Al iniciarse las fiestas de Navidad, todos deberíamos abrir nuestro corazón para recibir una vez más el testimonio de que Cristo nació como el Salvador del mundo, que vive, y que mediante Él, nosotros volveremos a vivir. Durante el Devocional de Navidad del 4 de diciembre de 2011, el presidente Thomas S. Monson, el presidente Henry B. Eyring, primer consejero, y el presidente Dieter F. Uchtdorf, segundo consejero, nos animaron a abrir el corazón.
Presidente Monson: No existe mejor época que ésta
“No existe mejor época que ésta, esta misma época de Navidad, para que todos nos dediquemos de nuevo a los principios que enseñó Jesús el Cristo”, dijo el presidente Monson. Habló de ver la comercialización anual de la Navidad, de cómo la Navidad cada vez es menos acerca de Cristo y más acerca de ventas, fiestas y regalos.
Aun así, el presidente Monson dijo: “La Navidad es lo que nosotros hacemos de ella. A pesar de todas las distracciones, podemos asegurarnos de que Cristo sea el centro de nuestra celebración. Si no lo hemos hecho ya, podemos establecer tradiciones navideñas para nosotros y para nuestra familia que nos ayuden a captar y mantener el Espíritu de Cristo”.
Tres historias de Navidad
El presidente Monson dijo que cada año, cerca de la Navidad, lee la historia del nacimiento de Cristo, como se relata en el evangelio de Lucas. También lee Canción de Navidad, de Charles Dickens, y La mansión de Henry Van Dyke, y recuerda el cambio en el corazón que se produjo en Ebenezer Scrooge, y las lecciones acerca del verdadero significado de dar que aprendió John Weightman. Ambos personajes aprendieron que la recompensa en el cielo está basada en olvidarse de uno mismo, y no perseguir el lucro ni reconocimiento del mundo.
El presidente Monson nos rogó a cada uno que no simplemente pasáramos la Navidad, sino que la conserváramos en nuestro corazón y en nuestra vida.
“Porque cuando mantenemos el espíritu de la Navidad”, dijo, “mantenemos el Espíritu de Cristo, porque el espíritu de la Navidad es el Espíritu de Cristo. Eliminará todas las distracciones que nos rodean que menoscaban la Navidad y reemplazan su verdadero significado”.
El presidente Monson hizo entonces un resumen de los muchos dones que recibimos porque el Padre Celestial nos dio como regalo a su Hijo, enviándolo a la tierra como nuestro Redentor.
“Gracias a que Él vino a la tierra, tenemos un ejemplo perfecto a seguir. Al esforzarnos por ser más como Él, tendremos alegría y felicidad en la vida y paz cada día del año. Es Su ejemplo que, al seguirlo, hace que dentro de nosotros sintamos más bondad y amor, más respeto y preocupación por los demás.
Debido a que Él vino, nuestra existencia mortal tiene sentido.
Porque Él vino, sabemos cómo llegar a los que tienen problemas o están en peligro, estén donde estén.
Porque Él vino, la muerte ha perdido su aguijón, la tumba su victoria. Volveremos a vivir porque Él vino.
Porque Él vino y pagó por nuestros pecados, tenemos la oportunidad de ganar la vida eterna.
Porque Él vino, nos hemos reunido esta noche para adorarlo a Él, en lazos de hermandad y amor.
Que Su precioso espíritu esté con nosotros, y que Él siempre sea el centro de nuestras celebraciones y de nuestras vidas”.
Presidente Eyring: Regalos que podemos ofrecer a otros por Él
El presidente Eyring relató las milagrosas historias de las escrituras acerca de las señales del nacimiento de Cristo. También comentó los relatos de las Escrituras que hablan de las visitaciones de ángeles para preparar el camino para la llegada del Redentor. Sin embargo, según dijo, la lección de este mensaje no es en cuanto a tener experiencias maravillosas.
Referencias de las Escrituras
“La lección no es que nosotros podemos tener esas maravillosas experiencias cuando las deseemos”, dijo el presidente Eyring, “ni que las tendremos aunque sintamos gran necesidad de que así sea. La lección es que Dios conoce todas nuestras necesidades, que nos ama, y que vela por nosotros”.
El Padre Celestial nos dio un regalo: el Salvador
El Padre Celestial nos dio el regalo de un Salvador, dijo el presidente Eyring, y mediante la aparición personal del Padre y el Hijo, y mediante ángeles, “Él ha restaurado la Iglesia de Jesucristo en los últimos días. Él ha llamado a profetas y apóstoles para guiarnos a la seguridad en esta vida, y a la vida eterna en el mundo venidero. Jesucristo fue crucificado y resucitó para que podamos volver a vivir y seamos purificados y limpios del pecado”.
