia. Ahora han llegado a ser un don de Dios para la salvación del Israel moderno en un momento sumamente difícil”.

Seminario les ayudará

“Seminario ha bendecido la vida de cientos de miles de jóvenes Santos de los Últimos Días”, dijo el presidente Thomas S. Monson. Recordando su propia experiencia en seminario, dijo: “Seminario para mí se llevó a cabo temprano en la mañana en una pequeña casa en frente de mi escuela secundaria. Pensé que, si mi maestro podía levantarse tan temprano, yo también podía hacerlo”.

El presidente Monson continúa: “Seminario les ayudará a entender y confiar en las enseñanzas y la expiación de Jesucristo. Sentirán el Espíritu del Señor a medida que aprendan a amar las Escrituras. Se prepararán para el templo y para el servicio misional. Jóvenes, les pido que participen en seminario. Estudien sus Escrituras diariamente. Escuchen cuidadosamente a sus maestros. Pongan en práctica lo que aprenden con espíritu de oración”.

Tres cosas poderosas que seminario puede hacer

“Serví como Comisionado de Educación de la Iglesia durante varios años, así que he tenido la oportunidad de asegurar que haya tres cosas poderosas que seminario pueda lograr”, dijo el presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia.

“Primero, une a los jóvenes que comparten los mismos valores. A los jóvenes les gusta estar con otros jóvenes que comparten su fe y que sienten amor por las Escrituras. Segundo, une a los jóvenes con un maestro que tiene un testimonio, y ellos pueden percibir el poder de éste cuando se comparte. Tercero, seminario despierta el interés de los jóvenes en las Escrituras”.

Al hablar en cuanto al valor de la educación secular y espiritual, el presidente Eyring citó al doceavo Presidente de la Iglesia, Spencer W. Kimball(1895-1985): “Está claro que nuestra primera prioridad debe ser el aprendizaje espiritual. Para nosotros, leer las Escrituras estaría antes que leer libros de historia. La oración debería anteponerse a la memorización de los verbos. La recomendación para el templo debería ser más valiosa que ser el primero de nuestra promoción. … Poner primero el aprendizaje espiritual no nos disculpa de aprender asuntos seculares. Todo lo contrario, pues concede un propósito a nuestro aprendizaje secular y nos motiva esforzarnos más arduamente para conseguirlo. … Nunca debe existir en nuestra vida la elección consciente de permitir que lo espiritual sea secundario. Nunca. Eso sólo conduce a la tragedia. Puede que la tragedia no sea obvia en el principio, incluso puede que no sea clara nunca en la vida mortal. Recuerden, ustedes están interesados en la educación, no sólo para la vida mortal sino para la vida eterna. Cuando vean esa realidad con claridad, pondrán la formación espiritual en primer lugar sin despreciar la formación secular”.

Un escudo de protección

El élder L. Tom Perry, del Quórum de los Doce Apóstoles, también habló en cuanto a los poderosos beneficios de seminario. “Conozco el poder que proviene de la asociación con los programas de seminario e instituto”, dijo él. “Éstos han robustecido mi vida y sé que harán lo mismo para ustedes: les pondrá un escudo de protección a su alrededor para mantenerlos libres de las tentaciones y de las pruebas del mundo. Es una gran bendición tener un conocimiento del Evangelio. Y sé que no hay un lugar mejor en donde los jóvenes de la Iglesia puedan adquirir un conocimiento especial de las cosas sagradas que en los programas de instituto y de seminario de la Iglesia”.

El élder Perry también dijo que seminario proporciona un método ordenado para estudiar el Evangelio. “Debe haber un orden en nuestro aprendizaje, el mismo orden que indica la enseñanza del Salvador: ‘Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas’ (Mateo 6:33),” dijo el élder Perry.

“Aprender de asuntos sagrados debe venir primero, proporcionando el contexto y la necesidad para la formación secular. Si queremos regresar a la presencia de nuestro Padre Celestial, nuestra primera prioridad debería ser aprender acerca de Sus vías y de Su plan. Puede que el mundo les engañe y les haga pensar que no hay suficiente tiempo para el aprendizaje espiritual y secular. Les quiero avisar para que no les engañen estas filosofías de los hombres. Aprender en cuanto a cosas sagradas, les facilitará, e incluso acelerará, su aprendizaje secular”, dijo el élder Perry.

“No desaprovechen la oportunidad de asistir a las clases de seminario e instituto”, dice el élder Perry. “Participen y benefíciense lo más que puedan de las Escrituras que se enseñan en esos grandes ámbitos de educación religiosa. Ellas los prepararán para presentar el mensaje del Evangelio restaurado a aquellos que tengan la oportunidad de conocer”.

“Proyecten llevar a cabo los cuatro años completos de seminario”, dijo el élder Perry. “¿Se han inscrito? Si no lo han hecho, los invito a aprovechar esta magnífica oportunidad. Y a ustedes, los que están inscritos, les digo: estudien con diligencia para aprender el Evangelio. Les prometo que la base que obtendrán en estos dos excelentes programas será una bendición para ustedes a lo largo de su vida. Éste es mi testimonio a ustedes”.