Hermanos y hermanas, ésta es una obra divina en marcha, y las manifestaciones y bendiciones de ella abundan en todas partes; de modo que por favor no se preocupen demasiado si de vez en cuando surgen problemas que se tienen que analizar, comprender y resolver. Los problemas surgen y se tendrán que resolver. En esta Iglesia lo que sabemos siempre prevalecerá sobre lo que no sabemos; y recuerden que en este mundo todos debemos andar por medio de la fe.
De modo que sean tolerantes con las flaquezas humanas, tanto con las propias así como con las de aquellos que sirven con ustedes en una Iglesia dirigida por voluntarios, hombres y mujeres mortales. Excepto en el caso de Su Hijo Unigénito perfecto, Dios se ha tenido que valer de gente imperfecta, lo cual ha de ser terriblemente frustrante para Él, pero se conforma con ello; y nosotros debemos hacerlo también. Y cuando vean alguna imperfección, recuerden que la limitación no radica en la divinidad de la obra.