“La única Iglesia verdadera y viviente”, Temas y preguntas, 2023
Preguntas sobre la Iglesia y el Evangelio
La única Iglesia verdadera y viviente
Reseña
Desde el comienzo de la restauración del Evangelio hasta el presente, los líderes de la Iglesia han afirmado que todas las personas son hijos de Dios. Nuestro Padre Celestial ama y desea bendecir a todos Sus hijos.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no afirma tener el monopolio de la bondad y la verdad. Hay innumerables personas en todo el mundo que son ejemplos de integridad y buena voluntad y se pueden encontrar principios verdaderos y sanos en diversas religiones y sistemas éticos en todo el mundo. Cada uno de nosotros tiene derecho a creer y adorar según nos dicte nuestra propia conciencia (véase Artículos de Fe 1:11).
Al mismo tiempo, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene una comisión única de Dios para ofrecer la plenitud del Evangelio de Jesucristo al mundo. El Señor mismo declaró que la Iglesia es “la única iglesia verdadera y viviente sobre la faz de toda la tierra” (Doctrina y Convenios 1:30). El mensaje del Evangelio que compartimos incluye preciadas verdades restauradas, que no se encuentran en ningún otro lugar, acerca de Dios y nuestra relación con Él. La Iglesia también tiene la autoridad del sacerdocio de Dios para administrar las ordenanzas mediante las cuales entramos en una relación por convenio con Él.
Los Santos de los Últimos Días creen y testifican que vivir el Evangelio restaurado brinda gozo duradero, sana las consecuencias del pecado y prepara a los hijos de Dios para vivir de nuevo en Su presencia.
¿Qué opinión tiene La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días de otras tradiciones religiosas?
Creemos que Dios inspira a buenas personas de todas las religiones y creencias. En 1978, la Primera Presidencia de la Iglesia declaró: “Los grandes líderes religiosos del mundo como Mahoma, Confucio y los Reformadores, al igual que los filósofos como Sócrates, Platón y otros, recibieron una porción de la luz de Dios. Dios les dio a conocer verdades morales para iluminar a naciones enteras y brindar un mayor nivel de entendimiento a las personas”. Nos unimos a personas de fe y buena voluntad de todo el mundo para fortalecer comunidades, cuidar de los necesitados y llevar a cabo la obra de Dios en el mundo.
Los Santos de los Últimos Días valoran todo lo “virtuoso, o bello, o de buena reputación o digno de alabanza” que hay en otras iglesias y tradiciones religiosas del mundo. El presidente Gordon B. Hinckley enseñó: “A estos decimos, en un espíritu de amor: traigan todo lo bueno y toda la verdad que hayan recibido de cualquier fuente y veamos si podemos añadir a ellas”.
¿Qué significa que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la “única Iglesia verdadera y viviente”?
La Iglesia es guiada por Jesucristo, quien revela Su voluntad en nuestros días a los profetas vivientes y a otros líderes inspirados. La revelación continua del Salvador permite que la Iglesia esté alineada con el cielo y también que crezca y progrese, para ser una Iglesia tanto verdadera como viviente. Todos los seres vivos crecen y cambian. Como dijo el presidente Russell M. Nelson: “Somos testigos de un proceso de restauración. Si piensan que la Iglesia ha sido restaurada completamente, les digo que apenas están observando el principio. Hay mucho más por venir”.
El Evangelio restaurado que se encuentra en la Iglesia del Señor proporciona conocimiento y verdad que no se encuentran en ningún otro lugar. Ofrece acceso individual al poder santificador de Dios por medio del Espíritu Santo y a la salvación y exaltación de la familia de Dios por medio de las ordenanzas del sacerdocio. En Doctrina y Convenios 1:30, el Señor declaró que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es “la única iglesia verdadera y viviente sobre la faz de toda la tierra, con la cual yo, el Señor, estoy bien complacido, hablando a la iglesia colectiva y no individualmente”.
¿Tengo que ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para ser salvo?
Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, creemos que Dios ha preparado una vía para que todos Sus hijos obtengan la salvación mediante la Expiación de Su Hijo Jesucristo. Todos serán salvos de la muerte por medio de la Resurrección de Jesucristo. Una gloriosa visión que se mostró al profeta José Smith enseña además que prácticamente todos los hijos de Dios heredarán un reino de gloria después de la Resurrección.
