Desde que la Noche de Hogar se presentó en la Iglesia hace 100 años el 27 de abril de 1915, todos los presidentes de la Iglesia a su vez ha hecho hincapié en el valor y la importancia de esa práctica. A continuación sugerimos algunas citas seleccionadas:
Presidente Joseph F. Smith
A través de la Iglesia prevalece un espíritu de unidad, devoción y fe… La introducción de ese programa de reuniones hogareñas ha contribuido a ello. Una noche por semana… para recreación, mejoramiento y goce de la familia, dirigida con orden y con espíritu religioso, ha logrado el éxito en la dirección deseada y se debe recomendar con entusiasmo en todas partes (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, capítulo 39).
Presidente Heber J. Grant
Como ayuda para los padres en el cumplimiento de esta obligación y deber sumamente sagrados se ha establecido… la “Noche de Hogar” en la que los padres e hijos se reúnen en familia en comunión social y religiosa. En ese día en la que las actividades sociales, las fiestas, las cenas, los asuntos de negocios, etc., tienden a llevar a otra parte las asociaciones del hogar, se recomienda enfáticamente llevar a cabo la Noche de Hogar. Brinda la oportunidad a los padres de llegar a conocer mejor a sus hijos y a los hijos conocer y apreciar a sus padres (Home Eveninig Handbook, págs. 2–3).
Presidente George Albert Smith
Si la noche de hogar pudiera ser un hecho entre los Santos de los Últimos Días, si una noche por semana viviéramos con los nuestros, bajo la influencia del Espíritu del Señor, en nuestras propias charlas fogoneras rodeados por aquellos que el Señor nos ha dado y que nos ha dicho, en particular, que debemos instruirlos, cuántos hogares felices habría donde actualmente hay pesar, discordia y aflicción (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: George Albert Smith, capítulo 22).
Presidente David O. McKay
Reciben grandes bendiciones aquellos que lleven a cabo esa responsabilidad. Las lecciones de la [Noche de Hogar] del año pasado han acercado a muchas familias y han traído gran cantidad de paz y armonía en muchos hogares. Deseamos decirles nuevamente, con el amor y la confianza sincera, que el Señor les concederá valiosas bendiciones a todos los que con espíritu de oración y sinceridad llevan a cabo ese programa (introducción de 1966: Manual de la Noche de Hogar).
Presidente Joseph Fielding Smith
Los hijos que crecen en hogares en los que participan en la noche de hogar, en los que abundan el amor y la unidad, edifican fundamentos sólidos para ser buenos ciudadanos y participar activamente en la Iglesia. No hay mayor legado que los padres puedan dejar a sus hijos que el recuerdo y las bendiciones de un hogar feliz, unido y amoroso (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph Fielding Smith, capítulo 16).
Presidente Harold B. Lee
Les ruego que, en sus hogares, digan como Josué de la antigüedad: “…pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15). Enseñen a sus hijos en la noche de hogar; enséñenles a guardar los mandamientos de Dios, puesto que en ello reside nuestra única seguridad en estos días. Si sus hijos hacen eso, los poderes del Todopoderoso descenderán sobre ellos como rocío del cielo, y el Espíritu Santo estará con ellos (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Harold B. Lee, capítulo 13).
Presidente Spencer W. Kimball
Con respecto a nuestras noches de hogar, un rato que se pase en el hogar con la familia o que se le lleve a visitar un lugar de interés resuelve sólo parcialmente la necesidad de la noche de hogar. Lo que es de fundamental trascendencia es enseñar a los hijos la forma de vivir que es vitalmente importante. La asistencia juntos a un espectáculo o a una fiesta, o el ir a pescar, satisface sólo a medias la verdadera necesidad; pero lo más importante es quedarse en casa y enseñar a los hijos el Evangelio, las Escrituras y el amor entre sí y hacia sus padres (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, capítulo 19).
Presidente Howard W. Hunter
Tomen seriamente su responsabilidad de enseñar el Evangelio a su familia, realizando para ello la noche de hogar con regularidad, la oración familiar, la lectura de las Escrituras y de mensajes espirituales, y aprovechando momentos propicios para enseñar (Conferencia General de octubre de 1994).
Presidente Gordon B. Hinckley
Tenemos el programa de la Noche de Hogar semanal [lunes por la noche] en toda la Iglesia en la que los padres se sientan junto con sus hijos. Estudian las Escrituras. Hablan sobre los problemas familiares. Planifican las actividades familiares y cosas de esa índole. No dudo en decir que si cada familia en el mundo realiza esa única cosa, se podría ver una gran diferencia en la fortaleza de las familias del mundo (entrevista, Boston Globe, 14 de agosto de 2000).
Presidente Thomas S. Monson
Nadie puede permitirse desatender este programa inspirado de [la Noche de Hogar]. Trae crecimiento espiritual a cada miembro de la familia y les ayuda a resistir las tentaciones que nos rodean. Las lecciones que se aprenden en el hogar son las que perduran (“Verdades constantes para tiempos cambiantes”, Conferencia General de abril de 2005).