La obra misional se basa en la doctrina de Cristo

Toda la obra misional se basa en la doctrina de Cristo. A medida que los presidentes de misión, los misioneros, los miembros y aquellos que están aprendiendo acerca de la Iglesia, llegan a comprender dicha doctrina, todos los demás aspectos de la obra misional y de crecimiento en el Evangelio toman su lugar correspondiente. Además, la motivación para aprender y compartir el Evangelio, y por ser obedientes a los mandamientos de nuestro Padre Celestial se hace mucho más clara.

Buenas noticias

“La ‘palabra’ que ustedes y yo declaramos, la palabra que genera fe en Cristo es el Evangelio o las ‘buenas nuevas’ de Jesucristo”, dijo el élder D. Todd Christofferson del Quórum de los Doce Apóstoles en el seminario para nuevos presidentes de misión y sus esposas. “Simplemente dicho, las buenas nuevas son que la muerte no es el fin de la existencia, y que nuestra separación de Dios es temporal. Tenemos un Salvador, Jesucristo, el Hijo divino de Dios, quien por Su Expiación ha vencido la muerte y el infierno, para que todos resuciten y todos los que se arrepientan y se bauticen en Su nombre tengan un lugar en el reino celestial de Dios para siempre”.

Seminario de presidentes de misión

Profetas y apóstoles hablan a presidentes de misión y sus esposas, en el seminario para nuevos presidentes de misión, en el Centro de Capacitación Misional de Provo, Utah. Cada año, los profetas y apóstoles se reúnen con los nuevos presidentes de misión y sus esposas justo antes de que estos comiencen sus misiones.

Cada año, los profetas y apóstoles se reúnen con los nuevos presidentes de misión justo antes de que estos comiencen sus misiones. Al capacitar a los nuevos presidentes, estos testigos especiales ponen énfasis en la doctrina de Cristo. El presidente Thomas S. Monson, el presidente Henry B. Eyring (primer consejero), el presidente Dieter F. Uchtdorf (segundo consejero), el presidente Boyd K. Packer y varios miembros del Quórum de los Doce Apóstoles hablaron en el seminario de 2011. Otros líderes de la Iglesia, incluidos miembros de los Setenta asignados al Departamento Misional, el Obispado Presidente y organizaciones auxiliares, también participaron.

El presidente Monson hablando en el seminario de presidentes de misión

El presidente Monson comparte una experiencia personal con los recién llamados presidentes de misión y sus esposas. Animó a los presidentes de misión a motivar a sus misioneros con amor, a seguir el Espíritu, y a incluir a los líderes y miembros locales en la obra.

El mensaje del presidente Monson

El presidente Monson dio apertura al seminario el jueves por la mañana, expresando amor por los misioneros y por la obra misional.

“Con frecuencia he leído el relato de José Smith”, dijo él. “Es una gran herramienta misional, y al leer ese relato y contemplar al joven José entrar en esa arboleda ahora llamada Sagrada, también he contemplado que en nuestras vidas, todos tenemos una Arboleda Sagrada personal en la que podemos estar particularmente cerca del Señor, donde podemos comunicarnos de manera un poco más libre de lo que podría ser en otro caso. Una de mis Arboledas Sagradas está en el Centro de Capacitación Misional”.

El presidente Monson ofreció consejo práctico sobre cómo motivar a los misioneros con amor, basándose en sus propias experiencias como presidente de misión. Recalcó la importancia de seguir la guía del Espíritu y de incluir a los líderes y miembros locales en la obra misional.

La fe en Cristo

“Ustedes y los misioneros que servirán bajo su dirección son llamados, apartados y habilitados con poder mediante llaves y autoridad apostólica”, dijo el élder Christofferson en su discurso en el seminario. “Ustedes y ellos, por tanto, son contados entre ‘los vasos escogidos del Señor’ llamados a ‘dar testimonio de Él’ para que el resto de los hombres puedan tener fe en Cristo, para que el Espíritu Santo pueda tener un lugar en sus corazones.En otras palabras, en calidad de mensajeros autorizados del Señor, es su enseñanza y testimonio por el poder del Espíritu Santo que introducirá la fe en Cristo en el alma de aquellos que les escuchen”.

Dijo que “por medio de nuestros convenios con Dios podemos gozar de una fe en Cristo lo bastante fuerte como para ayudarnos a superar cualquier desafío o prueba, sabiendo que al final nuestra salvación estará asegurada… Nuestra fe en Cristo nace del Espíritu, al escuchar la palabra de Dios enseñada por aquellos que son Sus siervos oficiales, tanto vivos como fallecidos. Al edificar sobre ese fundamento, nuestra fe se fortalece… [y] el arrepentimiento arraigado en la fe nutre aún más nuestra fe al perfeccionarse la obediencia”. Agregamos el servicio a los demás, y “con el tiempo entendemos que las bendiciones prometidas por obedecer los mandamientos y convenios de Dios se realizan en nuestra vida”.

