“Voy a estar contigo”
En diciembre de 1972, un terrible terremoto sacudió Nicaragua y dejó alrededor de 10 000 muertos, entre ellos el hermano de Reyna I. Aburto, de nueve años. Reyna quedó devastada por la pérdida. “En aquella época, yo realmente no sabía mucho sobre el Plan de Salvación. Solo sabía que mi hermano estaba muerto y que probablemente estaba en el cielo, pero realmente no sabía con exactitud qué había pasado con él”.
“Fue más o menos dos años después del terremoto que empecé como a soñar despierta”, dijo Reyna. “Imaginaba que mi hermano llegaba a nuestra puerta y la golpeaba y luego yo iba y la abría. Y él estaba ahí parado allí y me decía: ‘¿Sabes qué? No estoy realmente muerto. Estoy vivo. Simplemente estoy en otro lugar, pero no podía venir a verte, pero ahora sí puedo venir a ti y voy a estar contigo, y ya nunca más me volveré a ir’”.
Unos cuarenta años después del terremoto, Reyna, ahora Santo de los Últimos Días, pensaba en la Resurrección cuando recordó eso que imaginaba y comprendió que no era una fantasía. “Me di cuenta de que en realidad fue la luz de Cristo que vino a esa niña que necesitaba consuelo en esa época de su vida”.
Reyna recibió una revelación en ese momento de “que él está vivo y que un día vamos a poder reunirnos nuevamente y que nunca más nos vamos a volver a separar”.
“La historia de Reyna Aburto - Parte 1: Angustia y esperanza”