Lección 28
El Campo de Sión se dirige hacia Misuri
Objetivo
Que los niños comprendan que las tribulaciones y las pruebas de fe nos fortalecen si somos fieles y obedientes.
-
Estudie, con oración, Doctrina y Convenios 103:1–6, 27–36; el relato histórico que se encuentra en esta lección, y Doctrina y Convenios 105:1–13, 18–23. Después, estudie la lección y decida qué método empleará para enseñar a los niños los relatos y los acontecimientos históricos y de las Escrituras. (Véase “Cómo preparar las lecciones”, págs. VI–VIII y “La enseñanza de los acontecimientos históricos y de las Escrituras”, págs. VIII–X.)
-
Lectura complementaria: Abraham 3:24–26 y el resto de la sección 103 de Doctrina y Convenios y la sección 105.
-
Elija las preguntas para analizar y las actividades complementarias que mejor promuevan la participación de los niños y los ayude a alcanzar el objetivo de la lección.
-
Materiales necesarios:
-
Un ejemplar de Doctrina y Convenios para cada niño.
-
La Perla de Gran Precio.
-
Una hoja de papel y un lápiz para cada niño.
-
La lámina 5–27, El Señor protege el Campo de Sión (62033).
-
Sugerencias para el desarrollo de la lección
Pida a uno de los niños que ofrezca la primera oración.
Actividad para despertar el interés
Diga a los niños que les va a hacer una prueba. Entregue a cada uno una hoja de papel y un lápiz, y pídales que escriban sobre el costado izquierdo de la hoja y hacia abajo los números del 1 al 7. A medida que usted vaya leyendo las declaraciones, ellos deben decidir si son correctas o incorrectas y escribir una C si es correcta o una I si es incorrecta junto al número correspondiente a la declaración que usted haya leído. Lea las siguientes declaraciones:
-
José Smith vio al Padre Celestial y a Jesucristo. (C)
-
El ángel Moroni habló con José Smith. (C)
-
José Smith tradujo el Libro de Mormón de las planchas de plata. (I; las planchas eran de oro.)
-
José Smith y Oliver Cowdery se bautizaron el uno al otro luego de recibir el Sacerdocio Aarónico. (C)
-
Abraham, Isaac y Jacob confirieron el Sacerdocio de Melquisedec a José Smith y a Oliver Cowdery. (I; el Sacerdocio de Melquisedec fue conferido por Pedro, Santiago y Juan.)
-
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue organizada el 6 de abril de 1830. (C)
-
Dios llamó a José Smith como profeta. (C)
Analice brevemente las respuestas; si los niños tienen alguna incorrecta, pídales que las corrijan.
Analice con los niños las pruebas (exámenes) que ellos tienen en la escuela.
• ¿Por qué razón ponen pruebas los maestros? (Para saber si hemos aprendido cierta información o si estamos aprendiendo a hacer ciertas cosas, y ayudarnos a saber si estamos aprendiendo.)
• ¿Qué otras pruebas tenemos en la vida?
Explique que una de las razones por las cuales se nos envió a la tierra fue para probar nuestra fe en Jesucristo. Estamos aquí para probar que viviremos de la forma en que nuestro Padre Celestial y Jesucristo desean que lo hagamos (véase Abraham 3:24–25), a pesar de las pruebas y dificultades que enfrentemos. Algunas veces no vivimos de la manera en que nuestro Padre Celestial y Jesucristo desean que lo hagamos, pero podemos arrepentirnos y cambiar para hacer lo correcto. Dígales que en esta lección aprenderán sobre el Campo de Sión, una experiencia que puso a prueba la fe de algunos de los primeros miembros de la Iglesia.
Acontecimientos históricos y de las Escrituras
Enseñe a los niños acerca de las experiencias que los miembros de la Iglesia tuvieron en el Campo de Sión, tal como se describen en el siguiente relato histórico y en las secciones 103 y 105 de Doctrina y Convenios. Muestre la lámina en el momento que considere más apropiado.
