A salvo de la tormenta
“… el que me escuchare habitará con seguridad y vivirá tranquilo, sin temor del mal” (Proverbios 1:33).
Crecí en Argentina y, cuando era joven, no era miembro de la Iglesia. Pero mi familia conservaba una Biblia en la estantería. Era grande y tenía hermosas imágenes. En realidad no la leíamos con frecuencia, pero a mí me encantaba ojear sus páginas y ver las imágenes y las historias.
Mi relato favorito era el de Noé. Me encantaba ver a Noé, el diluvio y los animales. Me gustaba cómo el arca mantenía a Noé y a su familia a salvo de la tormenta.
Más adelante me bauticé en la Iglesia, me casé y tuve mi propia familia. Un día, en una noche de hogar, mi esposa Renee habló de cómo el arca de Noé y nuestro hogar eran similares en muchos sentidos. Ambos proporcionaban refugio de las temibles tormentas del mundo.
Aprendí algo sobre Noé. Él recibió el sacerdocio cuando solo tenía diez años de edad. Al crecer, observó la iniquidad del mundo, pero él se mantuvo digno. Construyó el arca para salvar a su familia. El Padre Celestial los ayudó a estar a salvo.
A veces vemos que suceden cosas en el mundo que dan miedo, pero podemos hallar refugio de la tormenta. Podemos prepararnos como lo hizo Noé. Podemos elegir obedecer a Dios. Podemos hacer de nuestros hogares un lugar espiritual seguro.
Si tenemos fe en el Padre Celestial, no tenemos que temer. Gracias a Él, podemos sentir paz, sin importar las tormentas que surjan en nuestra vida.