Ésos, dijo, son regalos que nos ha dado y que nosotros podemos ofrecer por Él a otras personas.
“Ustedes pueden brindar una gran y maravillosa Navidad si recuerdan los regalos que Dios les ha dado y, de la mejor manera, los ofrecen a los demás como Él lo haría”.
Vea y comparta videos nuevos
El presidente Eyring también anunció que se colocarían en internet alrededor de 50 cortometrajes en video, en el sitio VideosdelaBiblia.org; estos videos serán gratuitos, para uso de todos y para compartir. Han sido creados por la Iglesia para ayudar a los miembros de la Iglesia y a otras personas en todo el mundo a fin de desarrollar una mayor comprensión y fe de la divinidad del Salvador, Su misión y ministerio.
Dijo que los videos se crearon con la esperanza de que todos aquellos que los vieran sintieran la “luz y la alegría de las visitaciones angelicales que enmarcaron el regalo de nuestro Padre Celestial: Su Amado Hijo como nuestro Redentor”.
Presidente Uchtdorf: La Navidad es sobre Cristo
El presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia, comentó en cuanto a la presión y ansiedad que a menudo sienten los que se centran en el aspecto temporal de la época de Navidad: “Nos hemos formado una imagen mental de cómo debe ser todo: el árbol perfecto, las luces perfectas, los regalos perfectos y los acontecimientos familiares perfectos. … [Pero] tarde o temprano, ocurre algo desagradable… y la Navidad perfecta que habíamos imaginado, la magia que habíamos intentado crear, se hace añicos a nuestro alrededor”.
Referencias de las Escrituras
Sin embargo, si estamos dispuestos a centrar el corazón y la mente en el espíritu de la Navidad, dijo el presidente Uchtdorf, “reconoceremos hechos maravillosos a nuestro alrededor”.
Veamos la Navidad por lo que verdaderamente es
Continuó: “Por lo general, se trata de algo pequeño: leemos un versículo de las Escrituras, oímos un sagrado villancico prestando verdadera atención a la letra o presenciamos una expresión sincera de amor. De una u otra manera, el Espíritu nos toca el corazón y vemos que la Navidad es, en esencia, algo mucho más sólido y perdurable que la infinidad de objetos insignificantes con que solemos adornarla.
“En esos preciados momentos nos damos cuenta de lo que ya sentimos y sabemos de corazón: que la Navidad es sobre Cristo”.
Lo que podemos dar
El presidente Uchtdorf dijo que nosotros, al “igual que los Reyes Magos de antaño, debemos buscar al Cristo y poner a Sus pies los regalos más preciados: un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Debemos ofrecerle nuestro amor. Debemos entregarle nuestra disposición a tomar sobre nosotros Su nombre y caminar por el sendero del discipulado. Debemos prometerle recordarlo siempre, emular Su ejemplo y andar haciendo bienes”.
No podemos ofrecerle la perfección, y el Salvador no lo espera, dijo el presidente Uchtdorf. “Pero Él requiere que le brindemos como regalo nuestro mejor esfuerzo por movernos, paso a paso, caminando por las vías que Él ha preparado y enseñado”.
Los regalos del Salvador a nosotros
“Los regalos del Salvador son extraordinarios”, dijo el presidente Uchtdorf. Explicó que mediante la Expiación, el Salvador nos ofrece la inmortalidad, el perdón y la vida eterna.
Aunque algunos de los regalos que Cristo nos haga los recibiremos cuando nuestra vida en la tierra finalice, el presidente Uchtdorf remarcó los muchos regalos que el Salvador nos hace cada día. “Nos promete estar con nosotros, venir cuando necesitemos consuelo, levantarnos cuando tropecemos, llevarnos en brazos si es necesario, llorar, reír, lamentar y regocijarse con nosotros. Cada día nos ofrece tomarnos de la mano y ayudarnos a convertir una vida ordinaria en experiencias espirituales extraordinarias”.
Cristo el Rey ha venido
El presidente Uchtdorf concluyó: “Por supuesto, para recordar a Jesucristo, el Salvador, no es preciso tener una festividad navideña ni tradiciones de Navidad… Y que todas las Navidades nos recuerden elevar la voz y llenar nuestro corazón de gozo y gratitud, ¡porque ha venido Cristo el Rey! ¡Cristo vive! Es real. Es nuestro Redentor, en Navidad y siempre”.