“Busquen la manera de que el Señor consagre sus aflicciones en su beneficio”, dijo el élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, a los Santos de los Últimos Días japoneses durante una reciente visita a zonas devastadas por el terremoto y el tsunami del año pasado. Se encontró con que los santos están reconstruyendo, saliendo de entre los escombros en la tierra del sol naciente.
Dijo que aquellos que ponen su fe en el Padre Celestial encontrarán que incluso los desafíos más difíciles con el tiempo pueden traer grandes bendiciones. “Ése es un principio eterno”, dijo. “Él los ama. Él quiere que tengan las bendiciones más selectas que Dios tiene para ustedes. El hacer las cosas que Dios ha mandado que hagamos nos hace estar más cerca de nuestro Salvador. Podemos escuchar Su voz a través del Espíritu Santo. Podemos sentir la paz que habla a nuestros corazones. Y podemos saber que nuestros pies están en el camino que nos conduce a nuestro Padre Celestial y la exaltación”.
En el primer aniversario de los desastres de marzo de 2011 que sacudió las islas de Japón y provocó destrucción a muchas de sus ciudades, el élder Oaks, su esposa (quien sirvió una misión de tiempo completo en Japón) y élder Donald L. Hallstrom, de la Presidencia de los Setenta, y su esposa llevaron un mensaje de esperanza y de un futuro brillante a quienes siguen soportando sus pruebas con paciencia y sacan fuerza de su fe en el Señor. También visitó el sitio para la construcción del Templo de Sapporo, un faro de esperanza que también está creciendo.
A pesar de la devastación que envolvió a Japón de costa a costa, el élder Oaks encontró a la gente saliendo de entre los escombros, listos para reconstruir sus vidas después de una experiencia humilde que probó y después sostuvo su fe y convicción en el Señor.
Un ejemplo para el mundo
El élder Oaks dijo: “Quienes sufrieron las tragedias directas han mantenido su fe, y sus hermanos y hermanas en todo Japón, a través de la magnífica dirección de la Presidencia de Área, respondieron con ayudas, con donaciones, con servicio, con ánimo”. “Ha sido un ejemplo para todo el mundo.
“Me ha afectado mucho el testimonio personal que he tenido de los santos japoneses y la forma en que han respondido a este desastre. Ha aumentado mi fe y mi determinación para intentar servir de manera similar en las circunstancias de mi vida y en la enseñanza a los miembros en otros lugares”.
Fortaleza de la aflicción
Deberíamos esforzarnos por responder a cada prueba y dificultad que enfrentamos con la misma valentía y confianza en el Señor, dijo el élder Oaks. “El Señor ha prometido que Él consagrará nuestras aflicciones para nuestro beneficio”, continuó. “Y de muchas maneras, algunas previsibles y otras no previsibles, el Señor seguramente bendecirá a las personas que han pasado por esta adversidad y su posteridad a través de las generaciones por venir”.
El élder Oaks dijo que aunque no sabemos por qué suceden tragedias para algunos de nosotros, sí sabemos que el Señor nos fortalecerá en momentos de necesidad, para ayudarnos a alcanzar nuestro potencial divino a través de la expiación de Jesucristo.
El Señor proporciona una forma
Dios ama a todos Sus hijos y se preocupa por la salvación de cada persona, dijo élder Oaks. Dijo a los miembros japoneses: “Ayer vimos la devastación, la terrible pérdida de hogares y propiedades. Y aquellos que perdieron sus vidas no han perdido su oportunidad de salvación porque parte de la plenitud del Evangelio es la garantía de que hay formas para salvarse después de esta vida. Y ése es el trabajo de la obra misional en el mundo de los espíritus y de la obra del templo en los templos. Éstos son principios verdaderos. Testifico de Jesucristo, quien hace que todo sea posible. Somos sus siervos. Ustedes son Su pueblo”.
Preparado a partir de material proporcionado por el élder Conan Grames, Asuntos Públicos de Asia Norte.