Si un esposo pone las necesidades de su esposa por encima de las de él, aumentará su amor por ella. Éste es el consejo que dio el presidente Henry B. Eyring, primer consejero de la Primera Presidencia, que repite una enseñanza de cuatro palabras que se ha dado a menudo a los esposos por medio de los profetas y apóstoles: “Amen a su esposa”.
“Requerirá fe y humildad poner los intereses de ella por encima de los suyos en las dificultades de la vida”, dice el presidente Eyring. “Ustedes tienen la responsabilidad de proveer de lo necesario para la familia y cuidarla al mismo tiempo que prestan servicio a los demás. Eso a veces puede acabar con toda su energía y fuerza. Quizás la edad y las enfermedades aumenten las necesidades de su esposa. Si aun así deciden poner la felicidad de ella por encima de la de ustedes, les prometo que su amor por ella aumentará”.
Los esposos tienen una responsabilidad sagrada
El élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles, explica la responsabilidad de los esposos de amar a sus esposas. Él dice que de todos los deberes del sacerdocio, la responsabilidad primordial de un marido es su esposa.
“Los oficios del sacerdocio, las llaves, los llamamientos y los quórums no es otro que el de exaltar a las familias”, dice él. “La autoridad del sacerdocio se ha restaurado con el fin de sellar a las familias por la eternidad. En consecuencia, hermanos, su principal deber del sacerdocio es nutrir su matrimonio: cuidar, respetar, honrar y amar a su esposa. Sean una bendición para ella y para sus hijos”.
Otra manera en que los esposos pueden ser una bendición para sus esposas es “mantener vivo el espíritu del romance en [su] matrimonio”, dice el élder Nelson. “Sean considerados y bondadosos en la tierna intimidad de su vida matrimonial; permitan que sus pensamientos y acciones inspiren confianza; hagan que sus palabras sean prudentes y que el tiempo que pasen juntos sea edificante. No permitan que nada en la vida tenga prioridad sobre su esposa: ni el trabajo, ni la recreación, ni los pasatiempos”.
Esas expresiones de amor y de agradecimiento “van más allá del simple hecho de reconocer un pensamiento y un acto buenos”, dice el élder Nelson. “Si el compañero agradecido busca lo bueno en su cónyuge y ambos se dicen cumplidos en forma sincera, el esposo y la esposa se esforzarán por llegar a ser el tipo de persona que se describe con esos cumplidos”.
Él agregó: “Ante todo, ¡no sean egoístas! Cultiven un espíritu de desinterés y de generosidad. Juntos, celebren y honren cada día como si fuese un don preciado del cielo”.
Dirijan con amor
Los esposos pueden ser una bendición para sus esposas si “toman la iniciativa en actividades familiares como el estudio de las Escrituras, la oración familiar y la noche de hogar”, dice el élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles.
Los esposos pueden amar a sus esposas expresando amor verbalmente, enseña el élder Scott. “¿Le dicen a menudo a su esposa cuánto la quieren? Ustedes tienen que decírselo. Una mujer mejora y es grandemente bendecida por esa confirmación. Expresen gratitud por lo que su esposa hace por ustedes. Expresen ese amor y gratitud a menudo”.
Ayúdense mutuamente
El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseña acerca del amor y apoyo que los esposos y esposas deben compartir.
“Uno de los grandes objetivos del amor verdadero es ayudarse el uno al otro en esos momentos difíciles”, dice él. “Podemos soportar casi todo si tenemos a alguien a nuestro lado que nos ama de verdad y que nos aliviana la carga… El amor es frágil, y existen elementos en la vida que procuran destruirlo. Es mucho el daño que se puede hacer si no nos encontramos en manos tiernas y bondadosas. El entregarnos completamente a otra persona, como lo hacemos en el matrimonio, es el paso de todas las relaciones humanas que mayor confianza requiere”.
Y añadió: “Se trata de un acto de verdadera fe, una fe que todos debemos estar dispuestos a ejercer. Si lo hacemos bien, compartimos todo con la otra persona: nuestras esperanzas, miedos, sueños, flaquezas y alegrías”.
“El amor verdadero florece cuando nos importa más la otra persona que nosotros mismos”, dice el élder Holland. “Esa clase de amor se ve en el gran ejemplo de la expiación de Cristo, y debería verse más en la bondad que mostramos, el respeto que damos, la abnegación y la cortesía que evidenciamos en nuestras relaciones”.
Expresar y demostrar amor y gratitud
El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, explica que dichas expresiones de amor y gratitud “no tienen que ser floridas ni extensas; simplemente debemos expresar amor de manera sincera y frecuente”.
Los esposos también demuestran su amor por la forma en que tratan a su esposa, dice el élder Bednar. “Debemos recordar que el decir ‘Te amo’ es solamente el comienzo; debemos decirlo, decirlo de corazón y, lo más importante, demostrarlo constantemente. Debemos expresarlo y también demostrar el amor”.
Los matrimonios pueden disfrutar de una riqueza de gozo, confianza y fortaleza, promete el élder Bednar. “El sentir la seguridad y la constancia del amor de un cónyuge… es una rica bendición. Ese amor nutre y sostiene la fe en Dios, es una fuente de fortaleza y aleja el temor. Ese amor es el deseo de toda alma humana”.