Historia de la Iglesia
El recogimiento de Israel


El recogimiento de Israel

Desde la organización de la Iglesia, los Santos de los Últimos Días se han tomado en serio el llamado a predicar el Evangelio en todo el mundo (véase Mateo 28:19–20; Lucas 24:46–48; Hechos 1:8). A las pocas semanas de la organización de la Iglesia, los conversos ya estaban viajando como misioneros, con bolsos llenos de ejemplares del Libro de Mormón, para compartir el mensaje del Evangelio restaurado. A principios de octubre de 1830, solo seis meses después de que se organizara la Iglesia, el Señor mandó a los misioneros que viajaran “al desierto entre los lamanitas” (Doctrina y Convenios 32:2). “Escuchad, pueblos lejanos”, dijo el Señor en una revelación de noviembre de 1831, “y vosotros los que estáis sobre las islas del mar, oíd juntamente” (Doctrina y Convenios 1:1). A partir de 1837, los misioneros y los miembros recién bautizados comenzaron a compartir el Evangelio restaurado en Europa, Oceanía, Asia y Sudáfrica. Muchos de estos primeros conversos de todo el mundo emigraron a los Estados Unidos para reunirse con el grupo principal de los santos.

La rápida afluencia de conversos inmigrantes se convirtió en el elemento vital de la Iglesia. Para el año 1900, más de 91 000 Santos de los Últimos Días europeos, principalmente del Reino Unido y Escandinavia, se habían asentado en Salt Lake City y sus alrededores. Estos santos fieles se esparcieron por las ciudades fundadoras de Norteamérica occidental, construyendo centros de reuniones y templos, predicando el Evangelio a sus vecinos y dejando una huella indeleble en la cultura, la historia y el progreso de la Iglesia.

En el siglo XX esta inmigración continuó, a medida que miembros de Oceanía, América Latina, Asia y, finalmente, África se trasladaban a los Estados Unidos para estar más cerca de los templos, estudiar en las universidades patrocinadas por la Iglesia o buscar refugio y solaz entre otros santos. Hoy en día, ramas, barrios y estacas en más de cuarenta estados de los EE. UU. realizan servicios semanales de adoración en español, tongano, samoano, portugués, chino, hmong, haitiano-criollo, francés, tagalo, karen, nepalí, ponapeño, chuukés-ponapeño, marshalés, fiyiano, laosiano-tailandés, ruso y suajili.