En los últimos meses se han producido cambios sin precedentes en la obra misional. Muchos misioneros han sido enviados a casa, mientras que otros han permanecido en sus misiones. Durante este tiempo, he recibido cientos de mensajes de misioneros que asisten al CCM en casa o que prestan servicio en su misión en las difíciles circunstancias del COVID-19. Ellos me expresan cómo se centran en las cosas que pueden hacer, y no tanto en lo que no pueden. Aprenden a ser felices bajo cualquier circunstancia. Algunos de ellos ni siquiera tienen teléfonos inteligentes ni acceso a wifi, y aun así se conectan socialmente con otras personas y ayudan a difundir el mensaje del Evangelio de esperanza y paz.
Al reflexionar sobre lo que ha sucedido y al contemplar el futuro, me gusta considerar la pregunta: “¿Qué podemos aprender de esto?”. Siento que el Señor tiene lecciones reservadas para cada uno de nosotros en estos tiempos difíciles.
Las redes sociales y la tecnología
Continuamos aprendiendo sobre el inmenso bien que proviene del uso justo y con propósito de la tecnología. A veces pensamos en internet y en las redes sociales como enemigos porque en ellos puede haber mucha negatividad. Sin embargo, internet puede ser un amigo para nosotros cuando lo usamos correctamente.
Podemos buscar revelación personal del cielo en cuanto a maneras de usar la tecnología para conectarnos con otras personas en estos momentos. ¡Tenemos muchas historias de éxito de misioneros que han utilizado la tecnología para compartir el evangelio de Jesucristo de maneras extraordinarias! Debemos procurar utilizar estas herramientas para cumplir la gran comisión de nuestro Salvador: “… para que la plenitud de mi evangelio sea proclamada por los débiles y sencillos hasta los cabos de la tierra” (Doctrina y Convenios 1:23).
Nuestra meta para el futuro es seguir aprendiendo y mejorando en el uso de internet para proclamar el Evangelio y para bendecir a los hijos de Dios. Es por medio de nuestras acciones cotidianas, incluso de nuestras interacciones en las redes sociales, que invitamos a otras personas a venir y ver, a venir y ayudar, y a venir y pertenecer a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Testifico que el Señor nos guiará a medida que busquemos Su guía a fin de saber cómo utilizar la tecnología para compartir Su evangelio de maneras normales y naturales.
El poder de la comunicación
Ha sido una gran bendición ver a los misioneros comunicarse con regularidad con sus familias. A lo largo de todo esto, hemos visto a familias, misioneros y líderes en todo el mundo permanecer unidos y apoyarse los unos a los otros. Esta comunicación ha ayudado a los misioneros y a sus familias a elevarse mutuamente durante estos momentos difíciles. En vez de centrarse en las cosas que están fuera de su control, los misioneros y sus familias se han centrado en lo que pueden cambiar y controlar dentro de sus propias circunstancias.
Podemos aprender de esto para el futuro. El Señor nos enseña: “Yo os digo: Sed uno; y si no sois uno, no sois míos” (Doctrina y Convenios 38:27). Esta experiencia me ha testificado además que, si estamos unidos —si hacemos cosas juntos, con la ayuda del Señor— ¡triunfaremos!
Conclusión
El futuro de la obra misional es brillante. Estamos aprendiendo mucho y el Señor tiene lecciones reservadas para todos nosotros a medida que procuremos escucharlo a Él y buscar nuevas maneras de compartir Su evangelio. Ahora es nuestro turno para sacar lo mejor que podamos de esto. Espero que no estemos anhelosos por regresar a algo que no funcionó bien en nuestra vida antes del COVID-19, sino que más bien miremos hacia el futuro con esperanza. Ruego que cada uno de nosotros utilice este tiempo para llegar a ser más refinado y edificado, más lleno de poder y revitalizado para seguir adelante.
Harriet y yo queremos mucho a nuestros misioneros, y amamos y recordamos en nuestras oraciones a todos ustedes, las familias que los apoyan manteniéndose cerca de ellos espiritual y socialmente.
Relatos de los misioneros durante el COVID-19
Recibo noticias de muchas experiencias asombrosas de misioneros de todo el mundo. Ellos siguen felices al compartir el mensaje del Evangelio de maneras nuevas y maravillosas. ¡Podemos aprender tanto de ellos! Miren algunos de estos ejemplos a la derecha.
