Los niños tienen el derecho de ser criados por padres que honren los votos matrimoniales y puedan proporcionarles amor y sostén. La adopción puede ser una gran bendición para muchos niños que nacieron sin esa oportunidad. La adopción puede también ser una gran bendición para las parejas que no pueden concebir sus propios hijos.
Información adicional
Cuando se concibe un niño fuera del matrimonio, la mejor opción es que la madre y el padre del niño se casen y se esfuercen por establecer una relación familiar eterna. Si es poco probable que dicho matrimonio tenga éxito, es aconsejable que den su hijo en adopción, de preferencia a través de los Servicios para la familia SUD. El dar al niño en adopción por medio de los Servicios para la familia SUD ayuda a los padres que no estén casados a hacer lo que es mejor para el niño, les da la seguridad de que el niño será sellado a una madre y a un padre en el templo y extiende las bendiciones del Evangelio hacia todas las personas involucradas. La adopción es una decisión altruista y de amor que bendice a los padres biológicos, al niño y a la familia adoptiva.
Las parejas casadas que deseen adoptar un niño deben cerciorarse de conocer todos los requisitos legales de los países y de las agencias gubernamentales que estén involucradas; deben pedir consejo de sus líderes del sacerdocio y, de ser posible, del personal de Servicios para la familia SUD. Si la agencia de Servicios para la familia SUD no se encuentra en su localidad, las parejas pueden consultar con sus líderes del sacerdocio a fin de encontrar agencias autorizadas que protejan tanto a los niños como a los padres adoptivos.
—Véase Leales a la fe, 2004, pág. 3 y 10.