“No creo que el Señor tenga la intención de que compartimentemos el uso que le damos al Espíritu para que sólo se ciña a cuestiones religiosas”, dice el élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles. Durante un seminario patrocinado por el Departamento de Recursos Humanos de la Iglesia, el élder Scott respondió a preguntas sobre cómo recibir la influencia del Espíritu en nuestro trabajo diario.
Al preguntarle acerca de la labor del Espíritu en su carrera profesional, el élder Scott dijo: “[En mi trabajo] me parecía algo natural volverme al Señor y pedirle Su guía. Nunca he separado mi vida en la Iglesia, mi vida profesional, mi vida familiar ni mi vida personal en pequeños compartimentos; he sentido que el Espíritu puede guiarnos en todos ellos”. Añadió que cree que el Señor está “plenamente consciente y está muy interesado en apoyarnos en todo lo que hagamos en la vida, incluida nuestra vida profesional”.
Debemos creer
El élder Scott enseñó que debemos creer que el Señor quiere inspirarnos por medio del Espíritu Santo y que necesitamos confiar en Su capacidad para hacerlo. Dijo que ganaremos confianza para reconocer el Espíritu si seguimos las impresiones que recibimos y observamos los resultados. Si fuera necesario realizar alguna acción y no estuviéramos seguros de cómo proceder, agregó, empiecen a actuar “y el Espíritu les indicará si se encuentran en el camino equivocado”.
Dijo que hay dos obstáculos en particular que enfrentamos al prepararnos para recibir revelación. El primero es no creer que podemos recibir inspiración a diario. En vez de considerar la guía continua como algo reservado sólo para líderes y miembros prominentes, precisamos creer verdaderamente que también nosotros podemos tener acceso a la inspiración en nuestra vida cotidiana. “El segundo elemento es, claro está, la dignidad. El Espíritu no va a ayudar a una persona indigna”, puntualizó.
Estos dos factores pueden afectar a nuestra capacidad de recibir una inspiración que no estamos procurando de manera activa. “Hay ocasiones en las que ni siquiera sabemos que el Señor está tratando de comunicarnos algo. ... Necesitamos ser sensibles”, explicó. “El Señor sabe lo que necesitamos, y cuando vivamos de tal modo que seamos dignos de ello, tendremos las impresiones”.
Prepárense para recibir la inspiración
El élder Scott dijo que a veces necesita evaluar lo que está haciendo para saber si podría cohibir al Espíritu. “Hay cosas que afectan a la guía plena y abierta del Espíritu, y creo que no seríamos honrados con nosotros mismos si eso es así en nuestra vida, si no lo admitimos y si no intentamos cambiarlo y mejorarlo”, añadió.
Otro aspecto de estar preparados para recibir inspiración es cumplir con nuestro deber. “La mente no trabaja en el vacío”, dijo a los presentes. “Si se desea llegar a entender algo, es preciso [tener] datos con los que trabajar, información. A veces, mientras reflexionan sobre un problema, se dan cuenta de que no tienen todos los datos. Es preciso volver atrás y recabar más. Puede que algunos datos no sean exactos… Asegúrense de que los datos con los que estén trabajando sean exactos”.
También dijo que necesitamos ser humildes. “Alguien que es humilde está más abierto a ser instruido por el Espíritu. … Cuando somos humildes en ese sentido, podemos recibir impresiones del Señor”.
Inviten al Espíritu
A medida que nos preparemos para recibir inspiración, somos capaces de invitar al Espíritu a todos los ámbitos de nuestra vida, dijo el élder Scott. Respecto al uso del Espíritu en nuestro trabajo, dijo: “Si abordo [mi empleo] con la actitud y la visión de que puedo recibir inspiración para implementarlo, de cierto voy a recibir ayuda y el trabajo va a mejorar”.
Compartió experiencias en las que sintió que el Espíritu lo guiaba en su vida profesional, y comentó: “Buscaba la guía del Espíritu en todo lo que hacía profesionalmente, en la Iglesia, en mi vida familiar y en mi propia vida… No necesitan ser el Presidente de la Iglesia para ser guiados profesionalmente en sus quehaceres diarios. El Señor está consciente de ustedes y desea ayudarles, al igual que ayudará al presidente Monson”.
El élder Scott compartió su testimonio del Evangelio y de la expiación del Salvador, y dijo: “Amo a [mi Padre Celestial y a Jesucristo], y doy humilde testimonio de que viven. Ellos guían la obra de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en todo el mundo. Yo lo sé”.