La última palabra
Profetas: Una señal del amor de Dios
De un discurso de la Conferencia General de abril de 2018
Quiero testificarles que el presidente Russell M. Nelson es el profeta de Dios sobre la tierra. Nunca he visto a nadie más bondadoso y amoroso que él. Aunque me sentí incompetente para este sagrado llamamiento de servir como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, sus palabras y la tierna mirada en sus ojos al extenderme esta responsabilidad me hicieron sentirme envuelto en los brazos de amor del Señor.
¿No es una bendición que tengamos profetas, videntes y reveladores sobre la tierra en estos días; hombres que procuran conocer la voluntad del Señor y seguirla? Es reconfortante saber que no estamos solos en el mundo, a pesar de los desafíos que afrontamos en la vida. Tener profetas es una señal del amor de Dios por Sus hijos. Ellos dan a conocer las promesas y la verdadera naturaleza de Dios y de Jesucristo a Su pueblo.
Desde lo más profundo de mi corazón testifico que los profetas hablan por el poder del Santo Espíritu. Testifican de Cristo y de Su divina misión sobre la tierra. Representan la intención y el corazón del Señor y son llamados para representarlo a Él y para enseñarnos a nosotros lo que debemos hacer para volver a vivir en la presencia de Dios y de Su Hijo, Jesucristo. Somos bendecidos al ejercer nuestra fe y seguir sus enseñanzas. Al seguirlos, nuestras vidas son más felices y menos complicadas, nuestras dificultades y problemas son más llevaderos, y creamos una armadura espiritual a nuestro alrededor que nos protegerá de los ataques del enemigo en esta época.
Solemnemente testifico que Jesucristo ha resucitado, Él vive y Él dirige Su Iglesia sobre la tierra por medio de Sus profetas, videntes y reveladores. Testifico que Él es el Salvador y Redentor del mundo y que por medio de Él podemos ser salvos y exaltados en la presencia de nuestro amado Dios. Lo amo; lo adoro. Quiero seguirlo y hacer Su voluntad y ser más como Él.