2021
Cómo encontrar ayuda en tus pruebas más difíciles
Octubre de 2021


“Cómo encontrar ayuda en tus pruebas más difíciles”, Para la Fortaleza de la Juventud, octubre de 2021.

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Cómo encontrar ayuda en tus pruebas más difíciles

Doctrina y Convenios 121122

Incluso durante una de las experiencias más miserables de su vida, el profeta José Smith halló paz, ayuda y sanación.

un joven

“Oh Dios, ¿en dónde estás?”

Las cosas tienen que estar muy mal como para hacer una pregunta desesperada como esa. Para el profeta José Smith, que sufría en la cárcel de Liberty, en Misuri, EE. UU., así fue.

Era el año 1839, José y sus amigos habían estado en prisión por acusaciones falsas durante más de cuatro meses. Fue el invierno más frío que se había registrado y no tenían casi nada para mantenerse abrigados. Los populachos violentos habían expulsado del condado a su familia, a sus amigos y al resto de la Iglesia. José tenía muy poco contacto con ellos. Fue uno de los momentos más oscuros en la vida de José.

Una luz en la oscuridad

En cierto momento, José preguntó desde las profundidades de esa oscura prisión: “Oh Dios, ¿en dónde estás? ¿Y dónde está el pabellón que cubre tu morada oculta? ¿Hasta cuándo se detendrá tu mano, y tu ojo, sí, tu ojo puro, contemplará desde los cielos eternos los agravios de tu pueblo y de tus siervos, y penetrarán sus lamentos en tus oídos?” (Doctrina y Convenios 121:1–2).

A pesar de tener una vida llena de pruebas, algo sobre la cárcel de Liberty parecía debilitar a José Smith más que cualquier otra dificultad.

Sin embargo, justo durante lo peor de todo, un rayo de esperanza resplandeció dentro de esa fría celda de la prisión. José y los otros prisioneros recibieron algunas cartas que no esperaban de amigos y de su familia, y la oscuridad de la experiencia disminuyó.

El poder de la amistad

Sobre aquella ocasión, José Smith dijo: “Recibimos algunas cartas anoche […], de todas ellas emanaba un espíritu de bondad y consuelo […]. [L]a lectura de esas cartas fue tan refrescante para nuestras almas como una brisa apacible”1.

carta manuscrita

El 17 de marzo de 1839, Emma Smith escribió una carta a su esposo, José, que estaba preso en la cárcel de Liberty.

Por supuesto, esas cartas no hicieron que la cárcel fuera más cálida, que los guardias se volvieran más amables, ni que la comida supiera mejor, pero marcaron una gran diferencia en cómo los prisioneros se sintieron. Esa simple demostración de apoyo de amigos y familiares ayudó a José a pasar de preguntarse dónde estaba Dios, a ser capaz de escuchar las palabras consoladoras del Salvador: “Hijo mío, paz a tu alma” (Doctrina y Convenios 121:1−7).

José Smith ofreció esta perspectiva: “[L]os que jamás han estado encerrados dentro de los muros de una prisión, sin causa ni provocación, difícilmente se pueden imaginar cuán dulce es el son de la voz de un amigo; una señal de amistad, de dondequiera que provenga, despierta y activa todo sentimiento de comprensión”2.

Probablemente conozcas a alguien que tenga dificultades. Quizá pienses que no hay nada que puedas hacer para ayudar, sin embargo, la experiencia de José Smith en la cárcel de Liberty nos enseña lo contrario. Tus palabras pueden tener el mismo efecto en tus seres queridos como lo tuvieron las cartas para José. Puedes enviar una carta o un mensaje de texto, hacer una llamada telefónica o llevar a cabo una visita en persona.

¿Quién necesita saber de ti hoy? Escribe algunas ideas de lo que podrías decir:

La revelación está a nuestro alcance

Otra verdad que podemos aprender de la cárcel de Liberty es que, al igual que José, aún puedes recibir consuelo y revelación del Padre Celestial y del Salvador Jesucristo aun cuando estés pasando por algo terrible.

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, una vez habló de la cárcel de Liberty y enseñó: “Cuando sea necesario, ustedes pueden tener experiencias sagradas, reveladoras y profundamente instructivas con el Señor en cualquier situación en que se encuentren. De hecho, permítanme recalcarlo aun con más firmeza: pueden tener experiencias sagradas, reveladoras y profundamente instructivas con el Señor en las experiencias más miserables de su vida, en las peores situaciones, al sobrellevar las injusticias más dolorosas, al hacer frente a las dificultades y a la oposición más insuperables que jamás hayan afrontado”3.

Al caminar en medio de tu propio fuego purificador o al pasar tus propias noches en un tipo de cárcel de Liberty, podrías sentirte tentado a pensar que Dios está lejos de ti. Sin embargo, ¡es durante esos momentos cuando Él podría estar más cerca que nunca!

Todos juntos en esto

Como demuestra el tiempo que José Smith pasó en la cárcel de Liberty, las pruebas nos llegan a todos incluso cuando estamos siguiendo a Jesucristo.

Otra revelación en la cárcel de Liberty le recordó a José Smith que él no fue el primero que sufrió profundamente. El Señor, después de describir todas las clases de sufrimiento, dijo: “El Hijo del Hombre ha descendido debajo de todo ello. ¿Eres tú mayor que él?” (Doctrina y Convenios 122:8).

Las pruebas nos llegan a todos, pero gracias a que el Salvador sufrió por nuestros pecados y dolores, nos consuela saber que Él puede ayudarnos mediante nuestro sufrimiento. El Señor le dijo a José: “No temas, pues, lo que pueda hacer el hombre, porque Dios estará contigo para siempre jamás” (Doctrina y Convenios 122:9). La ayuda del cielo está al alcance de todos nosotros.

Jesucristo

¿Cómo te han ayudado el Padre Celestial y Jesucristo en las pruebas? Escribe sobre algunas experiencias:

Refinado y más fuerte

El profeta José Smith no disfrutó sus experiencias en la cárcel de Liberty; sin embargo, creció gracias a ellas. Y las enseñanzas que aprendió y las revelaciones que recibió nos inspiran a cada uno de nosotros durante nuestras pruebas.

El élder Gary E. Stevenson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha enseñado: “[C]reo que, algún día, cada uno de ustedes mirará atrás, a los eventos cancelados, la tristeza, las desilusiones y la soledad que acompañan a las difíciles circunstancias que estamos atravesando, y los verán que quedan eclipsados por bendiciones escogidas y por el aumento de la fe y el fortalecimiento del testimonio. Creo que, en esta vida, y en la vida venidera, sus aflicciones […], su cárcel de Liberty, quedarán consagradas para su provecho. Junto con Nefi, ruego que también nosotros reconozcamos las aflicciones en el curso de nuestros días al tiempo que reconocemos que somos altamente favorecidos del Señor”4.

Si ahora mismo te encuentras en medio de tus propias tribulaciones desgarradoras, debes saber que, con la ayuda de Dios, con el tiempo saldrás más fuerte y más santificado.

¿Cómo te ha hecho Dios más fuerte mediante las pruebas? Escribe sobre algunas experiencias: