Principios de ministración
Cómo ministrar MEDIANTE la conferencia general
Con todas las citas inspiradoras, las tradiciones familiares y las enseñanzas de los siervos del Señor, la conferencia general nos ofrece muchas maneras de ministrar antes, durante y después de ese fin de semana.
Susie y Tom Mullen, maestros de la clase de preparación misional, exhortan regularmente a los miembros de la clase a que inviten a alguien a ver la conferencia general.
“El invitar a una persona a hacer algo es una parte integral de la obra misional y se aplica también a la ministración”, dice la hermana Mullen. “Nuestros alumnos nos informan con regularidad sobre lo bien que les ha resultado, tanto a ellos como a la persona invitada”.
Estas son algunas maneras en que sus alumnos dijeron haber tendido una mano a alguien:
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“Ministramos a un amigo que está afrontando algunas dificultades y lo invitamos a escuchar la conferencia general en busca de soluciones. Cuando conversamos con él después de la conferencia, nos dijo que había oído muchas ideas que le ayudarían”.
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“Hicimos una reunión para escuchar juntos la conferencia general y todos llevaron algo sabroso para compartir. Lo pasamos tan bien que decidimos volver a hacerlo”.
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“Invité a un amigo a ver la conferencia general conmigo; mientras hablábamos al respecto, decidimos ir hasta el centro de reuniones a ver si podíamos verla en ese edificio. Lo hicimos, ¡estar allí fue una magnífica experiencia!”.
Tal como lo han aprendido los Mullen y sus alumnos, hay muchas maneras de ministrar mediante la conferencia general; es una forma magnífica de compartir citas inspiradoras, tradiciones familiares, análisis significativos y las enseñanzas de los siervos del Señor.
Invite a su hogar a otras personas
“El Salvador mandó a Sus seguidores a amarse ‘unos a otros; como yo os he amado’ (Juan 13:34); de modo que consideramos la forma en que nos amó Él […]. Si lo tomamos a Él como nuestro modelo, siempre debemos tratar de tender una mano para incluir a todos” —Presidente Dallin H. Oaks1.
Hace unos años, Mike, nuestro excelente maestro orientador notó que mis tres hijos y yo solo teníamos una pequeña computadora portátil para ver la conferencia general, e inmediatamente nos invitó a ir a su casa a verla con él y Jackie, su esposa, insistiendo en que les encantaría que los acompañáramos. Mis hijos estaban muy contentos de ver la conferencia en un televisor; yo valoré mucho aquel apoyo y todos disfrutamos pasar juntos ese tiempo.
Después, ver juntos la conferencia general pasó a ser una tradición. Incluso cuando compramos un televisor, seguimos yendo a casa de Mike y Jackie con nuestros almohadones, cuadernos de notas y refrigerios para la conferencia general. Escuchar las palabras de los profetas juntos hizo que fuera algo más especial. Llegamos a ser como una familia. Mike y Jackie pasaron a estar entre mis mejores amigos y a ser segundos abuelos de mis hijos; su amor y amistad han sido una bendición increíble para mi familia. Estoy sumamente agradecida por su buena voluntad de abrirnos su hogar y su corazón.
Suzanne Erd, California, EE. UU.
Principios a considerar
“Notó”
El Salvador se tomó el tiempo amorosamente para ver las necesidades de los demás y actuó a fin de aliviarlas (véanse Mateo 9:35–36; Juan 6:5; 19:26–27). Nosotros podemos hacer lo mismo.
“Inmediatamente nos invitó”
Una vez que notemos las necesidades de aquellos a quienes ministramos, el siguiente paso es la acción.“Escuchar las palabras de los profetas”
Debemos “reuni[rnos] a menudo” (Moroni 6:5) para aprender juntos, progresar juntos y hablar sobre los asuntos espirituales más importantes para nuestra alma.
“Dios manda a los profetas, que predican la verdad”2 debe ser uno de los conceptos más importantes que nos lleve a extender a aquellos a quienes ministremos la invitación de escuchar al profeta.
“Amor y amistad”
A fin de ayudar a los demás y tener influencia en ellos verdaderamente, debemos entablar relaciones con compasión y “amor sincero” (véase Doctrina y Convenios 121:41).
Usar internet para compartir
“Los medios de las redes sociales son herramientas globales que pueden afectar personal y positivamente a muchas personas y familias; y creo que ha llegado el momento de que nosotros, como discípulos de Cristo, utilicemos estos medios inspirados de manera apropiada y mucho más eficaz para testificar de Dios el Eterno Padre, de Su plan de felicidad para Sus hijos, y de Su Hijo Jesucristo como el Salvador del mundo” —Élder David A. Bednar3.
Internet nos da la oportunidad de compartir el Evangelio con el mundo entero. ¡Me encanta eso! Comparto algunas actividades relacionadas con la conferencia general, pero más que nada, trato de ayudar a generar análisis de los discursos de la conferencia. Las preguntas de otras personas influyen muchas veces para que veamos los temas con una luz nueva y pueden ser también lo que nos impulse a formular preguntas importantes en nuestros propios análisis.
Me he dado cuenta de que, cuando utilizamos preguntas para analizar discursos de la conferencia general con las familias a las que ministramos, eso nos ayuda a ver sus puntos fuertes así como sus necesidades. Una de mis preguntas predilectas es: En su opinión ¿cuál fue el tema predominante en la sesión más reciente de la conferencia general?
La respuesta casi siempre nos permite ver lo que esté sucediendo en su vida y lo que es importante para ellos, y le permite a usted ser un mejor hermano o hermana ministrante, porque puede verlos con más claridad.
Camille Gillham, Colorado, EE. UU.
Principios a considerar
“Compartir el Evangelio”
Hemos hecho convenio de “ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar” (Mosíah 18:9).
“Generar un análisis”
Los mensajes de las conferencias generales tienen el potencial de inspirar conversaciones excelentes, significativas y espiritualmente orientadas; y esa clase de conversaciones fortalece sus relaciones, contribuye a que crezca su testimonio y le brinda gozo (véase Doctrina y Convenios 50:22).
“Haga preguntas”
“Las buenas preguntas le ayudarán a entender los intereses, las preocupaciones o las dudas que tengan otras personas. También pueden realzar la enseñanza, invitar al Espíritu y ayudar a las personas a aprender”4.