“La revelación es una realidad; se recibe a la manera del Señor y de acuerdo con Su tiempo”, dice el élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, en un discurso que se publicó en agosto de 2013 en la revista Liahona* titulada “En Su propio tiempo y a Su propia manera”.
El élder Oaks dice que podemos llegar a reunir los requisitos para recibir revelación cuando “[hagamos] todo lo que podamos mediante nuestro propio esfuerzo y según nuestro criterio… y luego esperamos que el Señor nos envíe Su revelación”.
En la mayoría de los casos, la manera del Señor “[viene] en un susurro”. Cuando recibimos revelación, es por medio del poder del Espíritu de Dios, el élder Oaks enseña: “el cual ilumina nuestra mente y nos habla paz en cuanto a las preguntas que hemos hecho”.
“El recibir instrucción por medio del Espíritu no es algo pasivo”, dice. A menudo la confirmación, que él describe como “un sentimiento de paz y calidez, de serenidad y bondad”, no viene sino hasta después que lo hemos estudiado en nuestra mente.
A pesar de que debemos “[orar] constantemente para tener guía”, el élder Oaks enseña que “no debemos esperar revelación continua”. Quienes lo hacen, a menudo están confundidos, dijo. Sin embargo, esperamos “revelación continua”, la certeza de que tendremos revelación que “un sabio y amoroso Señor decida dárnosla”.
*Este discurso fue pronunciado por vez primera a los nuevos presidentes de misión el 27 de junio de 2001.
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