Liahona
La obra misional
Junio de 2024


Voces de los miembros

La obra misional

“He aquí, soy discípulo de Jesucristo, el Hijo de Dios. He sido llamado por él para declarar su palabra entre los de su pueblo, a fin de que alcancen la vida sempiterna” (3 Nefi 5:13)

Hace seis semanas regresé de mi misión. Mi alma, mis fuerzas y cada fibra de mí saben, por el poder del Espíritu Santo, que la obra misional es real. La obra misional va más allá de servir por dos años o dieciocho meses, de portar una placa o de tocar puertas. ¡Es más grande que eso!

Esta obra es la razón de la restauración del Evangelio en los últimos días y nuestro deber como seguidores de Jesucristo. Tal como lo han dicho los profetas, no hay obra más grande que el recogimiento de Israel. Todos podemos ser discípulos de Jesucristo, hace poco me di cuenta de eso.

Ya no porto mi placa misional como antes, pero mi ejemplo es el vivo testimonio de que el Evangelio de Jesucristo tiene poder en la vida de las personas, el cual nos ayuda a avanzar a pesar de las pruebas.

Sé que hay poder en los misioneros. Nosotros, los miembros, somos las manos y los pies de la obra porque sin nuestra luz, sin nuestro testimonio y sin nuestro ejemplo jamás se podrá recoger a Israel.

Es mi invitación que donde sea que se encuentren oren y pidan al Señor por oportunidades para enseñar el Evangelio y Su respuesta les sorprenderá. Llegarán a saber que, así como Jesucristo vive, en cada uno se encuentra un discípulo fiel, listo para meter su hoz con todas sus fuerzas. Aunque el mundo parezca decaer más y más, esta obra nunca les fallará, les dejo mi testimonio personal de ello, en el nombre de Jesucristo. Amén.