Los profetas y apóstoles enseñan que la confianza y la honradez son importantes en la edificación de familias fuertes. El presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, recalcó la importancia de esos principios al enseñar en cuanto a ir hacia adelante con fe.
“A fin de perseverar hasta el fin, es necesario que confiemos en nuestro Padre Celestial y que tomemos decisiones sabias”, dijo el presidente Uchtdorf durante un discurso a los líderes del sacerdocio. “Significa fuerza de carácter, desinterés y humildad; significa integridad y honradez hacia el Señor y hacia nuestros semejantes. Significa hacer de nuestros hogares lugares fuertes de defensa y un refugio contra las maldades del mundo; significa amar y honrar a nuestros cónyuges e hijos.
“Al esforzarnos por perseverar hasta el fin, nuestra vida se refinará de manera espléndida. Aprenderemos a ‘…[hacer] bien a los que [nos] aborrecen, y [orar] por los que [nos] ultrajan…’ (Mateo 5:44). Las bendiciones que recibiremos por perseverar hasta el fin en esta vida son reales y muy importantes, y las de la vida venidera están más allá de nuestra comprensión”.
Si nos esforzamos constantemente a inculcar estas virtudes de honradez y confianza en nuestro diario vivir, dijo el presidente Uchtdorf, nos allegaremos más a Cristo y al conocimiento de Su plan para nosotros.
Un carácter recto conduce a la confianza
Otros profetas y apóstoles también recalcan la importancia de la confianza y la honradez en la vida familiar. El élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo que es sólo por la confianza en el Señor que podemos superar las mayores adversidades en la vida. Un profundo sentido del carácter, aconsejó, sólo puede venir de un esfuerzo continuo al tomar decisiones correctas como personas y familias.
“El carácter recto te provee el cimiento de fortaleza espiritual que te permitirá tomar correctamente decisiones importantes que parezcan insuperables”, dijo el élder Scott.
“Un carácter recto consiste en lo que tu eres. Es más importante que lo que poseas, que lo que hayas aprendido o logrado. Es lo que hace que se te tenga confianza; es lo que te abre la puerta a la ayuda del Señor en momentos de grandes decisiones o tentación.
“Sé honrado. El carácter recto se basa en la integridad.
“Nunca te mientas a ti mismo. Una mentira puede dar ventaja temporal, pero trae consigo dificultades a largo plazo. No hagas premeditadamente lo malo; no mientas para lograr ventaja; no engañes para encubrir errores. Cuando seas completamente honrado contigo mismo y compares tus hechos con lo que tú sabes que es correcto, no serás deshonesto con nadie. Más aún, te asegurarás de que el Señor pueda bendecirte cuando lo necesites”.
Estos principios de honradez e integridad son particularmente importantes entre los cónyuges en el matrimonio y entre padres e hijos en la familia.
Un pueblo con integridad
El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, indica la integridad y la honradez como el fundamento de quiénes somos como discípulos de Cristo y como miembros de una familia.
“Ustedes y yo debemos esforzarnos por llegar a ser personas de integridad y ser sinceros con Dios, honrados con nosotros mismos y con otras personas”, dijo el élder Bednar. “La integridad y la honradez con Dios es el resultado de conocer y entender quién es Él, nuestra relación con Él, y nuestro parentesco con Él como nuestro Padre Eterno.
“La integridad y la honradez con nosotros mismos es el resultado de conocer y entender quiénes somos como hijos e hijas de Dios. Y la integridad y la honradez con otras personas es el resultado de conocer y entender que son hijos e hijas del Padre Eterno y son nuestros hermanos y hermanas. Todos los pensamientos y acciones sin principios morales y deshonestos son una traición a Dios, una traición a nosotros mismos y una traición a otras personas.
“Llegar a ser un pueblo de integridad y honradez no ocurre rápidamente ni de repente, tampoco es simplemente un asunto de una mayor disciplina personal. Es un cambio de disposición, un cambio de corazón. Y este cambio gradual de corazón es lo que el Señor logra dentro de nosotros, por medio del poder de su Espíritu, línea sobre línea”.
Como discípulos de Cristo, con integridad y honradez de corazón, la vida matrimonial y familiar puede edificarse en la confianza y la fe, que se centran en la fortaleza de la Expiación.