“Cada uno de nosotros en algún momento de nuestro tiempo como miembros de la Iglesia, será un maestro”, dijo el presidente Dieter F. Uchtdorf, segundo consejero de la Primera Presidencia, a maestros de seminario, instituto, de religión y a administradores educativos en una charla fogonera del Sistema Educativo de la Iglesia. Ésa es una de las bellezas de esta Iglesia”, dijo él. “El llamamiento de enseñar es una oportunidad de seguir a Jesucristo, el Maestro Magistral”.
La charla fogonera se llevó a cabo en el Tabernáculo, en Salt Lake City, Utah, el 28 de enero de 2011.
El presidente Uchtdorf ofreció cinco temas selectos de consejo para los maestros:
Primero, sigan al Maestro Magistral. Todo lo que hacemos debe centrarse en el Salvador—“Su Evangelio, Sus enseñanzas, Su ejemplo y su amor”. Al expresar nuestro amor por el Salvador, ayudamos a los demás a desarrollar ese mismo amor.
Segundo, enseñen la verdad con valor y claridad. El mundo ofrece muchas filosofías moralmente confusas. Permanezcan comprometidos a las doctrinas eternas e inalterables del Evangelio y enséñenlas de manera tan clara que no se puedan malinterpretar.
Tercero, enseñen mediante el Espíritu. Tener el Espíritu permite a los maestros tocar los corazones y las vidas, y permite a los que escuchan a recibir instrucción eterna.
Cuarto, enseñen del corazón. El presidente Uchtdorf recordó que los maestros más grandes de su vida fueron aquellos que hablaron “de espíritu a espíritu, de corazón a corazón... con sinceridad, pasión y convicción”.
Quinto, testifiquen. “El maestro que da testimonio por el poder del Espíritu podrá tocar el corazón y la mente de los alumnos”, dijo el presidente Uchtdorf. Recordó a los maestros del ejemplo de Brigham Young, el segundo Presidente de la Iglesia, quien sintió el Espíritu Santo en el testimonio de un hombre sin elocuencia ni talento para discursar en público. Citó a Brigham Young: “El Espíritu Santo que procedía de esa persona [iluminó] mi entendimiento... y [yo supe] por mí mismo que el testimonio del hombre [era] verdad”.
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Al inicio de su mensaje, el presidente Uchtdorf dijo que vivimos en una época de cumplimiento de profecías, cuando el Evangelio se extienda a todo el mundo y que la tecnología moderna ayude en dicho proceso. No obstante, “por muy milagrosas que pueden parecer estas tecnologías, sólo son una pequeña parte del cumplimiento de las profecías del Señor”. Un milagro aun mayor, dijo él, es llevar el Evangelio a los corazones de la gente. “Para lograr esto”, dijo él, “necesitamos algo aun más milagroso que la tecnología moderna. Necesitamos maestros eficaces y amorosos”.
Al salir del Tabernáculo, el presidente Uchtdorf se despidió cariñosamente de la congregación, saludándolos y luego colocando la mano en el corazón, como gesto de cariño, aprecio y apoyo a los maestros de la Iglesia.
La charla fogonera fue dirigida a maestros de seminario, instituto, BYU, BYU-Idaho, BYU-Hawaii y El Instituto Superior de Comercio LDS, así como a un público de más de 42.000 instructores voluntarios de seminario, instituto y religión en toda la Iglesia, por medio de transmisión y DVDs. La transmisión será traducida a más de 23 idiomas para maestros en más de 150 países del mundo.