La familia de hoy: Protejan el poder de crear vida

Manos

“Ustedes viven en un mundo en el que gran parte de los valores morales se han dejado de lado, donde el pecado se exhibe de modo descarado y donde los asedian tentaciones para desviarlas del sendero estrecho y angosto”, dice el presidente Thomas S. Monson. “Hay muchas voces que les dicen que son demasiado ingenuos o que tienen un problema si todavía creen que existe el comportamiento inmoral… ¿Hace eso que el comportamiento inmoral sea aceptable? ¡De ninguna manera! ¡Los mandamientos de nuestro Padre Celestial no están sujetos a la negociación!”.

Esencial para el plan de Dios

“El poder de creación —o podríamos decir procreación— no es solamente una parte incidental del plan”, dice el presidente Boyd K. Packer, del Quórum de los Doce Apóstoles. “Sin ese poder, el plan no podría seguir adelante; el uso impropio de este poder puede malograr el plan… Protejan y cuiden su don. La felicidad verdadera de ustedes está de por medio”.

La inmoralidad no podría ser correcta aunque se hiciera popular, continúa el presidente Packer. “La norma de moralidad del Señor manda que los sagrados poderes para engendrar la vida se protejan y se empleen sólo entre el hombre y la mujer, entre el esposo y la esposa. Al uso indebido de dicho poder sólo lo excede en gravedad el derramamiento de sangre inocente o el negar al Espíritu Santo”.

Una norma más alta

“¿Podría alguno de nosotros tratar ligeramente las preciosas semillas de la reproducción—específica y únicamente suyas—o ignorar las leyes morales de Dios, quien nos dio tales reglas divinas en cuanto a su uso sagrado?”, pregunta el élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles. “Mientras el mundo desciende al nivel de preocupación por las ‘relaciones sexuales seguras’, la norma de ustedes es las relaciones sexuales sagradas, dentro de los límites del sagrado matrimonio, tal y como lo dispuso el Señor”.

Podemos saber qué normas de conducta moral son justas o no si nos guiamos por el Espíritu, dice el élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles. “Las impresiones del Espíritu nunca les llevarán a hacer nada que los haga sentir incómodos, impuros o avergonzados. Deben ser sensibles a esas impresiones, porque sus pasiones físicas las pueden enturbiar si no tienen cuidado”.

“Con el fin de guardar este sagrado mandamiento [de mantenerte moralmente limpio], en los momentos en que sientas la influencia del Espíritu Santo, establece normas específicas de lo que harás o no harás cuando te sientas tentado, porque por cierto lo serás”, dice el élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles. “Nadie tiene el propósito de cometer errores graves; éstos ocurren cuando comprometes tus normas para que los demás te acepten mejor. Sé tú el fuerte. Sé el líder. Elige buenos amigos y resistan juntos la presión de otros”.

Mandado por Dios

Una de las muchas razones por las que debemos evitar la inmoralidad es porque Dios nos ha mandado hacerlo, dice el élder Scott. “El Señor ha prohibido toda intimidad sexual fuera del matrimonio, y recalco que esto incluye cualquier contacto con las partes privadas y sagradas del cuerpo, lo cual constituye un pecado. Aunque el mundo tenga otras normas, tú debes ser moralmente limpio”.

“Cuando se trata de relaciones íntimas, ¡deben esperar!”, dice el élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles. “Deben esperar hasta que puedan brindar todo, y eso no lo pueden hacer sino hasta que estén legal y lícitamente casados… El día de su boda, el mejor regalo que pueden hacer a su pareja eterna es su persona limpia y pura, y ser dignos de recibir a cambio esa misma pureza”.

Co-creadores con el Padre Celestial

El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseña que el Padre Celestial y Jesucristo son creadores por naturaleza y que “han confiado en nosotros para darnos una porción de Su poder creativo, y nos han dado pautas específicas para el uso correcto de esa habilidad sagrada de crear vida y establecer una familia eterna”. Continúa: “Nuestros sentimientos y nuestro uso de ese poder sagrado en esta vida determinarán en gran medida si se nos darán poderes creativos adicionales en la vida venidera”.

“El más sagrado de todos nuestros poderes divinos es llegar a ser co-creadores con el Padre Celestial, al proveer cuerpos físicos para Sus hijos e hijas espirituales y al establecer una familia justa y centrada en Cristo”, dice el élder Bednar. “Nada es más sagrado, nada merece más reverencia, nada es más central en el plan de felicidad”.