Seamos de buen ánimo al vivir nuestra vida. Aunque vivimos en tiempos cada vez más peligrosos, el Señor nos ama y nos tiene presentes. Está siempre de nuestro lado cuando hacemos lo correcto. Nos ayudará en época de necesidad. Llegan dificultades a nuestra vida, problemas que no anticipamos y que jamás escogeríamos. Ninguno de nosotros está exento. El propósito de la vida mortal es aprender y crecer para ser más parecidos a nuestro Padre, y a menudo es durante tiempos difíciles cuando más aprendemos, aunque las lecciones nos duelan. Nuestra vida también puede estar llena de gozo al seguir las enseñanzas del evangelio de Jesucristo.
El Señor nos exhortó: “Confiad; yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Cuánta felicidad debería darnos este conocimiento. Él vivió por nosotros y murió por nosotros.