El élder Perry habla acerca del sacerdocio, primera parte: El juramento y el convenio

El élder L. Tom Perry, del Quórum de los Doce Apóstoles, cita la sección 84 de Doctrina y Convenios para analizar el juramento y el convenio del sacerdocio.


Según el élder L. Tom Perry, del Quórum de los Doce Apóstoles, la ordenación sola no es suficiente para recibir las bendiciones prometidas a través del sacerdocio.

“Se tiene que ser digno de recibirlo [el sacerdocio]”, señaló el élder Perry en la primera de cuatro partes de una entrevista sobre el sacerdocio, puntualizando que la sección 84 de Doctrina y Convenios especifica que el Sacerdocio Aarónico se recibe con un convenio, mientras que el de Melquisedec se recibe con un juramento y un convenio.

“Cuando el Señor hace un juramento, deposita Su propia reputación y Su empeño en que dicho juramento sea correcto, y que cumplirá con él”, dijo el élder Perry. Por otro lado, “estrictamente hablando, un convenio es un acuerdo entre dos partes: el Señor a un lado y el hombre al otro. El juramento surge cuando Él le da todo Su respaldo, toda Su sustancia y todo Su poder y el convenio es este acuerdo entre los dos”.

El élder Perry mencionó la importancia de entender que el sacerdocio es el gobierno de Dios. “Establece la norma y el procedimiento, y cuenta con la autoridad para efectuar las sagradas ordenanzas del reino de nuestro Padre Celestial. Siempre ha existido y siempre existirá”. Dijo que era necesaria una línea de autoridad para preservar la pureza de su doctrina. “El sacerdocio brinda al género humano el poder para actuar como agentes del Señor en la tierra, efectuar Sus sagradas ordenanzas y dirigir Su Iglesia”.

Una bendición en todo el mundo

El élder Perry dijo que la intención del Señor era que el sacerdocio bendijera a toda la tierra. “Primero fue el sacerdocio patriarcal, el cual pasaba de padre a hijo. Luego Él escogió a un líder y profeta, Abraham, y le concedió una bendición muy selecta: que por medio de su linaje fueran bendecidas todas las naciones de la tierra”.

Refiriéndose a la labor de los obispos de dirigir las congregaciones locales de la Iglesia dijo que “han sido ordenados y han recibido las llaves para presidir”. Y añadió que esto es según el modelo que el Señor estableció en toda la Iglesia. “Tienen la responsabilidad de ver que los principios, las ordenanzas y las prácticas de la Iglesia se siguen de acuerdo con la voluntad del Señor”.

Más de la sección 84

Por tanto, añadió el élder Perry, es importante que quienes reciban el sacerdocio entiendan el compromiso que están adquiriendo y se preparen para ser dignos de prestar servicio.

Citando nuevamente la sección 84, leyó: “Así que, todos los que reciben el sacerdocio reciben este juramento y convenio de mi Padre, que él no puede quebrantar... Pero el que violare este convenio, después de haberlo recibido, y lo abandonare totalmente, no recibirá perdón de los pecados en este mundo ni en el venidero” (D. y C. 84:40–41).

“Esto es algo muy serio”, puntualizó el élder Perry. “Uno pensaría que la gente evitaría recibirlo. Pero entonces [el versículo 42] dice: “¡Ay! de todos aquellos que no obtengan este sacerdocio”, así que estamos atrapados en ambos casos. Acepten [el sacerdocio], vivan dignos de él [y] reciban las bendiciones del Señor. Y si se alejan de él, entonces ay de aquéllos, porque no siguen el orden del sacerdocio ni reciben las bendiciones para llegar a ser los elegidos de Dios en la tierra”.


La verdadera hermandad de los quórumes

El élder Perry explicó que un quórum del sacerdocio es tres cosas: (1) una clase, (2) una fraternidad y (3) una unidad de servicio. Esta definición la dio Stephen L. Richards (1879–1959) en un discurso de una conferencia general en 1937 cuando era miembro del Quórum de los Doce Apóstoles. Ésta es la parte del discurso que versa sobre los quórumes:

“Un quórum es tres cosas: primero, una clase; segundo, una fraternidad; y tercero, una unidad de servicio. En el quórum los hombres del sacerdocio aprenden los principios del Evangelio, establecen una verdadera hermandad y llevan adelante la obra de Cristo. Es una asociación dada por Dios de la cual sacan un provecho más duradero que de cualquier otra organización fraternal de nuestra sociedad. Su objetivo principal es alentar y salvaguardar al individuo. No es posible que los hombres se ausenten de sus reuniones de quórum sin perder algo vital para su propio bienestar y el de la Iglesia.

“Me temo que tenemos algunos hombres que han recibido el Santo Sacerdocio que se consideran demasiado importantes como para relacionarse con sus hermanos del quórum. Me apeno por ellos. Están cometiendo un grave error, ya que son ellos, principalmente, quienes retrasan el progreso de la obra de Dios. Estoy convencido de que tengo razón al decir que si todos los hombres del sacerdocio fueran leales a sus quórumes, la obra de la Iglesia se aceleraría más allá de lo que ahora conocemos” (en Conference Report, octubre de 1938, pág. 118).

Stephen L. Richards fue sostenido en 1951 como Primer Consejero del presidente David O. McKay en la Primera Presidencia. El presidente Richards sirvió en ese cargo hasta su muerte en 1959.


También en esta serie

Ésta serie de cuatro partes dedicada al sacerdocio comenzó con un segmento sobre el juramento y el convenio del sacerdocio, continuó con comentarios sobre los sacerdocios Aarónico y de Melquisedec en la segunda parte, que versó sobre el sacerdocio y la familia en la tercera parte y que concluye con este segmento, la cuarta parte, sobre la restauración del sacerdocio.