También indicó que “parte del milagro de la obra misional es el dramático crecimiento de la fe en Cristo de un misionero o misionera, a medida que se esfuerza por edificar esa misma fe en los demás”.

Enseñen y testifiquen sobre el Salvador.

Otros profetas y apóstoles también enseñaron verdades basadas en la doctrina de Cristo y dieron testimonio del Salvador y de la obra misional.

Al seguir al Maestro de Maestros, Jesucristo, enseñarán por medio del ejemplo y enseñarán la doctrina”, dijo el presidente Uchtdorf. “Enseñen y testifiquen frecuentemente del Salvador, y expresen su amor por Él. Animen a sus misioneros a que hagan lo mismo todo el tiempo, en todo lugar y a todas las personas. Ayúdenles a nunca avergonzarse del mensaje del Evangelio ni de la Iglesia. Sólo pueden testificar de lo que saben que es verdad. ¡Ayúdenles a saber que lo es!”

El élder Nelson y su esposa en el seminario de presidentes de misión 2011

El élder Russell M. Nelson del Quórum de los Doce Apóstoles y su esposa, la hermana Wendy Nelson, saludan a los asistentes al seminario. El élder Nelson, presidente del Consejo Ejecutivo Misional, aconsejó: “Aprendan la doctrina de Cristo en sus misiones, y esperen lo mismo de sus misioneros”.

El élder Russell M. Nelson del Quórum de los Doce Apóstoles dijo: “Espero que aprendan, enseñen y vivan la doctrina de Cristo. Las Escrituras hacen referencia a la doctrina de Cristo en forma singular. No hacen referencia a las doctrinas de Cristo. Su doctrina tiene muchas facetas, de las cuales derivan muchos principios. Aprendan la doctrina de Cristo en su misión, y esperen lo mismo de sus misioneros. La buena erudición del Evangelio viene del estudio diario de las Escrituras y de enseñar lo que se ha aprendido. Esta misión es una gran ocasión para aprender la doctrina de Cristo, explicarla y vivirla bien”.

El élder Nelson, que tenía presentes en el seminario a dos hijas con sus esposos presidentes de misión, una tercera hija que se va a mudar a Japón con su esposo para que él sirva en una Presidencia de Área, y cuatro nietos también sirviendo como misioneros de tiempo completo, dijo: “Siento un profundo interés por la obra misional, quizás ahora más que nunca”. Dijo a los presidente de misión y sus esposas: “Ojalá pudiera adoptarlos a todos como hijos míos. Siento esa clase de amor y gratitud por ustedes”.

Siervos del Señor

El élder David A. Bednar del Quórum de los Doce Apóstoles, quien habló en el devocional del Centro de Capacitación Misional, como parte del seminario, dijo: “un misionero de Predicad Mi Evangelio es un siervo del Señor, llamado por profecía y autorizado por la imposición de manos, que proclama el Evangelio restaurado y sempiterno del Salvador (véase D. y C. 68:1) a Su manera (D. y C. 50:13-14;17-24). 

El presidente Packer hablando en el seminario de presidentes de misión 2011

El presidente Boyd K. Packer del Quórum de los Doce Apóstoles, habló acerca del Espíritu Santo, describiéndolo como una voz que se siente más que se oye.

“Fíjense en la similitud entre esta definición y el propósito global de ustedes como misioneros que se describe en Predicad Mi Evangelio: ‘Invitar a las personas a venir a Cristo a fin de que reciban el Evangelio restaurado mediante la fe en Jesucristo y Su expiación, el arrepentimiento, el bautismo, la recepción del don del Espíritu Santo y el perseverar hasta el fin’(Predicad Mi Evangelio, 1)… Al servir, no representamos a nuestras familias, nuestros amigos, nuestros barrios o ramas, nuestras comunidades o naciones, sino que lo representamos a Él. Sus propósitos deben ser nuestros propósitos… . Su voluntad debe ser nuestra voluntad”.

El presidente Packer habló acerca del Espíritu Santo, una voz que se puede sentir más que oír. También relató el incidente en el libro de Tercer Nefi, cuando el pueblo quería saber cómo debían llamar la Iglesia: “ ‘Y el Señor [un tanto impaciente] les dijo:… ¿No han leído las Escrituras que dicen que debéis tomar sobre vosotros el nombre de Cristo, que es mi nombre?’ Entonces explicó que deberían llamar la Iglesia con Su nombre… Él dijo, ‘Si lleva mi nombre, entonces… El Padre [la bendecirá] por mi causa’ ”.

