Preguntas y respuestas
“La pornografía se ha convertido en una adicción para mí y me está destrozando la vida. ¿Qué puedo hacer para poner fin a esa adicción?”
La pornografía es un problema muy generalizado y grave; daña el espíritu e infecta la mente con pensamientos impuros. Deteriora las relaciones personales. Mirar pornografía causa que uno pierda la compañía del Espíritu Santo.
Superar la adicción no es fácil, pero es sencillo: toma la decisión ahora mismo de dejar de ver pornografía o de pensar en ella. Habla inmediatamente con tu obispo o presidente de rama. No sientas vergüenza de hablar con él; él te puede ayudar a arrepentirte para que la expiación del Salvador limpie tus pensamientos y tu espíritu. “Por esto sabréis si un hombre se arrepiente de sus pecados: He aquí, los confesará y los abandonará” (D. y C. 58:43).
Haz todo lo que puedas para evitar la pornografía en el futuro. Eso quizá implique deshacerte del teléfono celular y de tu acceso a internet, salvo en lugares públicos que tengan instalados potentes filtros de internet.
Haz que la oración, el estudio de las Escrituras, el prestar servicio y otras actividades edificantes se conviertan en el centro de atención de tu vida. El Señor enseñó: “Cesad de… todos vuestros deseos de concupiscencia” y “deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente” (D. y C. 88:121; 121:45). Con un arrepentimiento sincero y la ayuda del Salvador y de Sus siervos escogidos, puedes superar esta adicción.
Lee las Escrituras
Ora para recibir fortaleza. Enós oró durante un día entero, suplicándole al Señor que le perdonara los pecados y, gracias a su fe, sintió una gran paz y su sentimiento de culpa desapareció. Lee las Escrituras para obtener el Santo Espíritu, ya que al disfrutar de Su compañía, no pensarás ni harás cosas impuras. Lee Salmos 24:3–5 (que habla de mantenernos limpios). Mantente ocupado: participa en deportes, sal y diviértete de manera sana y no te dejes influir por supuestos amigos. Cuando lleguen las tentaciones, sé firme y recházalas. Recuerda que el Padre Celestial sabe todo lo que piensas y haces.
Ana G., 17 años, Zulia, Venezuela
Nunca te des por vencido
La pornografía me arruinó la vida, pero finalmente me liberé de la adicción tras mucho sufrimiento. El proceso del arrepentimiento será largo y difícil, pero ora sinceramente cada día para obtener la ayuda del Señor durante esta prueba. Nunca pienses que no eres digno de arrepentirte ya que la Expiación es para todos. Recuerda también que cada vez que te veas tentado, Satanás está procurando arrastrarte al pecado; pero la decisión de ceder a la tentación o rechazarla siempre será tuya. Nunca te des por vencido contigo mismo ni con el Señor, ya que Él no te dará ninguna prueba que no puedas soportar (véase 1 Nefi 3:7).
Una mujer joven de Victoria, Australia
Habla con tu obispo
Ve a hablar con tu obispo lo más pronto posible. Es difícil dar ese primer paso, pero tienes que hablar con él para poder arrepentirte. No se burlará de ti ni se disgustará contigo. Se preocupa por ti y solamente desea lo mejor para ti. Jesucristo sufrió por tus pecados para que puedas volver a sentirte libre de la culpabilidad y la tristeza que has estado sintiendo durante tanto tiempo (véase Alma 5:9). No es demasiado tarde para cambiar. Puedes volver a sentir el gozo verdadero. Pídele a Dios que te dé la valentía necesaria para arrepentirte.
Taylor P., 18 años, Carolina del Norte, EE. UU.
Canta un himno
La pornografía no viene de Dios. El proceso del arrepentimiento es largo y doloroso, pero es posible. Debes tener el deseo de cambiar, de percibir la gravedad del pecado y, por encima de todo, de procurar la ayuda del Padre Celestial. Para evitar caer en la tentación, tengo una imagen de Jesucristo junto a mi computadora. ¡Siempre me está observando! Cuando me vienen a la mente imágenes o música pornográficas, canto un himno y muy pronto olvido esas cosas malas.
Natália Q., 18 años, São Paulo, Brasil
Ora
El poder de la oración es indescriptible; nos da la fortaleza para soportar la adversidad y salir triunfantes (véase D. y C. 10:5). Si recurres al Padre Celestial en oración, Él te dará la fuerza para librarte de la tentación. A medida que leas las Escrituras diariamente, te fortalecerás aun más. Si confías en el Señor y no en tu propia fuerza, Él te liberará de las cadenas que te sujetan. Puedes ser sanado mediante la Expiación.
Gian G., 18 años, Rivera, Uruguay
Confiesa
He tenido este problema, y aún me atormenta. En primer lugar, deja de ver pornografía y acude al Padre Celestial. Yo sentí que me perdonó, aunque no pensaba que se me podía perdonar. Después pensé que estaba bien. No quería que nadie lo supiera, me sentía tan avergonzada; pero es algo que tienes que decirle a tu obispo. Procuré no hacerlo, pero una y otra vez escuché las palabras: “Si tienes un problema con la pornografía, acude a tu obispo”. Un día, en mi entrevista para obtener la recomendación para el templo, me salió espontáneamente y me sentí mucho mejor después. Era libre; se había aliviado mi carga. Después se lo dije a mis padres, quienes se entristecieron, pero lo aceptaron. No tengas miedo de confesarlo.
Una mujer joven de Tennessee, EE. UU.
Díselo a alguien
La pornografía me tuvo atrapado durante mucho tiempo. Solamente conseguí librarme de ella con el apoyo de mis padres y la ayuda de mi obispo. La restricción de privilegios de uso de internet o unas semanas sin tomar la Santa Cena es un precio insignificante a cambio de la dicha de ser limpio. Los asesores profesionales también te pueden ayudar y no te juzgarán. Ellos también son una herramienta que el Señor nos ha dado.
Un hombre joven de California, EE. UU.