2022
En Cagayán, Filipinas
Marzo de 2022


“En Cagayán, Filipinas”, Para la Fortaleza de la Juventud, marzo de 2022.

Cómo adoramos

En Cagayán, Filipinas

un faro en la playa

Fotografía de Getty Images

Magandang araw! Kamusta?
(Esto quiere decir “¡Buenos días! ¿Cómo estás?”, en tagalo).

una joven

Me llamo Agravaine L.

familia

Soy de un pueblecito de Cagayán, Filipinas. Vivo con mi bisabuela, mi bisabuelo, mi abuela, mi mamá y mis dos hermanas. Sí, ¡sin duda somos una gran familia! Esto es algo muy habitual aquí en las Filipinas. Los filipinos somos conocidos por tener lazos familiares fuertes. Eso es lo que más me gusta de vivir aquí. ¡El clima tropical es una ventaja extra!

Mapa

Mis pasatiempos favoritos son leer revistas y escuchar diversos pódcast y música inspiradora. También me gusta escribir cartas para el futuro, ¡dirigidas a mí misma y a mis futuros esposo e hijos!

Estudiar y compartir

Lo que más me gusta de ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es saber que estoy en la Iglesia verdadera de Cristo. Me encanta ir al templo, compartir el Evangelio y asistir a Seminario con mis amigos. Aprendo mucho de todas estas experiencias.

una joven en el templo

A veces se me hace difícil perseverar hasta el fin, pero me esfuerzo todo lo que puedo por estudiar las Escrituras cada noche. Ven, sígueme me ayuda mucho con mi estudio personal. También disfruto leyendo relatos de otros jóvenes en las revistas de la Iglesia. Utilizo la aplicación Biblioteca del Evangelio para poder llevar mensajes edificantes en el bolsillo, dondequiera que me encuentre.

La mayoría de mis amigos de la escuela son miembros de la Iglesia. Solía pensar que no tenía muchas oportunidades de compartir el Evangelio, pero entonces descubrí que no solo puedo compartirlo con personas de otras religiones. Me encanta compartir mi testimonio con mi mejor amiga de la escuela y ella también es miembro.

El día de reposo

Nuestra casa está lejos del centro de reuniones; por eso mi hermana y yo tenemos que planear con antelación para poder llegar a las reuniones a tiempo (o, con suerte, llegar temprano).

Nos despertamos a las cuatro de la mañana y caminamos hasta la casa de mi tía, que se encuentra de camino al centro de reuniones. Allí nos quitamos la ropa cómoda para caminar y nos ponemos nuestros vestidos. Luego caminamos un poco más, otros treinta minutos, para poder llegar al centro de reuniones (a veces, si caminamos muy deprisa, podemos hacerlo en veinticinco minutos). Debido a que nos preparamos con tiempo para los domingos, ¡nunca llegamos tarde! Bueno, casi nunca. El camino se llena de barro cuando llueve. Una vez, ¡llovió tanto que me quedé atascada en el barro y no me podía mover!

una familia en la Iglesia

Pero todo ese esfuerzo vale la pena cuando llegamos a la Iglesia. Siento paz y gozo cuando hablamos del Evangelio y compartimos las buenas nuevas de nuestro Salvador. ¡Me encanta compartir mi testimonio en cada reunión de ayuno y testimonio! Las clases de la Escuela Dominical también son un buen lugar para compartir mis conocimientos sobre el evangelio de Jesucristo y aprender de otras personas.