La Iglesia recientemente alentó los esfuerzos y la promulgación de leyes para preservar las libertades religiosas y al mismo tiempo mantener el respeto y la equidad de quienes tienen creencias diferentes. En una conferencia de prensa el 27 de enero, desde las Oficinas Generales de la Iglesia en Salt Lake City, Utah, el élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, declaró lo siguiente:
“La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días hace valer los siguientes principios basados en las enseñanzas de Jesucristo y en la equidad para todos, incluso para las personas de fe:
- Reclamamos para todas las personas el derecho divino y constitucional de que cada cual viva su fe de acuerdo con los dictados de su propia conciencia, sin perjudicar la salud ni la seguridad de los demás.
- Reconocemos que la misma libertad de conciencia debe aplicarse a todo hombre y mujer para que opten por la fe religiosa que elijan, o por ninguna en absoluto, si así lo decidieran.
- Creemos que las leyes deben encuadrarse a fin de lograr un equilibrio entre proteger las libertades de todas las personas y respetar a aquellos que tienen valores diferentes.
- Rechazamos la persecución y las represalias de cualquier tipo, incluso la persecución basada en la raza, el origen étnico, las creencias religiosas, las circunstancias económicas o las diferencias de género u orientación sexual.
“Hacemos un llamado a los gobiernos locales, estatales y federal para que sirvan a todos sus ciudadanos al aprobar leyes que protejan las libertades religiosas esenciales de las personas, las familias, las iglesias y otros grupos religiosos, y a la vez que se protejan los derechos de nuestros ciudadanos LGBT en asuntos tales como la vivienda, el empleo y el uso público de hoteles, restaurantes y medios de transporte, los cuales no están disponibles en muchas partes del país”.
En la misma conferencia de prensa, el élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo que las personas de fe deben mantener su derecho constitucional de vivir de acuerdo con sus creencias religiosas profundamente arraigadas, incluso el escoger su profesión o empleo, o el prestar servicio en cargos públicos, sin intimidación, coerción ni represalias de otro grupo.
El élder Holland dijo que “acomodar los derechos de todas las personas —incluso los derechos religiosos— requiere sabiduría y juicio, compasión y justicia”; también agregó que “nada se logra si cualquiera de las partes recurre a la intimidación, los triunfos políticos o las acusaciones de intolerancia. Éstas son cuestiones serias que requieren de mentes serias embarcadas en un discurso cortés y considerado”.
“Debemos encontrar maneras de demostrar respeto por otras personas cuyas conductas, valores y creencias son diferentes a las nuestras, sin nunca ser obligados a negar o abandonar nuestras propias creencias, valores y conductas en el proceso”, dijo. “Los derechos de todos los ciudadanos son mejor resguardados o cubiertos cuando cada persona y grupo resguarda a otras personas cuyos derechos desearían resguardar para sí mismos”.
El élder Holland se refirió a la declaración oficial de la Iglesia de 1835, una declaración incorporada formalmente en Doctrina y Convenios como la sección 134, que establece: “Primero, que todos somos responsables ante Dios por el ejercicio responsable de nuestras creencias religiosas, y pedimos a todos los ciudadanos que sean responsables en el ejercicio de su libertad religiosa. Segundo, dicho pasaje establece la verdadera función del gobierno en la protección del interés público sin interferir en el libre ejercicio de lo que denomina ‘la libertad del alma’. Unos 180 años más tarde, la determinación de los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sigue siendo la de ser ciudadanos responsables a la vez que la defensa de la libertad religiosa permanece inalterada”.
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