“El diezmo es un mandamiento con una promesa”, dice el élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles. Dice que el Señor bendecirá, tanto temporal como espiritualmente, a aquellos que paguen un diezmo íntegro fielmente. Además, dice, el Señor también bendecirá a las naciones.
“Las palabras de Malaquías, reiteradas por el Salvador, les prometen a los que lleven los diezmos al alfolí que el Señor abrirá ‘las ventanas de los cielos y derramar[á] sobre [ellos] bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10).
El élder Oaks continua diciendo: “Considero que estas son promesas para las naciones en las que vivimos. Cuando el pueblo de Dios retuvo sus diezmos y ofrendas, Malaquías condenó a ‘la nación toda’ (Malaquías 3:9). De modo similar, considero que cuando muchos ciudadanos de una misma nación son fieles en el pago de los diezmos, hacen llegar las bendiciones del cielo a la nación entera”.
“Debemos tener esas bendiciones”
El élder Oaks dice que pagar el diezmo es, antes que todo, un acto de fe. Cuenta de una época durante la Segunda Guerra Mundial en que su madre, viuda, trabajaba como maestra de una escuela y ganaba un salario muy escaso para mantener a sus tres hijos. Cuando él se dio cuenta de que a su familia le estaban faltando algunos bienes deseados porque no tenían suficiente dinero, le preguntó a su madre por qué seguían pagando diezmos.
Él nunca olvidó la respuesta de ella: “Dallin, quizá haya gente que se las arregle bien sin pagar el diezmo, pero nosotros no podemos. El Señor se ha llevado a tu padre y he quedado yo para criarlos a ustedes; no puedo hacerlo sin las bendiciones del Señor, y recibo esas bendiciones al pagar un diezmo íntegro. Cuando pago mi diezmo, tengo la promesa del Señor de que Él nos bendecirá, y necesitamos esas bendiciones para vivir”.
El diezmo previene la avaricia
Otros profetas y apóstoles modernos también enseñan acerca de las bendiciones del diezmo.
El élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles, dice que un diezmo honrado nos enseña a poner el autocontrol por encima de los deseos mundanos. Él también dice que la obediencia a la ley del diezmo cultiva la confianza en que, por medio del esfuerzo personal y diligente, y con las bendiciones del Señor, tendremos bendiciones temporales y espirituales que serán suficientes para nuestras necesidades.
“Una de las grandes bendiciones del diezmo es que ayuda a prevenir la avaricia”, dice el élder Hales. “Lo mejor es empezar a pagar el diezmo desde temprano… Decidan pagar el diezmo ahora; no lo posterguen”.
La obediencia brinda protección
Los pagadores de un diezmo íntegro recibirán bendiciones debido a sus esfuerzos constantes por obedecer ese mandamiento. La fe se fortalecerá, el corazón se ablandará y se brindará protección.
“El diezmo asegurará que su nombre esté incluido entre los del pueblo de Dios y lo protegerá en ‘el día de la venganza y el fuego’ (D. y C. 85:3)”, dice el élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles.
El presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, enseña que los pagadores de un diezmo íntegro pueden contar con la protección del Señor: “Es ese cambio en el corazón gracias a la expiación de Jesucristo, más que el hecho de entregar nuestro dinero o bienes, lo que posibilita al Señor prometer a los pagadores de un diezmo íntegro el recibir protección en los últimos días”, dice. “Podremos tener confianza en que seremos merecedores de esa bendición de protección si nos comprometemos ahora a pagar un diezmo íntegro y somos constantes al hacerlo”.
El diezmo trae confianza y paz
Además de la protección, el presidente Eyring enseña que, a medida que paguemos fielmente el diezmo, sentiremos que aumenta nuestra amor por el Padre Celestial y por todos Sus hijos. Ese amor viene al comprender cómo el Padre Celestial usa el diezmo para bendecir eternamente a todas las personas del mundo.
“Todos los que con regularidad hemos pagado un diezmo íntegro sentimos más confianza de pedirle a Dios lo que nuestra familia y nosotros necesitamos”, dice. “Él ha prometido más bendiciones de las que podamos recibir cuando hayamos sido fieles a nuestro convenio de pagar nuestro diezmo (véase Malaquías 3:10). De modo que una de las grandes bendiciones del diezmo es la confianza en lo que nos depara el futuro. Sean cuales fueren nuestras circunstancias, las cosas resultarán para nuestro bien. Al cumplir nuestras promesas, Él cumplirá las Suyas. El sentimiento de paz es una de las grandes bendiciones de pagar un diezmo íntegro. Quienes han cumplido con el mandamiento del diezmo pueden testificar que la bendición de la paz es real y valiosa”.