Voces de los miembros
Las ordenanzas del templo sellan a las familias por la eternidad
Realizar la obra vicaria por nuestros antepasados nos eleva, nos une como familias
Me asombré cuando me di cuenta del alcance que tiene el servicio desinteresado de la indexación alrededor del mundo.
Gracias a ese esfuerzo, encontré el registro de mi tatarabuelo, Pietro Perona Forno. En 1889, a la edad de veintitrés años vino en el barco “La Champagne” desde Italia a Nueva York, Estados Unidos, y luego a Guatemala. Desconozco las razones por las cuales él migró a un país lejano y extraño para establecerse en San Sebastián, Retalhuleu, Guatemala.
Tuvo hijos y varias nietas, incluyendo a mi abuela, María Aurora Hernández Perona. Gracias a las ordenanzas del templo, sé que mi bella familia está unida del otro lado del velo, eso me llena de esperanza y fe. Deseo seguir buscando más registros de Lombardía, Italia, el lugar de origen de mi tatarabuelo y avanzar más allá de mi sexta generación.
Testifico que el amor une a las familias a través de los convenios en el templo. El realizar la obra vicaria por ellos nos eleva, nos une como familias. Nuestros antepasados esperan todo de nosotros.