Estamos presenciando los milagros del Señor a medida que Su evangelio se extiende por todo el mundo.
Hermanos y hermanas, tan ciertamente como el Señor ha inspirado a más misioneros a prestar servicio, también está despertando la mente y abriendo el corazón de más personas buenas y honradas para que reciban a Sus misioneros. Ustedes ya conocen a esas personas o las conocerán. Son sus familiares y viven en su vecindario, se las encuentran en la calle, se sientan junto a ustedes en clase y se comunican con ustedes por internet. Ustedes también son una parte importante de este milagro que se va desplegando.
Si ustedes no son misioneros de tiempo completo y no llevan una placa misional en la chaqueta, ahora es el momento de plasmar una en su corazón; como lo dijo Pablo: “…no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo” (2 Corintios 3:3). Ex misioneros, busquen su antigua placa misional, no se la pongan, pero colóquenla donde puedan verla. El Señor los necesita ahora más que nunca para que sean instrumentos en Sus manos. Todos nosotros tenemos algo que aportar a este milagro.