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Los niños de la Primaria pueden hacer cosas difíciles
Para animar a los niños y demostrarles que ellos pueden hacer cosas difíciles, la presidencia de la Primaria de la Estaca Hospitalet, Barcelona, organizó una preciosa actividad a la que acudieron muchísimos niños, padres y líderes. En ella, los niños hicieron un recorrido por una serie de talleres en los que además de divertirse y aprender, pudieron completar hasta cinco metas de su libro de Fe en Dios.
Los niños a partir de ocho años de edad pasaron por un taller de genealogía, en el que hicieron su propio árbol familiar; en otro taller prepararon la merienda que más tarde servirían ellos mismos: pinchos de fruta y bocadillos de jamón y queso, que ellos solos prepararon con mucho cariño, al tiempo que aprendían sobre las cualidades de los alimentos y la palabra de sabiduría; otro de los talleres consistía en hacer con cartones de leche un bonito monedero para sus madres, ya que pocos días después era el Día de la Madre; y en otro taller memorizaron el decimotercer artículo de fe, gracias a las técnicas de nemotecnia que las responsables de este taller prepararon.
La presidencia de la Primaria de cada barrio se encargó de cada uno de los talleres, y su labor fue extraordinaria. Sin duda, recorrieron la segunda milla, y los niños lo notaron, lo disfrutaron y lo agradecieron.
Para los más pequeños de tres a siete años, hubo dos talleres: en el primero, hicieron con pintura de manos y aplicaciones de fieltro y goma Eva un mural sobre la Creación; en el otro, pasaron a su vez por una serie de pruebas a modo de yincana, en las que siguieron aprendiendo y divirtiéndose.
Por último, pasaron todos juntos al salón sacramental, donde escribieron su testimonio, y luego se invitó a los que quisieran a pasar al frente y compartirlo. Aunque las líderes no estaban seguras si darles un tiempo para esto último, por temor a que tal vez los niños no quisieran o no se atrevieran a participar, fue una deliciosa sorpresa para todos ver cómo casi no quedó tiempo para que todos los niños que quisieron salieran a compartir su testimonio y sus sentimientos. Sin duda aprendieron bien el principio plasmado en el lema de la actividad, “Soy un hijo de Dios, y puedo hacer cosas difíciles”.
¡Qué bendición tener a estos niños que tanto nos enseñan, y a líderes tan amorosas que velan por estos pequeñitos a los que Dios ama tanto, y que tanto aman a Dios!