Voces de Miembros
¿Estudios o misión?
Nací dentro del convenio y desde niño siempre escuché sobre mi deber de servir en una misión de tiempo completo. Tengo la bendición de tener maravillosos padres que me enseñaron con amor y no con imposición este sagrado deber, ellos me enseñaron el camino correcto y me dejaron andar paso a paso.
Cuando decidí irme a la misión llevaba dos años estudiando la carrera de medicina. Muchos amigos, compañeros de la universidad y familiares dijeron que estaba loco, que no iba a conseguir mi cupo cuando volviera, que olvidaría todo lo aprendido y que posiblemente cuando regresara ya no seguiría estudiando.
Ser misionero me permitió amar a las personas a quienes servía, conocer al Salvador y ser el medio para salvar almas. Al regresar de la misión tuve mejores oportunidades de aprendizaje; no fue fácil o perfecto, pero Dios me bendijo para conocer buenos doctores, amigos y comprender de manera más fácil lo que estudiaba.
El día de mi graduación llevé mi placa de misionero en mi bolsillo del traje, en un momento la saqué y recordé que gracias al Padre Celestial sí pude lograrlo.
Si en algún momento dudas en ir a la misión, recuerda que el Padre te dará cien veces más. Estudiar nunca es perder el tiempo y serás bendecido según tu obediencia con exactitud.