“Para los Santos de los Últimos Días, ningún edificio es más sagrado que los templos dedicados de Dios”, dijo el presidente Henry B. Eyring. “Sólo dentro de ellos los preciosos lazos familiares de la vida mortal pueden extenderse por toda la eternidad.
“Algunas personas podrán discutir la realidad de la Primera Visión del profeta José Smith en la Arboleda Sagrada, en Palmyra, Nueva York. Podrán dudar del origen divino del Libro de Mormón. Podrán cuestionar el regreso de Pedro, Santiago y Juan y la aparición de Elías el profeta en Kirtland, Ohio, para restaurar las llaves del sacerdocio al mundo, pero cada templo que construimos sirve como un testimonio de nuestra fe, un testimonio de que esos gloriosos acontecimientos ocurrieron”, dijo el presidente Eyring. “La obra que se lleva a cabo en estos edificios sagrados es el elemento que corona nuestra adoración religiosa”.
El presidente Eyring dio su mensaje a los líderes y miembros de la Iglesia, a líderes locales de otras religiones y a dignatarios del gobierno local en la ceremonia de la palada inicial y la dedicación del terreno para el Templo de Filadelfia, en Pensilvania, el 17 de septiembre de 2011.
Templos de todo el mundo
El presidente Eyring informó que actualmente hay 135 templos dedicados en todo el mundo, ubicados en 27 países, en cada continente, excepto en la Antártica.
“Quizá se pregunten por qué se construyen tantos templos, en tantos lugares, cuando la realidad es que es tan caro construirlos y mantenerlos”, dijo el presidente Eyring. “El Señor les dio una respuesta a Sus Santos de los Últimos Días cuando les mandó construir un templo en la pobreza, en 1836, en un pequeño pueblo de Ohio”. En esa época, la cantidad de miembros de la Iglesia era “ínfima”, dijo el presidente Eyring, pero Dios veía “posibilidades gloriosas en el futuro como resultado de la construcción de ese templo”.
Luego citó Doctrina y Convenios 110:9-10: “El corazón de millares y decenas de millares se regocijará en gran manera como consecuencia de las bendiciones que han de ser derramadas, y la investidura con que mis siervos han sido investidos en esta casa. Y la fama de esta casa se extenderá hasta los países extranjeros; y éste es el principio de la bendición que se derramará sobre la cabeza de los de mi pueblo”.
Dijo: “El regocijo por las bendiciones que surgen de esas casas sagradas ahora se escucha por toda la tierra y entre miríadas de los hijos del Padre Celestial del otro lado del velo de la muerte. Es en estos templos sagrados que las familias son selladas por el tiempo y por toda la eternidad”.
Un lugar preparado
El presidente Eyring dijo: “El templo que erigiremos en este terreno llevará un gozo especial a uno de los más grandes profetas de Dios”. Él explicó que José Smith conoció a Emma, su esposa, y se casó con ella, y trabajó en la traducción del Libro de Mormón en Harmony, Pensilvania. Mensajeros celestiales restauraron el sacerdocio en Pensilvania, y el profeta José Smith presidió sobre la organización oficial de la Rama Filadelfia el 23 de diciembre de 1839, el día de su cumpleaños número treinta y cuatro.
El presidente Eyring dijo: “Estoy seguro de que Él se está regocijando en el día de hoy al vernos dar la palada inicial y dedicar este terreno para un templo de Dios, donde Él comenzó la obra de preparación”.
Una bendición para las familias
El templo de Filadelfia bendecirá a las familias de esta región, dijo el presidente Eyring. “Es mi ruego que el templo, una vez que esté terminado, produzca mayor fe y dedicación en las personas que serán bendecidas por entrar en él. Ruego que las familias sean inspiradas a vivir juntas en paz y con respeto los unos por los otros. Al hacerlo, les prometo que la armonía y la paz se extenderán por toda esta comunidad y esta área a medida que invitemos al Espíritu del Señor a nuestros corazones, nuestra vida y nuestros hogares”.
También compartió su testimonio. “Doy mi testimonio solemne de la divinidad de esta obra. Testifico que Dios el Padre y el Señor resucitado se le aparecieron al joven José Smith. Sé que, gracias a la Expiación, que Jesucristo llevó a cabo por todos nosotros, es posible que exista el gran plan de felicidad. El sacerdocio fue restaurado por medio del profeta José y las llaves del sacerdocio se encuentran entre nosotros y serán usadas en el templo que se construirá aquí”, dijo.