Durante el invierno de los años 1833–1834, las turbas de enemigos persiguieron y echaron de sus casas a los miembros de la Iglesia que vivían en el condado de Jackson, estado de Misuri. Los santos casi no tenían comida ni protección contra las inclemencias del crudo invierno. El gobernador de Misuri, el señor Daniel Dunklin, prometió que los ayudaría a recobrar sus casas y sus tierras si organizaban un grupo de hombres para protegerse contra los ataques del populacho. Los líderes de la Iglesia en Misuri enviaron entonces a Kirtland a los hermanos Parley P. Pratt y a Lyman Wight para buscar ayuda y recibir consejo del profeta José Smith. El Profeta recibió una revelación (D. y C. 103), en la cual el Señor les mandó que organizara un grupo de hombres y se dirigiera a Misuri para ayudar a los miembros de la Iglesia de ese lugar. Ese grupo, al cual se le llamó el Campo de Sión, debía llevar comida, ropa y dinero a los miembros de Misuri y ayudarlos a recobrar sus casas y sus tierras.
El Señor quería que el Campo de Sión tuviera quinientos hombres, pero si los líderes de la Iglesia no podían reunir quinientos, tenían que juntar por lo menos cien (véase D. y C. 103:30–34). Los hombres fueron reunidos lentamente, pero para cuando el campo llegó a Misuri, la cantidad había aumentado a más de doscientos hombres; el más joven de ellos tenía dieciséis años de edad y el mayor setenta y nueve; también les acompañaban varias mujeres y niños. Los integrantes del campo llevaban veintinueve carromatos, pero como estaban llenos de provisiones para auxiliar a los miembros de la Iglesia en Misuri, los hombres tuvieron que ir andando durante casi todo el camino.
Antes de que el Campo de Sión emprendiera la marcha, el Profeta organizó a los hombres en compañías, con un capitán a la cabeza de ellas, y estableció las reglas que habrían de seguir. El 5 de mayo de 1834, el Campo de Sión comenzó la marcha de mil seiscientos kilómetros desde Kirtland, estado de Ohio, hasta el estado de Misuri. Los hombres oraban todos los días por la mañana y por la noche y se reunían los domingos para recibir la Santa Cena y escuchar discursos. Con el fin de prepararse para los posibles ataques de las turbas, organizaban simulacros de batallas y enfrentamientos entre ellos mismos. Refiriéndose al viaje, el profeta José Smith dijo: “Dios estaba con nosotros y Sus ángeles nos acompañaban, porque los vimos” (History of the Church, tomo 2, pág. 73; véase también D. y C. 103:20).
La larga marcha fue difícil y los hombres pasaron grandes tribulaciones. El clima era caliente y húmedo, y los caminos eran malos. A los hermanos les dolían los pies, se les habían ampollado y muchas veces les sangraban. Tenían problema para conseguir comida y agua potable, y en varias ocasiones tuvieron que comer alimentos echados a perder y colar el agua antes de beberla para sacarle los insectos. Debido a todas esas penurias, había contención y riñas entre algunos de ellos; e incluso, culpaban a José Smith de ellas.
Una noche, se suscitó una disputa entre Sylvester Smith (que no era pariente del Profeta) y algunos de los otros hermanos, quienes le pidieron al Profeta que resolviera el problema. Debido a que Sylvester Smith y algunos de los hombres eran muy rebeldes, les amonestó, diciéndoles que tendrían más problemas antes de que se fueran del lugar donde estaban acampados. A la mañana siguiente, casi todos los caballos del campo estaban enfermos. José Smith les dijo a los hombres que si se arrepentían y se humillaban delante del Señor, los caballos se pondrían bien nuevamente. Los hermanos se arrepintieron, y para el mediodía todos los caballos se habían recuperado, menos el de Sylvester Smith, que murió.
Cuando el Campo de Sión llegó a Misuri, José Smith envió a Parley P. Pratt y a Orson Hyde a la capital del estado a hablar con el gobernador Dunklin. Cuando estos dos hermanos regresaron, llevaron la noticia de que el gobernador había cambiado de idea y se negaba a ayudar a los miembros de la Iglesia a que recuperaran sus casas y sus propiedades. El gobernador les sugirió que se olvidaran de las propiedades que tenían en Misuri y buscaran otro lugar donde vivir. A pesar de esas desalentadoras noticias, el Campo de Sión continuó su camino hacia el condado de Jackson.