Estas enseñanzas afirman el gran poder de nuestro amoroso Dios para salvar y Su profundo deseo de hacerlo. Dios nos ofrece todo lo que tiene, pero nosotros debemos escoger aceptar esas bendiciones. Para recibir la exaltación, la plenitud de gloria que Dios ofrece, debemos hacer convenios con Él, aceptar a Jesucristo y Su Evangelio, esforzarnos por vivir de acuerdo con las enseñanzas y el ejemplo de Jesús, y arrepentirnos humildemente de nuestros pecados cuando nos equivoquemos. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene la autoridad de Dios para ofrecer los convenios y las ordenanzas del Evangelio de Jesucristo que nos preparan para el más alto grado de gloria en el Reino Celestial de Dios.
Por supuesto, la mayoría de los hijos de Dios a lo largo de la historia del mundo nunca han sido miembros de la Iglesia de Jesucristo. De hecho, la mayoría de las personas que han vivido en la tierra no han oído hablar de Jesucristo. Sin embargo, hay innumerables personas buenas —en toda época, religión y cultura del mundo— que ejemplifican la divinidad en su vida. Cada persona tendrá la oportunidad, en esta vida o en la venidera, de que se le enseñe la plenitud del Evangelio y de aceptar o rechazar sus ordenanzas y convenios (véase Doctrina y Convenios 138:30–35, 57–59).
¿Por qué la Iglesia no acepta los bautismos de otros cristianos?
Poco después de que se organizara la Iglesia de Jesucristo en 1830, los futuros miembros que ya habían sido bautizados se preguntaban si debían bautizarse de nuevo en la Iglesia recién restaurada. En respuesta, el Señor reveló por medio de José Smith que era necesario ser bautizado por la autoridad del sacerdocio que Él había restaurado. Si bien la Iglesia respeta las intenciones justas de otros cristianos en sus bautismos anteriores, seguimos esa enseñanza hoy en día.
¿Tiene Dios un “pueblo escogido”?
Cada uno de nosotros es un amado hijo de Dios. Las Escrituras enseñan que Dios hace convenios con Sus hijos para invitarlos a una relación eternamente vinculante con Él. De la Biblia aprendemos que Dios estableció Su convenio con Abraham, declarando que por medio de la familia de Abraham todo el mundo sería bendecido (véanse Génesis 17:1–7; 22:17-18). Ese convenio se renovó con los hijos de Israel, descendientes de Abraham (véase Génesis 28:10–15). Aunque las personas en diferentes épocas a lo largo de la historia han entendido que este convenio se limitaba a un linaje específico, el Señor reveló a Sus apóstoles que “Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace lo justo”.
La restauración del Evangelio por medio de José Smith fue una renovación del convenio sempiterno de Dios en los últimos días. Toda persona que escoja concertar un convenio con el Señor por medio de la debida autoridad es parte de Su pueblo del convenio. Como Dios le dijo a Abraham: “cuantos reciban este evangelio […] serán considerados tu descendencia”. Como resultado de elegir seguir a Jesucristo, llegan a ser “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido [preservado] por Dios”.
¿Cuál es la opinión de la Iglesia en cuanto a la libertad religiosa?
El plan de salvación de nuestro Padre Celestial depende de nuestra capacidad de escoger por nosotros mismos, haciendo de la libertad religiosa un principio fundamental del Evangelio de Jesucristo.
Los Santos de los Últimos Días han valorado la libertad religiosa desde los primeros días de la Iglesia. La experiencia de José Smith como víctima de persecución y violencia le enseñó a defender la libertad religiosa, no solo para los Santos de los Últimos Días, sino para todas las personas. Instó a los santos a “despojar[se] de toda traza de censura e intolerancia para con el parecer religioso de los hombres”. Enseñó que “la primera ley de todo lo sagrado” es “el derecho inalienable del hombre de pensar como le parezca [y] adorar como le parezca”.
En la actualidad, los líderes de la Iglesia afirman la importancia de permitir que todas las personas “adoren cómo, dónde o lo que deseen”. Dirigiéndose a todas las personas de fe, el presidente Dallin H. Oaks exhortó: “Con el amor y el respeto mutuos que enseñan los mandamientos divinos, necesitamos encontrar maneras de aprender unos de otros y de reafirmar los compromisos comunes que nos mantienen unidos y promueven sociedades plurales estables. Debemos caminar unidos por la senda de la libertad religiosa para todos, al mismo tiempo que ejercemos esa libertad para practicar nuestras creencias distintivas”.