Su obra y Su gloria

El élder Jeffrey R. Holland del Quórum de los Doce Apóstoles rindió homenaje a su presidente de misión, el élder Marion D. Hanks, antiguo miembro de la Presidencia de los Setenta, quien ahora es Autoridad General Emérita, así como a su primer compañero y entrenador, el élder Gerald L. Pulsipher. Al hacerlo, recordó a los presidentes de misión y sus esposas, “Ésta no es su Iglesia ni su Evangelio; técnicamente tampoco es ni siquiera su misión. Esta es la obra misma y gloria de Dios… . Por favor, recuerden que estos misioneros eran de Él mucho antes de que fueran de ustedes, y la obra que ellos y ustedes han de realizar claramente era de Él mucho antes de que fuera de ustedes. Así que estén tranquilos. Ustedes están en las manos del Señor, igual que ellos lo están. Ustedes están yendo como Sus siervos”.

Aprobados por el Señor

El presidente Eyring dio el mensaje final del seminario como un discurso en una reunión sacramental. Habló acerca del Espíritu Santo y de cómo los misioneros pueden saber cuándo sus esfuerzos son aprobados por el Señor.

El presidente Eyring hablando en el seminario de presidentes de misión 2011

El presidente Henry B. Eyring, primer consejero de la Primera Presidencia, da el mensaje final del seminario. Dijo que los misioneros “llegarán a conocer al Maestro al servir con Él. Al conocerlo mejor, lo amamos aun más. Eso será una realidad para sus misioneros”.

“Sus fieles misioneros se motivarán cuando el Espíritu les comunique la verdad de esta amorosa promesa del Señor a ellos y a todos los que ellos conozcan: ‘Entonces habló Jesús, diciendo, Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar’ (Traducción de José Smith, Mateo 11:29).

“Esa amable invitación está en todas las instrucciones que han recibido sobre cómo hacer la obra misional y cómo dirigir en ella. Sus misioneros se sentirán atraídos por el amor del Señor. El amor engendra amor. Los misioneros sentirán Su amor conforme la Expiación opera para cambiar corazones. El amor de ellos por él aumentará. Ellos llegarán a conocer al Maestro al servir con Él. Al conocerlo mejor, lo amamos aun más. Eso será una realidad para sus misioneros.

“Ellos crecerán gradualmente en su capacidad de ayudar a todos a quienes conozcan a sentir Su amor por ellos. Aquellos con quienes hablen y a quienes enseñen sentirán el amor del Señor a través de sus misioneros. Sentirán ese amor no sólo por lo que hagan y digan los misioneros, sino por el poder del Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo que testifica de la realidad de Dios y nos permite sentir el gozo de Su amor.

“Así es cómo sus misioneros pueden saber que son aprobados por el Señor”.

Vea más informes de discursos del seminario para nuevos presidentes de misión.


En el seminario, el presidente Monson compartió algunas de sus propias experiencias y sentimientos de la obra misional. Aquí hay parte de lo que él compartió.

Un lugar sagrado

Una de mis Arboledas Sagradas está en el Centro de Capacitación Misional. Aunque recientemente no he tenido la oportunidad, a lo largo de los años me ha encantado estar presente cuando entran los nuevos misioneros. He visto a los hermanos y hermanas menores de los misioneros mirar con orgullo cuando su hermano o hermana mayor va a la misión. He visto muchas madres derramar lagrimas. Me gusta ver al padre, con su traje arrugado, admirar el traje nuevo de su hijo. Me fijo en los zapatos de Papá. A veces hay agujeros en las suelas de los zapatos, pero no en los zapatos del hijo misionero, el tiene los mejores. Papá y mamá se han sacrificado para que su hijo pueda ir como siervo del Señor. Los hombres y mujeres jóvenes han recibido capacitación en el hogar, en las clases de la Iglesia y en seminario. Están cualificados por edad, virtud y experiencia. Han sido entrevistados por el obispo y hallados dignos, entrevistados por el presidente de estaca y hallados dignos, y apartados como misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Un traslado inspirado

El presidente Monson hablando en el seminario de presidentes de misión 2011

El presidente Thomas S. Monson habla en el seminario de nuevos presidentes de misión. Les dio consejos prácticos de sus experiencias en el campo misional.