Durante el trayecto, los integrantes del populacho de Misuri espiaron y molestaron a los miembros del Campo de Sión. Uno de los dirigentes del populacho, James Campbell, juró: “Qué me devoren los animales salvajes si antes de dos días no termino con José Smith y su ejército”. Campbell y sus acompañantes trataron de cruzar el río Misuri, pero su bote se hundió en medio del río y James Campbell y otros seis hombres se ahogaron. El cuerpo sin vida de Campbell flotó río abajo y las aves de rapiña y otros animales comieron su carne antes de que sus restos fueran encontrados. (Véase History of the Church, tomo 2, págs. 99–100.)
Una noche, el Campo de Sión se detuvo a orillas del río Fishing y mientras los hermanos se preparaban para acampar, llegaron a caballo cinco maleantes armados y los amenazaron diciéndoles que un grupo de hombres iría a atacarlos. Algunos de los hermanos del Campo de Sión quisieron pelear contra el populacho, pero José Smith les dijo que confiaran en la protección del Señor. Poco después se desató una terrible tormenta y la lluvia y el granizo comenzaron a caer y la tierra tembló. Los relámpagos iluminaban el cielo sin interrupción mientras los truenos dejaban oír sus potentes rugidos. La tormenta empapó las municiones de los atacantes, asustó a los caballos haciéndolos huir, les agujeró los sombreros e incluso rompió algunos de sus rifles. La lluvia subió tanto el nivel del río que el populacho no pudo cruzarlo para atacar a los hombres del Campo de Sión.
Al comienzo del viaje, José Smith le había hecho al Campo de Sión una advertencia profética en la cual dijo a los hermanos que si reñían, protestaban y no guardaban los mandamientos del Señor, caería una plaga (una gran aflicción o enfermedad) sobre el campo. El Profeta dijo también que algunas personas morirían debido a esa plaga, pero les advirtió que si se humillaban y se arrepentían, ésta desaparecería.
Tres semanas más tarde, esa profecía se cumplió cuando una grave enfermedad llamada cólera azotó al Campo. Tanto los que habían sido obedientes como los que habían reñido y protestado enfermaron; inclusive el profeta José y su hermano Hyrum contrajeron la enfermedad y estuvieron tan graves que pensaron que iban a morir y trataron de orar varias veces para pedir ayuda. “De repente, Hyrum saltó de la cama y exclamó: ‘¡José, regresaremos a nuestro hogar! He visto en una visión a nuestra madre arrodillada debajo de un manzano, pidiéndole a Dios, con lágrimas, que nos permita salvarnos… El Espíritu me testifica que sus oraciones, unidas a las nuestras, serán contestadas’” (citado en Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, pág. 229; véase “La familia del profeta José Smith”, véase Liahona, enero de 1992, pág. 7).
Después de ocho días de enfermedad en el campo, el profeta José se reunió con varios hermanos del grupo y les dijo que si se humillaban ante el Señor y hacían convenio de guardar Sus mandamientos, el cólera desaparecería inmediatamente. Los hombres levantaron las manos e hicieron convenio con el Señor y la enfermedad se alejó de ellos. Aproximadamente sesenta y ocho personas del Campo de Sión contrajeron la enfermedad y catorce murieron a consecuencia de ella.
A finales de junio de 1834, José Smith recibió una revelación del Señor (D. y C. 105) en la que ordenaba a los hombres del Campo de Sión no pelear contra las turbas del estado de Misuri. Algunos de los hombres del Campo de Sión regresaron a las misiones donde habían estado prestando servicio misional, mientras que otros permanecieron en Misuri y los demás regresaron a sus hogares y a sus familias. Aun cuando el Campo de Sión no ayudó a los miembros de la Iglesia de Misuri a recobrar sus casas y sus tierras, sirvió un importante propósito, ya que fue una prueba de fe para las personas que participaron de él. Ellos tuvieron que aprender a seguir al profeta José Smith sin protestar y a vencer los obstáculos que enfrentaron. Los hermanos que pasaron esa prueba y permanecieron fieles llegaron a ser líderes fuertes de la Iglesia: la mayoría de los primeros miembros del Quórum de los Doce Apóstoles y del Primer Quórum de los Setenta se eligieron de los hombres que formaban ese grupo.
