Oración dedicatoria

Templo de San Juan, Puerto Rico, 15 de enero de 2023

Oh, Dios, nuestro Padre Eterno, Creador del cielo y la tierra, Autor de la inmortalidad y la vida eterna, Tú, gran Elohim.

Confiando en la misericordia, los méritos y la gracia de Tu Hijo Unigénito, con humildad te rogamos que nos escuches este día en que nos congregamos y te dedicamos este, el Templo de San Juan, Puerto Rico.

Te damos gracias, Padre Santo, por los medios con los que nos has bendecido en la Iglesia para construir este y muchos otros templos por todo el mundo. Te damos gracias porque esta isla ahora está engalanada con una Casa del Señor. Reconocemos y te damos las gracias por la fe y los sacrificios de los Santos de los Últimos Días de Puerto Rico que activamente te sirven a Ti y a sus semejantes, que con diligencia cumplen con sus llamamientos, que ministran de forma desinteresada, que generosamente contribuyen con sus diezmos y ofrendas, y que procuran hacer Tu voluntad en todas las cosas mientras caminan con paciencia por Tu senda de los convenios.

Oh, Tú, que todo lo ves y que guardas el convenio, bendice abundantemente a estos fieles santos. Que nunca les falte el pan ni ninguna de las cosas necesarias de la vida. Escucha sus oraciones y respeta sus ofrendas. Fortalécelos en la fe para que nunca se cansen de hacer lo bueno, para que no desfallezcan en el camino. Concédeles gozo en esta esfera terrenal y esperanza y certeza de vida eterna contigo en Tu reino celestial.

Oramos por aquellos que han sido bautizados y que iniciaron la senda de los convenios pero se han desviado del camino, o cuyo compromiso ha disminuido. Ayúdanos a extenderles una mano de hermandad. Renueva en su corazón el deseo de honrar las promesas que te han hecho, a fin de que una vez más puedas derramar sobre ellos todas Tus promesas y bendiciones. Tal como Alma exclamó, “… sus almas son preciosas […]; danos […] poder y sabiduría para que podamos traer a estos, nuestros hermanos [y hermanas], nuevamente a ti” (Alma 31:35).

Y ahora, amado Padre, en virtud de la autoridad del santo Sacerdocio de Melquisedec y bajo las llaves del Presidente de la Iglesia, te dedicamos este edificio, el Templo de San Juan, Puerto Rico, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Dedicamos los cimientos, los muros y las ventanas, el tejado y la torre y todos los demás elementos del edificio del templo. Dedicamos las habitaciones, el mobiliario, los utensilios y el equipamiento que se utilizarán en la administración del templo y de sus sagradas ordenanzas. Dedicamos y bendecimos los jardines del templo para que contribuyan al sentimiento de adoración y reverencia, a fin de que honren esta santa casa y Tu nombre.

Con corazones agradecidos, te pedimos que aceptes esta casa, ahora dedicada a Ti, como una ofrenda digna en nuestras manos. Rogamos que Tu nombre esté aquí, y que este sea un lugar de santidad de hoy en adelante. Rogamos que el templo sea protegido y preservado de los daños, la impureza y los malignos designios del adversario. Que esta Casa del Señor cumpla para siempre Tus propósitos en la salvación y exaltación de Tus hijos, tanto vivos como muertos.

Querido Padre, rogamos que la presencia de Tu templo en esta isla haga descender Tus bendiciones sobre Puerto Rico, su gente y sus líderes. En los últimos años, ellos han sufrido tormentas y catástrofes naturales que han causado destrucción, adversidad y sufrimiento. Bendícelos ahora con un período de calma y alivio, y con el tiempo y los medios para recuperarse, reconstruir y prepararse para un futuro más prometedor. Recuerda a los pobres y los necesitados, a las viudas y los huérfanos. Guía al Gobierno y a otros líderes de Puerto Rico mediante las impresiones de Tu Santo Espíritu para que actúen con sabiduría e integridad, y para que desinteresadamente procuren el bien común. Cuando, en el futuro, surja la oportunidad de que la gente decida la condición política de Puerto Rico, concédeles sabiduría y entendimiento para saber qué alternativa será mejor para ellos y las generaciones futuras. Que se haga Tu voluntad.

Te damos las gracias por la restauración de la plenitud del Evangelio, el sacerdocio y la Iglesia de Jesucristo. Te damos gracias por el profeta José Smith, quien se halla a la cabeza de esta grande y última dispensación del Evangelio. Te damos gracias por el Libro de Mormón. Rogamos que la obra de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el Reino de Dios sobre la tierra, pueda “ext[enderse] […] para que venga el reino de los cielos” (Doctrina y Convenios 65:6).

Rogamos que bendigas a Tus siervos, al Presidente de la Iglesia, Russell M. Nelson, y a sus consejeros en la Primera Presidencia; al Cuórum de los Doce Apóstoles; a los Cuórums de los Setenta; al Obispado Presidente y a los líderes y miembros de la Iglesia en todos los niveles y en todos los lugares. Magnifica y protege a los misioneros de la Iglesia del pasado, el presente y el futuro. Fortalece las estacas y las familias de Sion aquí y en todo el mundo, para que Sion pueda establecerse y prosperar.

Oh, amado Padre, nos regocijamos en Ti y en este día. Te damos gracias por Tu amor y longanimidad. Recibe este templo y presérvalo en santidad, y presérvanos a cada uno de nosotros en santidad, te rogamos, en el nombre de Tu Hijo, nuestro Redentor, Jesucristo. Amén.