Recuerdo, como presidente de misión en Canadá [1959-1962], mirando nuestra lista de misioneros y sintiendo la inspiración definitiva de trasladar a un joven de la ciudad de Belleville, Ontario, a Welland, Ontario… . La impresión llegó con tanta fuerza que hice el traslado. La semana siguiente, cuando recibí una carta de su compañero, derramé lagrimas cuando leí: "Presidente Monson, sé que usted fue inspirado al enviarnos al élder Smith a Welland. Estamos enseñando a diez familias de habla italiana cuyos conocimientos de inglés son muy limitados. En mi corazón había estado orando por un compañero que hablara italiano. Usted encontró al único misionero de la misión que habla italiano". Al leer esas líneas, pensé: "No sabía nada de si ese muchacho hablaba italiano". Con un apellido como Smith, uno no piensa que va a hablar italiano. Desconocía que su madre era italiana y que había enseñado a su hijo a hablar su lengua materna. Al escuchar al Espíritu y trasladarlo, él pudo llevar el Evangelio a esas familias italianas de Welland.

Un entrenador excepcional

Tenía a un joven, James Arnett, de Price, Utah. Nunca fue líder de distrito, nunca fue líder de zona, nunca fue ayudante del presidente; pero si fuese a nombrar con la mano a mis misioneros más sobresalientes, él sería uno de ellos. La razón era que fue un entrenador sobresaliente de nuevos misioneros. Le daba un nuevo élder durante un mes; entonces le daba otro nuevo élder, entonces otro, etc. Su influencia se podía ver en casi todos los misioneros a quien había entrenado, y también que habían sido entrenados por aquellos que él había entrenado. De vez en cuando van a encontrar ese tipo de talento. Utilícenlo cuando venga. En Doctrina y Convenios leemos este hermoso pasaje: "Y si de entre vosotros uno es fuerte en el Espíritu, lleve consigo al que es débil, a fin de que sea edificado con toda mansedumbre para que se haga fuerte también" (D. y C. 84:106).

Las cartas pueden convertir

En una ocasión estaba visitando una misión en Los Ángeles y entrevisté a todos los misioneros. A un joven misionero de Georgia, le dije, casi tajantemente: "¿Les escribe una carta a sus padres cada semana?" "Sí, Señor". "¿Recibe un carta de sus seres queridos cada semana?" Él dijo: "No, señor". Me detuve y le pregunté: "¿Cuánto hace que no recibe una carta de sus padres?" Se atragantó un poco y dijo: "Nunca he recibido una". Me quedé atónito. Le pregunté: "¿Cuánto tiempo lleva en la misión?" Dijo: "Casi seis meses". Entonces empezó a derramar lágrimas. Lo miré y sentí la inspiración de hacerle una promesa. Le dije: "le prometo, élder, que si usted sigue escribiendo una carta cada semana a su padre y su madre, verá un cambio en sus vidas".

Varios meses después, regresé a California para asistir a una conferencia de estaca. Después de la reunión, un joven misionero se me acercó y dijo: "Élder Monson, ¿Se acuerda de mí?" Había entrevistado como a 1.700 ese año. Dije: "La cara me parece familiar, pero no recuerdo su nombre". Dijo: "Yo soy el élder que entrevistó que no había oído de sus padres en seis meses. Soy el élder a quien le prometió que si seguía escribiendo una carta cada semana, mis padres me escribirían".

Tenía casi miedo de preguntarle, pero lo hice: "¿Ha sabido algo de ellos?" y me dijo: ¿Qué he sabido de ellos?" Sacó del bolsillo una carta de su madre, cuyo contenido jamás olvidaré. Decía: "Querido Michael, muchísimas gracias por tus cartas semanales. Te alegrará saber que papá ha sido ordenado presbítero y yo estoy recibiendo las charlas de los misioneros, y papá me va a bautizar. Hemos calculado que en un año podremos viajar a Los Ángeles con la familia, cuando tú termines la misión, y todos podemos ir al Templo de Los Ángeles para ser sellados por la eternidad. Sigue trabajando fuerte. con cariño, Mamá". Entonces me tocó a mí llorar. El muchacho dijo: "Hermano Monson, el Señor cumplió la promesa que usted me dio". Yo le dije: "El Señor contestó sus oraciones".

Un élder feliz

Durante años, después de regresar de Canadá, llevaba en mi billetera una foto de uno de mis misioneros, Heber Barzee. El élder Barzee me dio la foto, y en el dorso había escrito: "Estimado presidente Monson, soy feliz". Cuando miraba esa sonrisa, me decía a mí mismo: "Es mi trabajo motivar, demostrar y enseñar a todos los misioneros de mi misión cómo tener éxito. No es mi trabajo regañar; no es mi trabajo amonestar o presionar. Mi asignación es la de mostrar a cada misionero cómo tener éxito para que será tan feliz como el élder Barzee".