Preguntas para analizar y aplicar
Al preparar la lección, estudie las preguntas y los pasajes de las Escrituras que se encuentran a continuación. Después, utilice las preguntas que usted considere que mejor ayudarán a los niños a comprender las Escrituras y a aplicar los principios a su vida. El leer los pasajes con los niños en la clase ayudará a que entiendan mejor las Escrituras.
• ¿Por qué organizó José Smith el Campo de Sión? (D. y C. 103:1.) ¿Para qué fue organizado originalmente? ¿Cuántos hombres quería el Señor que integraran el Campo de Sión? (D. y C. 103:30.) ¿Por qué estuvo dispuesto a aceptar solamente a cien? (Sabía que no todos estarían dispuestos a brindar su ayuda; D. y C. 103:31–34.)
• ¿Cuáles fueron algunas de las pruebas que afrontaron los miembros del Campo de Sión? (Véase la actividad complementaria Nº1.) ¿Qué fue lo que hicieron para acarrear sobre sí mismos algunos de los problemas que tuvieron? ¿En qué forma a veces nos acarreamos nuestros propios problemas? ¿Por qué enfrentaron pruebas tanto los que fueron obedientes como los que riñeron y protestaron? ¿Por qué a veces nosotros también enfrentamos pruebas y problemas a pesar de que hemos sido obedientes? (Algunas de las respuestas podrían ser: para nuestro progreso e instrucción; para probarnos; debido a accidentes; porque al tener otras personas su albedrío muchas veces se comportan en forma equivocada y nos perjudica también a nosotros.)
• ¿Cómo supieron los miembros del Campo de Sión que el Señor les estaba protegiendo? ¿Cómo sabemos que el Señor nos cuida y nos protege? ¿Qué podemos hacer para obtener la ayuda del Señor en nuestra vida?
• ¿Por qué el Campo de Sión no logró el objetivo para el cual se había formado, o sea, recobrar las casas y las tierras de los miembros de la Iglesia en Misuri? (D. y C. 105:1–6.) ¿Qué necesitan hacer los miembros antes de que Sión se establezca en Misuri? (D. y C. 105:9–11.) Explíqueles que el establecimiento de Sión en Misuri todavía no se ha realizado y que se llevará a cabo poco antes de la segunda venida del Salvador.
• ¿Por qué permitió el Señor que estos hombres pasaran todas las tribulaciones del Campo de Sión si más tarde les mandó que no pelearan contra el populacho como habían planeado? (D. y C. 105:19.) ¿Qué significa “poner a prueba su fe”? Indique que muchos de los hermanos que integraron el Campo de Sión probaron que podían mantenerse fieles; no protestaron, ni riñeron ni se enojaron. Su fe se hizo cada vez más fuerte y aprendieron mucho acerca de liderazgo al escuchar y observar al Profeta.
• ¿Cómo se pone a prueba la fe que tenemos en el Padre Celestial y Jesucristo? ¿Qué pruebas han tenido relacionadas con su fe? ¿En qué forma los han convertido esas pruebas en personas más fuertes?
• Pida a uno de los niños que lea en voz alta Doctrina y Convenios 105:23. ¿Qué características deseaba el Señor que tuvieran los miembros de la Iglesia? ¿De qué manera la fidelidad, la oración y la humildad nos fortalecen y nos ayudan a soportar nuestras pruebas de fe? (Véase la actividad complementaria Nº4.)
Actividades complementarias
En cualquier momento de la lección o como repaso, resumen o cometido utilice una o más de las siguientes actividades:
-
Lleve a la clase un pequeño trozo de madera áspera y una hoja de papel de lija (o una piedra áspera y otra bien pulida y adapte la actividad de acuerdo con lo que lleve).
-
¿Cuáles fueron algunos de los problemas que enfrentaron los miembros del Campo de Sión? (Algunas de las respuestas podrían ser: enfermedades, persecuciones por parte de los enemigos, riñas, mal temperamento, comida echada a perder, agua insalubre, gran dolor en los pies, etc.)
A medida que los niños enumeren los problemas, permítales palpar el trozo de madera y pídales que se fijen cuán áspera es. Compare ese trozo de madera con los hijos de Dios antes de ser probados por medio de las tribulaciones y los problemas.
-
¿Les gustaría utilizar un objeto (como un lápiz o una cuchara) hecho de este trozo de madera? ¿Por qué no?
-
¿Cuáles son algunas de las pruebas que enfrentamos en la vida?
