El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, habla en una conferencia de prensa tras el terremoto y el tsunami en Japón.
En tiempos de crisis, un apóstol del Señor Jesucristo ministra a los hijos de nuestro Padre Celestial tanto temporal como espiritualmente. Los recientes sucesos acaecidos en Japón constituyen un grandísimo ejemplo.
Poco después del terremoto, el tsunami y las inquietudes suscitadas por la radiación nuclear, el élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, que acababa de cumplir unas asignaciones en Japón y Corea tan sólo unas semanas antes, realizó una conferencia de prensa en la que manifestó su amor y apoyo por el pueblo japonés y esbozó las labores de la Iglesia por brindar alivio a todos los afectados por el desastre; también habló en cuanto al bienestar de los miembros y misioneros de la Iglesia.
“Para el mundo, éstos son momentos solemnes, que invitan a reflexionar”, dijo el élder Holland. “Tenemos una gran inquietud por todos; oramos por ellos y la Iglesia se ha comprometido a realizar una importante ayuda económica al país”.
Poco después del terremoto y el tsunami, el élder Holland habla en una conferencia de prensa en la que manifestó su amor y apoyo al pueblo japonés.
“Queremos que la fe, el apoyo y las oraciones de todo el mundo” se derramen a favor de los afectados, declaró. “Nuestra preocupación y nuestras oraciones, nuestra inquietud, nuestras esperanzas y nuestra confianza se dirigen a todos los habitantes de Japón, si son o no Santos de los Últimos Días”.
Un ejemplo divino
Los profetas y apóstoles de todas las épocas han recalcado que el servicio al prójimo es la esencia de vivir el Evangelio. Durante Su ministerio, el Salvador ayudó a los necesitados tanto físicos como espirituales, y enseñó: “En cuanto lo hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40).
Pablo, el apóstol de la antigüedad, dijo que los creyentes tienen el deber de “consolar a los que están en cualquier tribulación, con la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:4).
El profeta Mosíah, en el Libro de Mormón, menciona que uno de los atributos de la divinidad es estar “dispuestos a llorar con los que lloran; sí, y a consolar a los que necesitan de consuelo” (Mosíah 18:9).
Donde sea que hay necesidad
Los profetas y los apóstoles actuales velan por todas las personas y les ofrecen consuelo y ayuda en tiempos de crisis. Trabajan estrechamente con los Setenta para cerciorarse de que se satisfacen las necesidades tanto espirituales como temporales (véase D. y C. 107:34, 38), y también colaboran con los líderes locales según sea necesario.
El élder Holland habla a los misioneros y miembros de Tokio, Japón, semanas antes del terremoto que asoló el país.
“No tengo palabras suficientes para los líderes que han trabajado noche y día... para ocuparse de la gente”, dijo el élder Holland acerca de los líderes locales japoneses. “Tenemos obispos que han perdido sus propias casas pero que están procurando hallar a miembros a los que ayudar. Tenemos presidentas de la Sociedad de Socorro que también han perdido sus casas pero que están procurando hallar a las hermanas, a los hijos y a las familias”. También señaló que Santos de los Últimos Días de otras partes de Japón han donado alimentos y mantas [frazadas] a las personas necesitadas, y añadió que los miembros y los líderes entienden los principios de bienestar de la Iglesia, y que dichos principios “funcionan siempre”.
Varias semanas antes del terremoto y el tsunami, el élder Holland comparte un relato durante una reunión con líderes gubernamentales de Japón.
Antes y después
En febrero, justo antes del terremoto, el ministerio del élder Holland lo había llevado a visitar a miembros, líderes y misioneros de Japón y Corea, momento en el que les expresó su amor y les transmitió la certeza de que nuestro Padre Celestial y el Salvador también los aman. Al volver la vista atrás a aquellas reuniones, unas palabras que pronunció durante una bendición sobre Japón y Corea, junto con otras islas de la zona, puede servir de consuelo a quienes tanto han padecido recientemente.
“Padre”, dijo él, “bendice a estas personas para que sean receptivas al Espíritu, para que en sus corazones sientan hambre de la verdad... Nuevamente giro la llave, tal y como se ha hecho con otras llaves anteriormente, para iniciar un capítulo nuevo, un logro más alto, un mayor éxito en ésta, la obra más importante del mundo. Un éxito semejante sólo puede proceder del cielo. Podemos trabajar arduamente para preparar el camino y merecer el éxito, pero las bendiciones proceden únicamente de nuestro Padre Celestial. Así lo honramos, lo alabamos, juramos ser limpios y dignos, y obramos diligentemente ante Él para ver nacer una nueva era del Evangelio en la Tierra del Sol Naciente y en las naciones vecinas”.
El élder Holland y su esposa se despiden de los miembros al término de una reunión en Nagoya, Japón. El élder Holland se reunió con miembros, líderes y misioneros en Japón en el mes de febrero.
¿Cómo ministra a las personas un apóstol del Señor Jesucristo en tiempos de crisis? Siguiendo el ejemplo del Salvador al aliviar la angustia temporal y física, consolando a los convalecientes, enfermos o a quienes han perdido a un ser querido, y recordando a todas las personas, tanto en los buenos tiempos como en los malos, el amor de su Padre Celestial y las bendiciones que se prometieron a quienes vivan fielmente el Evangelio.
- Lea acerca de la ayuda humanitaria que dispensó la Iglesia y lo que puede hacer usted para ayudar (newsroom.ChurchofJesusChrist.org).
- Vea el video de las palabras del élder Holland en la reuda de prensa.
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- Lea las crónicas de la conferencia de prensa.