Escriba las respuestas de los niños en la pizarra.
-
¿Cómo podemos sobrellevar esas pruebas?
A medida que analiza las pruebas que enfrentamos y la forma en la cual podemos superarlas, frote la madera con la lija, hasta que por lo menos sobre una parte de la madera quede lisa. Compare esto con la influencia purificadora de enfrentar los problemas y superarlos. Al superar nuestros problemas, las imperfecciones se “alisan” y nos volvemos mejores personas y más útiles a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo.
Deje que los niños vuelvan a palpar el trozo de madera para que vean la diferencia que existe entre la parte áspera y la parte lisa.
-
-
Haga dos círculos grandes sobre la pizarra. En uno escriba Vida preterrenal y en el otro Vida en la tierra. Lea junto con los niños Abraham 3:24–26 y explíqueles que nuestro primer estado fue la vida preterrenal, nuestra vida antes de que naciéramos en la tierra.
-
¿Cómo sabemos que pasamos nuestra prueba allí? (Guardamos nuestro primer estado; nacimos en la tierra.)
Explique que nuestro segundo estado es nuestra vida en la tierra.
-
¿Qué tenemos que hacer para pasar nuestra prueba aquí y probar que podemos hacer “todas las cosas que el Señor [nuestro] Dios [nos] mandare”?
Pida a los niños que escriban en la pizarra (o usted hágalo por ellos) una lista de las cosas que Dios les ha pedido que hagan (tales como pagar los diezmos, ir a la Iglesia y amarse los unos a los otros). Pídales que elijan una o dos cosas en las cuales deseen esforzarse durante la semana entrante y que las escriban al dorso de la hoja de la prueba que hicieron en la actividad para despertar el interés.
Explique a los niños que seremos probados durante toda nuestra vida, que no podemos guardar los mandamientos un día o una semana y pensar que ya hemos pasado nuestra prueba. Por otro lado, si quebrantamos un mandamiento, no por eso hemos fracasado para siempre, ya que si nos arrepentimos y guardamos los mandamientos en el futuro, aún seremos dignos de regresar a nuestro Padre Celestial.
-
-
Seleccione una parte del relato histórico para que los niños la dramaticen. Si lo desea, podría escribir un libreto para que ellos lo lean, o narrar el relato y hacer que los niños representen o caractericen lo que los personajes habrían dicho en esas circunstancias.
-
Enumere y analice los principios que se encuentran en Doctrina y Convenios 105:23–24 que se apliquen a los niños, tales como ser fieles, devotos en las oraciones, ser humildes y no jactarse ni hacer alarde de lo que creemos y hacemos. Ayúdeles a comprender que el guardar esos principios puede ser de gran ayuda en los momentos de pruebas. Pida a los niños que decidan lo que vayan a hacer la siguiente semana para cumplir mejor con esos principios.
-
Organice la clase en un “Campo de Sión” y analicen qué pueden hacer en conjunto para ayudar a los miembros de su barrio o rama. Por ejemplo, visitar a una hermana viuda, participar en un proyecto de limpieza del barrio o de la rama, o invitar a un miembro menos activo de la clase a asistir a la Primaria. Luego de obtener la aprobación de su líder del sacerdocio, elijan y lleven a cabo un proyecto de servicio.
-
Canten o repitan la letra de la canción “El plan de Dios puedo seguir” (Canciones para los niños, pág. 86).
Conclusión
Testimonio
Testifique en cuanto a lo que usted siente al saber que ha tenido la oportunidad de venir a la tierra, y exprese su deseo de ser digno de regresar algún día a vivir con nuestro Padre Celestial y Jesucristo. Recuerde a los niños que si son fieles y obedientes, aun durante las aflicciones y las pruebas, habrán demostrado ser merecedores de esa gran bendición.
Sugerencias de lectura
Sugiera que los niños estudien en casa Doctrina y Convenios 105:1–6, 9–10 como repaso de la lección de hoy.
Sugerencias para que los niños hablen con la familia
Exhorte a los niños a que hablen con la familia sobre una parte específica de la lección, tal como un relato, una pregunta o actividad, o que lean con ella la “Sugerencia de lectura” que tienen para estudiar en casa.
Pida a uno de los niños que ofrezca la última oración.